Por Osvaldo Arsenio
Cada cuatro años y teniendo a mano los registros recientes del resultado olímpico, se habla mucho de política deportiva tanto en los países que la tienen, como en los que no, y se suele discutir así el futuro del alto rendimiento.
Aquellos países que llevan décadas involucrados en un proyecto exitoso hacen ajustes en general, mínimos a sus estrategias e inversión, en tanto los que no tienen continuidad o se someten a las leyes del azar, suelen discutir los resultados del evento pasado prometiendo mejoras, cambios y caminos que, a los memoriosos, muchas veces nos parecerán fallidos o ya transitados.
El resultado, o sea las medallas obtenidas puede ser un parámetro, pero indudablemente no debiera ser el único. Otros igualmente importantes serían: un deporte social accesible en todas las edades, una buena infraestructura disponible para la población y los deportistas de elite, suficientes incentivos económicos para técnicos y atletas, y la inserción y conocimiento del deporte entre la población en todos sus estamentos. O sea lo que llamamos cultura deportiva, todos esos son los parámetros que se deben examinar junto al resultado, que es apenas uno de ellos.
Con respecto al funcionamiento y perdurabilidad de una política, muchas veces me han preguntado porqué es tan difícil en algunos países, y en otros parece casi natural. Por supuesto que los países tienen culturas y realidades económicas y sociales diferentes, y el deporte puede figurar o no en las agendas, aunque paradójicamente suele ser utilizado hasta por los que no lo priorizaron o favorecieron nunca.
Uno de los puntos clave, tal vez, es el conocimiento de qué es y para qué puede servir el deporte, sumado esto a las estrategias posibles para llegar a los máximos resultados. En muchos países escasea esta discusión y estos especialistas, y cuando existen deben muchas veces ser multifacéticos. Es decir: pensar la estrategia, pelear por los fondos necesarios, y ejecutar los mismos rápida y eficazmente. En definitiva, tirar el centro y cabecearlo.
Esta falta de coordinación entre lo técnico-cientifico y lo político-administrativo, es quizá un factor central de los altibajos en la contribución de nuestro país en el deporte y sus diversos campos.
* Ex Director Nacional de Deportes.