Por Mariana Carbajal
Después de varias horas de recibir distintas críticas y acusaciones por postear en mi perfil de Instagram una foto de Maradona para despedirlo y aclarar "no voy a discutirlo" en el día de su muerte, no pude respetar mi propia consigna. Me agotó ese feministómetro que pretende cancelar a quién no se ajusta a su espejo impoluto. Lamento desilusionar. No les prometí nunca que no lo haría.
Ese feministómetro inquisidor que no puede aceptar que se despide a un ídolo popular, que reivindicó su origen villero, que se plantó frente a los poderosos, que se puso del lado de lxs débiles, que dio alegrías adentro de la cancha, que jugó el mejor fútbol, ese feministómetro no me representa.
¿Quién ocultó las conductas machistas de Maradona? No celebro ese lado más oscuro, como si se hizo en estadios con Héctor “Bambino” Veira (denunciado en 1987 y luego condenado por abuso sexual e intento de violación de un niño de 13 años) o con Carlos Monzón (condenado en 1989 en un juicio polémico por homicidio simple a 11 años de cárcel por el asesinato de su pareja Alicia Muñoz, cuando no se hablaba de femicidio ni la violencia por razones de género se consideraba un agravante). Maradona tuvo conductas machistas pero no pesan sobre él condenas de delitos gravísimos como en esos casos.
No fui la única feminista que recibió comentarios cuestionadores en redes por darle un adiós al Diego. Thelma Fardín fue una de las más observadas. Algunas haters compararon en su posteo en Instagram a Maradona con el actor Juan Darthés, a quien ella denunció por violación, y le increparon que si lo despedía estaba pisoteando su feminismo. Atajándose, porque a Thelma –como a mí- ya la habían cuestionado en Instagram por una publicación el día del cumpleaños de Diego, el 30 de octubre, la actriz escribió: “Vengan ahora las críticas porque si soy feminista no puedo postear esto (en referencia a una foto del 10). Gente, el feminismo es liberación, no rendirle cuenta a ustedes. El fútbol del Diego me maravilló la vida entera (…) Qué agotador que la lupa nos la pongan a nosotras, calladitas y sin opinar les gusta más”.
Este jueves, entre la larga cola de gente que quiso despedir a Diego en la Casa Rosada, se vieron pibas con pañuelo verde. “El feminismo será maradoneano o no será”, escribió una de ellas en el suyo, símbolo de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
“No es que no tenga contradicciones con Maradona, pero como las tengo con otros tantos temas de la vida. Pero eso no me impide sentir amor. La confirmación de que haber venido fue una buena idea es estar en esta fila, donde la fraternidad es absoluta y la interseccionalidad es completa: amar al Diego, sentirlo tan cerca del pueblo, que ese amor también sea expresado entre ayer y hoy por Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, por los grandes líderes de la Patria Grande y por tanta gente que respeto y me siento identificada, me hace sentir que estamos del mismo lado. No tengo dudas de que un pibe de Fiorito está y estuvo del mismo lado que yo y tampoco tengo dudas de que un varón cis heterosexual, con todo ese poder, habiendo nacido en un planeta machista y misógino como este haya cometido errores y no los minimizo ni los niego, como convivo con los errores y las actitudes machistas de mis amigos varones y de mis amigas mujeres, incluso de feministas”, me dijo este jueves por la tarde, mientras caminaba en las cercanías de la Plaza de Mayo, la documentalista feminista Cynthia Castoriano, conocida como “Suzy Qiú”. De fondo se escuchaban cánticos que invocaban al Diego.
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“Es absurdo que un movimiento emancipatorio como el feminista esté plagado de juezas del sentir popular. Tenemos derecho y necesidad de emocionarlo sin culpas”, escribió ayer en Facebook, a propósito de la polémica en torno a la figura de Maradona y el feminismo, la comunicadora Claudia Korol, integrante de Feministas de Abya Yala, una articulación de colectivas del feminismo popular, indígena, negro, campesino.
Puedo despedirlo con sus matices, con su opacidad. No lo defiendo. No aplaudo que haya demorado en reconocer a sus hijxs. No homenajeo sus conductas violentas hacia sus parejas. Sin dudas, fue una expresión y –también, una víctima-- del patriarcado. Me emociona verlo con la pelota, con la pasión que siempre jugó con la camiseta argentina, su garra. Tengo contradicciones. Y no creo tener que pedir disculpas por postear en estos días una foto de Maradona.