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Opinión del Lector

El hombre en busca de sentido Víctor Frankl - Desarrollo Humano -

María Antonia Galvaliz

Por María Antonia Galvaliz

No siempre podemos controlar los eventos que nos afectan, pero sí podemos decidir cómo interpretarlos y cómo reaccionar ante ellos.

Esta capacidad de reinterpretación y de encontrar propósito, incluso en los momentos de sufrimiento, es una forma de resiliencia que da fuerza y ​​esperanza porque tienen un sentido superior.

El Dr. Víctor Frankl, medico creador de la logoterapia que con sus aportes propone un cambio de perspectiva, quien fuera prisionero por más de tres años, en su libro “El hombre en busca de sentido” narra su experiencia en los campos de concentración nazis; observó que aquellos prisioneros que lograban encontrar un propósito superior frente a esas condiciones infrahumanas de vida, por más pequeño que fuera, eran los que tenían mayores probabilidades de sobrevivir.

A partir de esta vivencia, desarrolló la Logoterapia, -pilar de mí formación profesional- es una corriente psicoterapéutica que sostiene que la búsqueda de sentido es la motivación primaria en la vida.

Algunas contribuciones existenciales de la logoterapia: El poder de la actitud ante la adversidad. La búsqueda del sentido más allá de la felicidad. La importancia de elegir la actitud en libertad con responsabilidad. El sentido en el sufrimiento con sentido superior. Decidir desde los valores. Convertir nuestras circunstancias en una oportunidad para hacer crecer nuestra humanidad.

Frankl defiende la idea de que encontrar un sentido ya sea en el amor, en el trabajo o la superación personal, es esencial para el bienestar emocional y psicológico y en situaciones de sufrimiento, el sentido da la fuerza para seguir adelante.

La libertad interior asociado al sentido a nuestra vida, refiera a la capacidad de elegir nuestra actitud en momentos de sufrimiento y mucho dolor.

La actitud desde una libertad interior, se entiende al cómo responder y pararse en la vida de caras a esas circunstancias que tocan vivir, que no podemos controlar y, que no la hemos buscado, -lo factico-.

Aunque no podamos controlar los eventos y sucesos externos cómo ser: la muerte de un ser querido, una enfermedad, la pobreza, la persecución etc. sí podemos decidir cómo enfrentarlos emocional, espiritualmente y cómo actuar frente a ellos, ya que nuestra respuesta ante ellas siempre es nuestra elección.

Frankl afirma “En la vida te pueden arrebatar todo, excepto una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de la actitud de cómo responder en cualquier circunstancia, la elección de su propio camino”.

En su libro Frankl cuenta cómo algunos prisioneros, a pesar de las condiciones inhumanas tremendas, lograban mantener una actitud digna y en paz consigo mismos, ayudando a otros o sosteniendo pensamientos que les daban propósito, como la esperanza de un reencuentro con sus seres queridos o el deseo de completar una obra personal, mientras tanto, otros, que no encontraban sentido en su sufrimiento, perdían rápidamente la voluntad de vivir y actitudinalmente se entregaban a morir.

Frankl observó que quienes lograban elegir una actitud positiva ante la adversidad sobrevivían y se reponían a tanto dolor, sufrimiento y muertes por doquier.

De modo que la libertad interior no se limita a los contextos extremos de los campos de concentración, sino que tiene una enorme relevancia en nuestra vida cotidiana, en la vida diaria, también enfrentamos desafíos, ya sean emocionales, psicológicos, y de todo tipo, por ejemplo, cuando alguien enfrenta una crisis de salud, una pérdida o un fracaso, puede sentirse impotente, pero la forma en que maneja sus emociones, pensamientos y reacciones frente a esa situación, es posible encontrar significado en el sufrimiento y con ello, elegir cómo vivirlo.

Frankl pone mucho énfasis en la responsabilidad personal que tenemos ante nuestra vida. La responsabilidad no es solo hacia uno mismo, sino también hacia los demás, hacia un propósito mayor.

La libertad interior está relacionada con nuestra relación con los valores externos, como la cultura, la sociedad, las expectativas familiares o el éxito material, Frankl sostiene que una vida auténtica no debe ser determinada por presiones externas, sino por los valores internos de la persona, siendo fiel a uno mismo a pesar y más allá de las expectativas o normas sociales.

Por su parte otra de las claves de la libertad interior es la capacidad que tenemos de tomar decisiones conscientes frente a las limitaciones del contexto, porque es fácil ver la libertad interior en un contexto de tranquilidad y comodidad, pero el verdadero desafío se presenta cuando estamos frente a la adversidad, el sufrimiento o el dolor.

Frankl destaca que la vida no es solo felicidad y bienestar, sino también dolor, frustración, pérdida y dificultades, de modo que, en medio de este sufrimiento, la libertad interior se vuelve crucial, y la actitud con la que enfrentamos estos momentos, puede convertirse en una oportunidad transformadora y, en lugar de ver el sufrimiento como un fin en sí mismo o como algo completamente destructivo, Frankl lo propone como una oportunidad para trascendernos.

La libertad interior como clave para la resiliencia: una persona resiliente no es aquella que jamás sufre o que nunca experimenta dificultades, sino la que, incluso en medio de la adversidad, tiene la capacidad de mantener el control y auto gestionar su actitud, encontrar sentido en las circunstancias, buscar maneras de reconstruir sus vidas, enfocándose en lo esencial, importante y valioso.

Otro aspecto profundo de la libertad interior es su relación con la muerte. Frankl, influenciado por su experiencia en los campos de concentración, plantea que la muerte es el evento inevitable y último de la vida humana, y que la forma en que la aceptamos o enfrentamos influye profundamente en nuestra capacidad de vivir una vida plena.

El sentido de la vida no es algo que se pueda encontrar de manera generalizada ni a través de respuestas fáciles; cada ser humano tiene que encontrar su propio sentido, y esa búsqueda depende en gran parte de la actitud que uno asume ante las circunstancias, encontrar un propósito, ya sea en el amor, el trabajo o el sufrimiento, es una elección personal y no se trata de lo que te ocurre, sino de cómo lo vives.

Lo que nos define no es lo que ocurre, sino cómo respondemos a ello y el sentido que le demos transformando la vida en más consciente, amorosa y plena.

Te mando un beso inmenso TG.

IG Tona Galvaliz. FB/LinkedIn. María Antonia Galvaliz. Counselor-Logoterapia-Biodecodificación- Coaching Ontológico y Sistémico- Speaker- PNL- Coaching WingWave- Escritora Columnista- Desarrollo Humano personal y organizacional.

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