Por Mario Wainfeld
Se vivió una jornada ejemplar, como acostumbra suceder. Se votó en todo el país sin problemas, tranqui, con elevado civismo. A las nueve de la noche se difundieron resultados provisorios avanzados. La información oficial es clara y accesible. La participación superó a la de las Primarias Abiertas (PASO) llegando al 71,8 por ciento. Una cifra baja comparada con comicios anteriores, una advertencia para analizar con detalle. Juntos por el Cambio (JxC) triunfó en la suma nacional de votos, con una diferencia de alrededor de 8,8 puntos porcentuales respecto del Frente de Todos (FdT). Esta nota cierra en la medianoche del domingo cuando faltan escrutar algunos votos. Por eso es parca en guarismos que se pueden consultar actualizados en la web de este diario.
El mapa interactivo con todos los resultados
La coalición opositora se impuso en las tres provincias radicales (Mendoza, Corrientes y Jujuy). El PRO goleó en el bastión porteño. JpC ganó por una diferencia escueta en Buenos Aires. Reeditó diferencias rotundas en Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos. Llegó puntero en los cinco distritos más poblados del país.
Los cambiemitas no lograron dos objetivos que habían fantaseado tras la PASO: ser primera minoría en Diputados con el bonus capcioso de sacarle la presidencia del cuerpo al Gobierno nacional. Perdieron una banca preservando bastante pero no del todo su buena cosecha de 2017.
También resignaron su primacía en el Senado bonaerense que queda empatado 23 a 23 lo que le alivia un dolor de cabeza al gobernador Axel Kicillof.
El FdT celebró el final palo y palo en “la provincia”. Una remontada notable, el dato más destacado del día junto con la ratificación de la tendencia de las PASO: preeminencia del voto castigo.
Los peronistas “dieron vuelta” las caídas de septiembre en Chaco y en Tierra del Fuego.
Los traspiés en Chubut y La Pampa, contundentes, lo dejaron sin quorum propio en la Cámara Alta y revelan carencias de operación política entre los dos comicios. El internismo signó la caída en La Pampa. La falta de acuerdo con el gobernador Mariano Arcioni para que “bajara” su lista tal vez, determinó resignarse a conservar una sola banca en Chubut.
Juntos por el Cambio tiene para celebrar el primer puesto, un caudal importante de votos y el avance en el Senado. Pero por primera vez en su corta historia su performance en las elecciones generales, dendeveras, fue menos propicia que en las PASO. Como se comentó ayer en esta columna, tal vez la presencia protagónica del ex presidente Mauricio Macri durante las últimas semanas le dio una manito a sus adversarios.
Terceros a considerar: Solo dos partidos locales que gobiernan provincias prevalecieron ayer: el eterno Movimiento Popular Neuquino (MPN) y el rionegrino que lidera el actual senador Alberto Weretilneck.
Gerardo Zamora consiguió por paliza la reelección como gobernador en Santiago del Estero. Se adjudicó las tres bancas de diputados, con lo que tiene cinco que valdrán su peso en oro cuando el FdT busque aliados para aprobar leyes.
El Frente de Izquierda y los Trabajadores Unidad (FIT) dejaba dos bancas. Al cierre de esta nota conseguía cuatro: una en CABA, dos en Buenos Aires y una en Jujuy donde salió segundo. Es la tercera fuerza en total de votos nacionales.
Los derechistas Javier Milei y José Luis Espert posiblemente superaron las propias expectativas. Milei entra con una negacionista a Diputados por la CABA. Espert estaba a un tris de conseguir tres bancas por Buenos Aires. Preocupa la aceptación de representantes de una derecha extrema, intolerante, racista y agresiva. De cualquier manera sumando sus votos, quedan bastante atrás del acumulado del FIT. La Zona Metropolitana genera ilusiones ópticas, todo lo que prospera allí parece más grande.
Como síntesis hay tres expresiones opositoras que también crecieron desde el pie. Otra pista sobre el talante del electorado frente al oficialismo.
El presidente Alberto Fernández sorprendió con su discurso grabado en Olivos que se emitió a las 22 en punto, a una hora de comenzar a divulgarse el veredicto popular. Leyó el teleprompter, escogió un tono sereno. Convocó al diálogo con las fuerzas opositoras para concretar una agenda “tan compartida como sea posible”. Mencionó ideas- fuerza generalistas, acudió al tópico “políticas de estado” subrayando su necesidad. Esas alegaciones gravitan menos que un anuncio concreto.
Se enviará “en diciembre” (o sea en cuestión de semanas) un proyecto de ley: un “programa económico plurianual para el desarrollo sustentable” que contemplará “los mejores entendimientos que nuestro gobierno haya alcanzado con el staff del FMI”.
La necesidad de esa aprobación parlamentaria proviene de una ley promovida por este Gobierno. La novedad es el “programa plurianual” que conlleva el anuncio de la relativa inminencia del acuerdo, subrayado como una de las principales metas del oficialismo. AF consignó que cuenta con el apoyo de toda la dirigencia oficialista, incluyendo a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Sus contrincantes tratarán de refutarlo o de sembrar dudas, desde ya… pero la enunciación fue drástica.
El presidente remarcó que cualquier plan tiene que mantener los ejes básicos de crecimiento, redistribución de ingresos y suba del consumo popular que promueve el Gobierno. El debate acerca de las implicancias de las tratativas con el FMI será intenso y solo tendrá claridad cuando se sepan los términos del acuerdo y los compromisos que asuma la Argentina.
El Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta habló después que Fernández. Sin extrovertirlo, se mostró como presidenciable. Sus candidatos ganaron en CABA y Buenos Aires. Macri, muy cerquita del orador, ponía cara de pocos amigos y con frecuencia se olvidaba de aplaudir. La militancia festejaba, los dirigentes se habían engolosinado esperando más. El pronunciamiento popular de ayer calmó algo la bulimia de los cambiemitas que firmaban la defunción del oficialismo.
Ambas coaliciones manifestaron deseos de ensayar acercamientos o negociaciones, tan exóticas en este bienio. Alberto Fernández describió el comienzo de una nueva etapa, la necesidad del diálogo e indicando al Congreso como una de sus sedes, más allá de convocatorias prontas que también prometió. Ante una derrota electoral buscó retomar la iniciativa.
El Gobierno sufrió un revés en el cuarto oscuro pero conserva primeras minorías en las dos Cámaras. Tendrá que negociar cada ley con terceros bloques, un cometido no imposible si se maneja bien y la economía crece.
Esta semana será pródiga en novedades y peripecias, como todas en estas pampas feraces. Cambiemos se consolida como oferta opositora, AF tiene dos años para relanzar el Gobierno. A cuenta de tratamiento más extenso en los próximos días, va una paradoja aparente: el Gobierno perdió y respiró alivio ayer. Hay 2023, supeditado a que el oficialismo pegue un salto de calidad... aunque la narrativa dominante insista en almorzarse la cena, algo que a menudo resulta indigesto.