Por Fabián Medina
La semana pasada, durante el acto de aniversario de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, el presidente Javier Milei trató de generar una exposición queriendo justificar lo realizado desde el 11 de diciembre 2023 hasta ahora y como siempre quedo haciendo agua en ello. Pues como primer punto tomó el dato para tratar de justificar la conocida inflación de “17.000%” por lo cual expresó que corría al 1.2% diaria y si la anualizamos, o sea la elevamos al 365, nos brinda un dato de 17.000% anual para lo cual podemos decirle lo siguiente.
De no haber sufrido la pérdida de poder adquisitivo desde finales de 2015 hasta la fecha, el salario mínimo en julio de este año sería de aproximadamente $540.000 y representaría más del 143%.
Se mide la inflación semanal de las 850 variedades de bienes y servicios para después promediar las 4 semanas del mes tomado, así la mide el INDEC de acuerdo a su metodología actual del IPC que fue aprobada por Naciones Unidas con la anuencia de expertos mundiales.
Tomar los precios del final del mes a medir y compararlos con los del fin del mes anterior, así se medía anteriormente el IPC y también fue aprobada por ONU vía grupo de expertos mundiales.
Luego expresó que “…a la moneda argentina (peso) desde su lanzamiento a la fecha se le quitaron 13 ceros y si le quitamos 3 ceros más nadie lo sentiría…(textual)”.
Por lo cual en forma concomitante con las declaraciones del ministro de Economía Luis Caputo que la relación con el FMI esta excelente y a pleno, pero fue inmediatamente desmentida tanto por la directoradel organismo, Kristalina Giorgieva, como su vocera Julie Kozack al mismo momento en que ratificaron al Jefe del Hemisferio Occidental como encargado del tema Argentina –ante el pedido del Ministro de retirarlo, ya que operaba para que Federico Sturzenegger sea su reemplazo inmediato- diciendo “…no hay ninguna fecha programada para empezar a ver el pedido de Argentina…”.
Eso quiere decir que fueron a pedir se otorguen un nuevo crédito previsto entre 10.000 y 15.000 de dólares se sumen a los requisitos que exige el Fondo para ello.
Esos requisitos son, como ya lo expresamos anteriormente:
Tasa de interés positiva para que no los pesos no se vayan al mercado cambiario esfumándolos como ocurrió entre mayo y agosto 2018 cuando el hoy Ministro era Presidente del BCRA, la cual debe subir del 4.25% nominal mensual actual ya que el viernes se conoció la inflación de 4.6% correspondiente al mes de junio y promete ser mayor para julio.
Reinstaurar el Impuesto a las Ganancias para los trabajadores en relación de dependencia, que lo habilitó el Congreso de la Nación y se promulgó el 8 de julio pasado.
Que vuelva a depreciar la moneda en el orden del 105% (con la inflación de junio de 4,6% ya conocida) ya que la devaluación del 118% fue absorbida por la inflación acumulada a mayo 2024. Con ese dato y conociendo que el valor mayorista del dólar estadounidense al viernes 12 de julio fue $ 922.50, el nuevo valor del tipo de cambio debería situarse cercano a $1.900 dejando conformes al FMI e incluso al campo para exportar y liquidar las exportaciones retenidas que se estiman a hoy en u$s13.000 millones.
Conociendo que no es posición del actual ministro de Economía devaluar a ese nivel, ya que significaría llevar la pobreza al 90% de la población del nuestro país, no sería ilógico pensar en un reemplazo del mismo por el jefe del Consejo Económico Asesor Demian Reidel y/o titular de la Comisión de Presupuesto de Diputados Nación José Luis Espert. No les temblaría el pulso a la hora de depreciar nuestra moneda al orden de los $2.000 para quitarle posteriormente 3 ceros a nuestra moneda y luego de ello establecer una nueva convertibilidad con tipo de cambio fijo 2 a 1.
Tal como expresó el pasado miércoles Milei en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, aunque esto también en los primeros meses volverían a ser de altísima inflación consecuencia del nuevo alza y reacomodamiento de los precios al nuevo tipo de cambio.
Aunque siempre en esos reacomodamientos se olvidan de algo primordial, los salarios de los trabajadores no suben y en medio de una recesión brutal autoinflingida puede llegar a ser terrible a nivel social.