Por Tona Galvaliz
“Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque se convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino.” Mahatma Gandhi
La palabra, el verbo tiene poder de acción al emitir o pensar, cuando rotulamos estamos realizando un decreto, sentenciando que algo es de una manera y no de otra; reduciendo todo tipo de otras posibilidades.
No es lo mismo maldecir la oscuridad que bendecir la luz; cuando no vemos el sol; y que algo sea bueno o malo depende siempre de cada persona, y de acuerdo a como creas vivirás.
Cuidado con nuestra mente que, conforme a las creencias, sus juicios valorativos en que habitamos, es la que convierte algo, en un problema, en una maldición, en una oportunidad, en una bendición, en una solución. ¿Qué hace la diferencia?: El tipo de mirada, el tipo de escucha.
Es posible modificar creencias limitantes y distorsionadas; es posible re-ordenar sistemas de creencias heridas, producto de egos enfermos y llenos de miedos paralizantes que, distancian de un coherente y sensato razonamiento, que conducen a acertadas elecciones.
Llevamos años siendo como estamos siendo, y para cambiar también necesitamos de tiempo, de dedicación para ejercitarnos en el uso de nuestras palabras de manera más consciente y responsable.
La responsabilidad es la capacidad que tenemos de dar respuestas hábiles e inteligentes, y la inteligencia por otro lado es la destreza de elegir entre varias opciones, la excelente, la mejor; con cada palabra manifestada, creamos la realidad en que vivimos.
Si tu sistema de creencias te condujo a situaciones que no te benefician estando en el punto en que estás hora, en que no te sientes bien; es momento de que hagas un alto, te revises, te observes, identifiques cuales son los aspectos de mejora, y encuentres esas nuevas maneras, recalcules y vuelvas a empezar.
¿Saca tus conclusiones de que ocurre cuando no se atiende al auto? Bueno, de igual manera, sin compararnos con un auto, porque somos personas, en la vida con nosotros pasa lo mismo, ¡Necesitamos revisarnos, chequearnos, como estamos, y como funcionamos!
Para evolucionar como personas, con frecuencia debemos poner el auto en el taller, realizar un alineado, balanceo, cambio de aceite y filtro, control de chapa, pintura, remplazo de cubiertas, un buen lavado con aspirado de basuras etc. y de nuevo volver a la pista y continuar avanzando.
Pongo la atención en dos aspectos puntuales que hacen a lo cotidiano de la existencia humana: “Que mirás cuando ves y que escuchás cuando oís”
Y acá vamos, sin negar las realidades adversas que estamos atravesando; escuché a alguien alguna vez decir que el dolor es biológico y que el sufrimiento es opcional.
Hay infinitas razones que nos hacen sufrir, que duelen el alma; pero existe un detalle sutil en esto, y es que muchas veces sufrimos por como miramos e interpretamos la vida con sus circunstancias.
Pero como todo lo que sucede conviene, a veces el sufrimiento es la catapulta para un despertar de conciencia, un crecimiento más humano y evolutivo.
Porque “La vida no siempre nos acerca lo que queremos, pero si nos da lo que necesitamos”. “No hay nada malo que no traiga algo bueno”, y “No hay errores, si hay aprendizajes”; nada es inocente o porque sí, todo tiene su razón o buen propósito, solo hay que descubrirlo.
Basta con investigar historias de superación, en que muchos llegaron a un destino mejor luego de una interesante adversidad.
Aprender a abrir los ojos por dentro, mirando con el corazón, cambiando la forma de ver las cosas, para que, con nuevos ojos, podamos sorprendernos y decir Eureka como Arquímedes.
Nada es para siempre, nada es absoluto, todo se va moviendo; nunca está dicha la última palabra.
El desafío al que estamos invitados es, darnos permiso para expandirnos, reinventarnos y esto es posible cuando soltamos las certezas y seguridades a las que estamos apegados.
Más allá de incomodarnos, abrirnos a lo desconocido y atrevernos a dejarnos abrazar por la sorpresa, el asombro, el replanteo o cuestionarse, el repensarnos, la curiosidad, empatizando con las personas, la naturaleza, la vida misma etc.
Y, confiadamente emprender, instaurando nuevas líneas de tiempo, mediante decisiones que, a través de la experiencia iremos construyendo, realidades y contextos que, si miramos para atrás, tal vez podríamos considerar gratamente como impensadas.
Te mando un beso inmenso TG.
Coaching Sistémico-Counselor – Logoterapeuta – Biodecodificador-Programación Neuro Lingüística-Speaker
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