Por Jorge Alemán
En la Europa moderna, tanto la Escuela Francesa --Deleuze, Foucault, Badiou, Ranciere, etc-- han constituido un legado que ha tenido una gran reformulación en los italianos Negri, Agamben, Expósito, entre otros.
Estas escuelas han realizado excelentes análisis de las condiciones de vida bajo el capitalismo. No obstante, en todos los casos ha habido una cierta indiferencia con respecto a la institucionalidad y los aspectos vinculantes y normativos de las construcciones políticas. O incluso una dedicada labor de impugnación de los proyectos de gobierno de la izquierda. Está claro que si todo se mira desde la potencia del Capitalismo los proyectos parlamentarios se muestran débiles.
Pero a su vez, quienes transitan por esos proyectos --especialmente a partir del primer Podemos-- observan a los pensadores radicales capturados en su destino académico y sin consecuencias de las tesis doctorales. Asimismo, Latinoamérica no se puede permitir el lujo de pensar el Poder sin referencia a los proyectos políticos que lo puedan transformar en favor de los sectores populares.
Las elaboraciones denominadas "impolíticas", siempre muy atractivas cuando se trata de mostrar que lo verdaderamente político no se puede reducir a la mera gestión, a veces se deslizan a lo que designo con el neologismo Nopolítica, de últimas una renovada negación de lo político.
De este modo, el escenario Europeo muestra un fenómeno que merece atención, por un lado una multitud de pensadores radicales muy atractivos pero indiferentes con respecto a la institucionalidad gubernamental y por otro un claro ascenso de distintos neofascismos enmarcados bajo el régimen de dominación neoliberal.
La pandemia a su vez, por ahora, se muestra como un territorio muy fecundo para estas derechas ultraderechizadas. Esta realidad, un mundo intelectual por un lado, una realidad política por otro, se desarrolla en mundos paralelos que no se encuentran nunca entre sí. Aparto en este punto a Lacan, el psicoanálisis enseña que jamás tiene lugar una transformación del sujeto si no está sólidamente anudado al orden simbólico que lo sostiene. Traducido políticamente sería, que no hay ningún cambio real si el mismo no se anuda entre la Comunidad, la Sociedad y el Estado. Es lo que intento desarrollar en mi último libro Ideología.
La novedad podría surgir, una vez entrevisto este impasse, en una nueva alianza entre el pensamiento latinoamericano y la Europa del sur. Hay ciertas lecturas de las experiencias políticas de los movimientos nacionales y populares de Latinoamérica y las experiencias de Portugal y España que podrían ser elaboradas a la luz de un nuevo intercambio sobre las praxis políticas, los nuevos problemas de la ideología, los feminismos populares, los nuevos sujetos de la política.
Desde luego no se trata de rechazar a los pensadores radicales europeos con un nacionalismo ramplón, antiintelectual y seudo folclórico. Pero todos los problemas de la institución de lo político en territorios asediados por la ideología expansiva de la dominación neoliberal se extreman en Latinoamérica y en el sur de Europa donde también encuentran de un modo, por ahora más atenuado, distintas modulaciones.
Todas las bibliografías de los proyectos emancipadores se reparten de un modo eurocéntrico, pero no se trata de apartarse de la gran tradición europea, tal como lo hicieron los revolucionarios de nuestras independencias y el peronismo en sus comienzos, más bien se trata de apropiarse de las mismas y reinventarlas desde el nuevo republicanismo español de izquierda y los movimientos nacionales y populares latinoamericanos. Un nuevo saber espera aún constituir un corpus bibliográfico distinto y nuevo en nuestra lengua.