Por Alejandro Crivisqui
Formosa es una de las provincias más desconocidas por los argentinos, sin embargo, es una de las más atacadas por los principales medios porteños con alcance nacional como Clarín, La Nación o Infobae. Pero... ¿Por qué?
Formosa durante todo el año 2020 no tuvo contagios comunitarios y solo lamentó un solo muerto por COVID, mientras las terapias intensivas de las provincias vecinas colapsaban. ¿Cómo se explica esto? La pandemia encontró a Formosa luego de 4 años de macrismo en Casa Rosada, que no invirtió ni un ladrillo en la provincia. A pesar de ello, Formosa está desendeudada y con una fuerte política de salud pública en pie, con todos los niveles de complejidades cubierta y con brigadas sanitarias comunitarias en la calle; esto le permitió no ser sorprendida por la pandemia y cuando ni bien apareció en Argentina el virus, se aplicó antes que Nación reaccionara, un riguroso protocolo que le permitió salvar vidas y preservarse como un territorio saludable, a pesar de estar rodeada de provincias hermanas y por el Paraguay con hospitales desbordados de infectados.
Hoy Formosa es la de menor índice de contagios del país. Pero igual la atacan. Y lo hacen porque Formosa y Gildo Insfrán son un "mal ejemplo" que no puede expandirse.
Formosa tiene una constitución que permite la temible "reelección indefinida", esto es un "pecado mortal" dentro de una "República", según la predica "libertaria". De esta zoncera nace la idea que instalan en las cabezas huecas, por izquierda y por derecha, los medios hegemónicos sobre la "perpetuidad" en el poder del “caudillo populista", "el Dictador", etc.
El gobernador peronista Gildo Insfran fue elegido por abrumadoras mayorías desde el año 1995, casi sin desgaste, un verdadero fenómeno político, para un mandatario que nunca pasó por un estudio de TV hegemónico porteño, ni local. ¿Conocen a algún político que se niegue a un piso en vivo en un canal nacional? Ese es Gildo, su comunicación es directa con la gente de su pueblo, ya sea en los operativos de los sábados, denominados "Por Nuestra Gente Todo", donde todo el Estado baja a una comunidad. Además, desde el gobernador hasta el último funcionario del Estado tienen que dar la cara frente a su pueblo, escucharlo y dar soluciones, brindando allí todos los servicios estatales, desde odontología, trámites diversos, hasta plantines para huertas comunitarias; es allí donde "Gildo" habla con el Pueblo y no en TN. Por eso no sorprende verlo manejando su camioneta, sin vidrios polarizados, y bajarse en una esquina a saludar o hablar con las “doñas” en los barrios populares. Es raro ver un “dictador feudal” bajando y hablando con su pueblo... ¿No? ¿En cuántas provincias hay un gobernador con esas características?
Tengamos en cuenta que la re-reelección es para todos los cargos y para todos los partidos incluido Cambiemos (si logra ser votados, claro...), y hay muchos intendentes que duran un solo mandato, eso siempre lo decide el pueblo soberano en las urnas.
Pero Gildo… ¿Goza de la perpetuidad en el poder? ¡No! Eso lo decide el pueblo. Ahora sáquese las anteojeras "libertarias" y analicemos que significa la reelección de un gobernante. En el caso formoseño, permitió la posibilidad de la continuidad de un modelo político que benefició a las mayorías populares. Imaginemos el escenario hipotético del 2015, si en Argentina hubiese existido esta posibilidad, seguramente Cristina Kirchner se hubiese presentado y ella hubiese sido reelecta y se hubiese logrado la continuidad del modelo nacional y popular que supimos tener. Pero esto no sucedió, ya que la añeja Constitución Nacional prohíbe la reelección por más de dos períodos y entonces la Argentina tuvo que sufrir un sunami neoliberal por parte del gobierno derechista de Macri.
En Alemania o Israel, democracias parlamentarias ellas, muy elogiadas por nuestra oxidada derecha, vemos a dirigentes políticos con más de veinte años en el gobierno. Nadie diría que son “feudales” los gobiernos de Merkel o Netanyahu, pero como vivimos en Argentina, donde las bases misilísticas proimperialistas, como lo son Clarín y La Nación, quienes colonizan el sentido común de los argentinos, para allí ametrallar diariamente a la población indefensa ideológicamente, con sus operaciones y bajadas de líneas, según los mandatos de sus patrones, en las emblemáticas embajadas y lujosas oficinas corporativas transnacionales; entonces escuchamos desde allí, detrás de los alambrados de Papel Prensa, a los presos mediáticos que repiten y gritan en coro “Formosa feudal” o “Insfran Dictador”, "En Formosa se viola los Derechos Humanos". Y lo dicen también los legisladores porteños de Cambiemos, que no ven ni comparan con CABA, por ejemplo, donde solo en la Villa 1-11-14 hay más muertos e infectados que en toda Formosa.
En realidad y de fondo, atacan a Gildo porque es peronista y de aquellos que ya no quedan. Logró hacer de la doctrina justicialista una realidad fáctica en su territorio. Por esa sencilla y peligrosa razón lo atacan como lo atacan. Insfran es un "mal ejemplo" para los argentinos, no vaya a ser que este ejemplo se expanda por el País.