Por Luis Navas
La incorporación de la receta electrónica al sistema de salud argentino, implica un avance sustancial para la gestión sanitaria.
A partir del próximo 1° de julio de 2024 será obligatorio en la República Argentina, la digitalización total en la prescripción y dispensación de medicamentos y toda otra prescripción, de acuerdo a lo que establece el Decreto de Necesidad y Urgencia DNU 70/2023, que refuerza el proceso de transformación digital en la gestión de medicamentos.
Es decir, que en apenas unos días, tanto las aseguradoras de salud, como los hospitales, clínicas y otras organizaciones de salud, deberán tener incorporada la receta electrónica, cuyos objetivos principales son:
Además del logro de estas metas centrales para el desarrollo de un ecosistema de salud eficaz y sustentable, la receta electrónica provee una serie de ventajas que impactan positivamente en todos y cada uno de los actores y beneficiarios del sistema sanitario. Entre ellas:
Reduce el volumen de errores de dosaje, dispensa y transcripción. Lo cual implica un incremento de la seguridad de los pacientes.
Simplifica el proceso de prescripción y dispensa, ahorrando tiempo a todos los actores involucrados.
Agiliza la generación de instrucciones de consumo. Los profesionales de la salud pueden centrarse en el tratamiento específico, delegando al sistema las validaciones necesarias.
Permite la realización de chequeos automáticos, al vincular la gestión electrónica de medicamentos con las historias clínicas digitales. Estos chequeos incluyen alergias, contraindicaciones relacionadas con características individuales y patologías preexistentes, entre otras condiciones.
Aumenta la satisfacción de los pacientes, a raíz de la disponibilidad inmediata de las prescripciones médicas digitales en cualquier momento.
Mejora la trazabilidad y documentación del historial de medicación de cada persona.
Facilita la comunicación entre los diferentes profesionales de la salud, permitiendo un mejor seguimiento y coordinación del tratamiento del paciente.
Permite a los médicos acceder rápidamente al historial de prescripciones del paciente, contribuyendo a la toma de decisiones informadas sobre un tratamiento.
Evita la polimedicación. Un desafío significativo para los profesionales de la salud, quienes a menudo se enfrentan a la complejidad de recordar todos los efectos secundarios, interacciones medicamentosas y posibles contraindicaciones de los tratamientos que prescriben.
Aporta un manejo más eficiente de los recursos y una mejor organización, tanto para las aseguradoras, como para los prestadores y las farmacias.
Brinda la capacidad de realizar el monitoreo y análisis de patrones de prescripción y uso de medicamentos, colaborando en la detección de abusos y fraudes.
Ayuda a cumplir con las regulaciones y normativas de salud al asegurar que las prescripciones se realicen de manera segura y documentada.
La incorporación de la receta electrónica al sistema de salud argentino, implica un avance sustancial para la gestión sanitaria. Un avance que se venía reclamando desde las organizaciones de la salud, especialmente desde las aseguradoras.
La clave reside en que los prestadores de salud cuenten con plataformas de gestión integral de medicamentos que:
Optimicen el acceso a los medicamentos y la visualización de todo el proceso de la receta electrónica.
Permitan establecer estrategias de uso seguro, como la detección de polimedicación, de interacciones medicamentosas y de control de dosis máximas.
Su impacto positivo en la calidad de las prestaciones médicas y en la satisfacción de los pacientes podrá comprobarse en lo inmediato.
