Por Tona Galvaliz
En la mitad de su vida, tiene que tomar una difícil decisión el Águila Real Americana,
ave cuyo promedio de vida es de aproximadamente 70 años, y que posee dentro de su especie la mayor longevidad.
A sus 40 años, sus uñas curvas y flexibles son tan largas que no consiguen agarrar a las presas con las cuales se alimenta para sobrevivir; su pico alargado y puntiagudo comienza a curvarse tanto que, peligrosamente éste apunta contra su pecho; y por otro lado sus alas, envejecidas y pesadas por las gruesas plumas, hacen que volar sea una tarea muy complicada y casi imposible.
Es, en este momento que el águila tiene que tomar una determinación entre dos alternativas: enfrentar un doloroso proceso de renovación que durará ciento cincuenta días, o dejarse morir.
Este proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y a modo de amparo necesitando no volar se refugiará en un nido próximo a una pared.
Entonces, el águila segura y protegida comenzará a golpear con agudeza su pico contra la pared hasta conseguir arrancarlo.
Una vez amputado tendrá que esperar a que nazca un nuevo pico, que seguido a esto tendrá también que arrancar con él, sus viejas uñas.
Cuando las flamantes uñas comienzan a nacer, será el momento para desprenderse de sus viejas plumas arrancándoselas con su nuevo pico ayudado con sus uñas fuertes.
Después de muy duros cinco largos meses, el animal vuelve a tener un pico resistente y joven; plumas brillantes y sedosas; uñas útiles y proactivas.
El águila real saldrá victorioso, ejecutando su vuelo de renovación; y es a partir de entonces que dispondrá de 30 años más de vida, que serán los años más gloriosos de su existencia.
Como podrás inferir, igualmente cada uno de nosotros, a lo largo de nuestra vida nos tocan vivir situaciones en que sentimos estar viviendo al límite de fuerzas, impedidos de posibilidades, o sentirnos acorralados sin salida.
Es necesario al igual que el águila hacer un alto, elevar nuestra mente para reflexionar, decidir cómo seguir; y ocuparnos con determinación, con valor de las cosas que nos conducen a agregar calidad y vida a la propia vida. ¡Es este el punto de quiebre!
La habilidad de repensarnos es fundamental, analizar los hechos, y posteriormente ir por esas medidas, por esas decisiones trascendentes que en conclusión le darán un giro optimista a nuestra historia.
Está en las manos de cada quien quedarse paralizado con lo que detiene el crecimiento y bienestar causando pesos que conducen, a la corta o a la larga, hacia una muerte real o simbólica.
Muchas veces son los miedos o las inseguridades que no nos permiten razonar con criterio y discernimiento para encontrar las soluciones necesarias, o sea el poder encontrar el modo en cómo desprendernos de ese pico, uñas y plumaje que necesita de renovación y transformación.
Podría tratarse también de resentimientos, o falta de autoestima que nos nublan la vista y la capacidad de ser objetivos con nosotros mismos.
A veces es necesario soltar, dejar ir o desprenderse de costumbres, tradiciones, recuerdos, rutinas, que nos causan dolor.
Con ello, será posible identificar cuáles son las cosas y los pasos que tenemos que dar para realizar ese cambio necesario, llevándonos a encontrar nuevas fuerzas y capacidades.
Solamente libres de las cargas y heridas del pasado, podremos aprovechar el valioso resultado que una renovación siempre trae consigo.
Puedes conseguir tu renovación simplemente con tu decisión, comprometiéndote en ese camino, y desplegar tus alas, ya liberado de todo aquello que no te sirve, y que te impide avanzar, evolucionar, porque es posible vivir una vida en equilibrio, alcanzar tus objetivos, metas y concretar sueños.
Acompaño procesos de cambios, sanación, desbloqueos emocionales, fobias, traumas, empoderamiento y crecimiento personal, desde diferentes abordajes Logoterapia-Análisis Existencial; Biodecodificación; Coaching Ontológico y Sistémico, Pnl.
“Sólo triunfa en el mundo quien se levanta y busca a las circunstancias y, si no las encuentra, las crea.”
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