Por Gisela Marziotta
Días atrás, Patricia Bullrich acusó de coimas al gobierno Nacional y al laboratorio Pfizer. Tuvo que salir el presidente de la Nación y el propio laboratorio a desmentir el hecho e iniciar acciones legales contra la dirigente. No obstante, esta mentira circuló mucho ya que salió de la presidenta del principal partido de la oposición.
Hace unos meses también intentaron instalar que la vacuna contra el covid 19 “era veneno” y poco después que “no” había vacunas y, paradójicamente, acto seguido desde la oposición se enojan ante la llegada de aviones con los cargamentos que las traen.
En plena pandemia, donde toda la comunidad está muy preocupada por la salud y por las consecuencias de la crisis sanitaria en el trabajo y la escolaridad, esto que quieren instalar genera aún más intranquilidad y enojo en los argentinos y argentinas.
Pero la verdad es que al país llegaron 15 millones de dosis y 9 millones de personas ya están vacunadas.
Cualquier persona está en su derecho de opinar sobre la gestión de un gobierno. Pero la adicción a mentir no forma parte del ejercicio de esa libertad sino que constituye un fraude, porque a sabiendas de que mienten, mienten. No hay sustento real basado en datos e información.
La mentira es violenta y cuando se la usa desde una posición de poder, además de violenta es perversa porque hace uso y abuso de la confianza de los electores, les esconde intenciones, trata de conseguir una reacción en los demás pero a cuento de una estafa moral. La mentira es la herramienta de quienes se sienten amenazados por la verdad.
No hay vacuna contra la mentira. Naturalizar la mentira como forma de meterse en la vida de los argentinos es usar la política para la manipulación de los ciudadanos y ciudadanas y no para transformar la realidad.
El macrismo, Cambiemos, Juntos por el Cambio, como sea que se llamen quienes representan al neoliberlismo, tienen un gran entrenamiento en esto de mentir, de prometer un futuro mejor que nunca llega o que solamente le llega a unos pocos en detrimentos de la mayoría. Pero la realidad, que es la única verdad, se ocupa de poner en evidencia que el libre mercado, la competencia desleal, el estado ausente y la búsqueda desenfrenada de riqueza individual, solo generan en la mayoría de un pueblo: exclusión y desintegración de los lazos sociales sumado al irremediable fracaso de la movilidad real.
La gran amenaza para el neoliberalismo y sus líderes aparece cada vez que cualquier gobierno mete mano en los privilegios, distribuye, se preocupa por la salud de todos y de todas por sobre el negocio de unos pocos.
En la última sesión realizada en la Cámara de Diputados, aprobamos la postergación de las elecciones, tanto las PASO como las generales, para evitar realizarlas en plena segunda ola de covid y todavía con temperaturas bajas. De este modo nos aseguramos que los lugares de votación estén mejor ventilados ya que el clima será más cálido y para ese momento habrá un mayor número de gente vacunada.
La oposición, sin embargo, pretendió usar esta iniciativa para instalar una nueva mentira. A pesar de que ellos mismos tenían varios proyectos que proponían directamente la eliminación de las PASO, puso como condición para acompañar y aprobar la ley que el texto incluyera la aclaración de que la postergación tanto de las PASO como de la elección general se realizara “por única vez”. Instalando así otra duda, otra incertidumbre, otra mentira: el fantasma de que el gobierno nacional en realidad lo que buscaba era evitar el acto electoral.
Es tan absurdo el planteo a la luz de la historia ¡Las fuerzas políticas de la derecha exigiéndole al peronismo ir a elecciones!
Si hay algo que sufrió el peronismo es la proscripción, la quema de libros, la intervención en todas las instituciones en las que se manifestaba – sindicatos- , la discriminación hacia quien tenía una fotito en su comedor de Eva o de Perón, y todos los intentos de borrar las conquistas sociales obtenidas.
Si hay algo en lo que los sectores conservadores y de derecha no escatimaron fue en luchar para que nunca más el peronismo pudiera participar en elecciones.
Y ahora son ellos los que -sin memoria- en el Congreso Nacional, advierten en “pos de la democracia” que solo aprobarían la postergación de las elecciones por un mes, solo si se establecía y aclaraba en el texto: “por única vez”.
Pero me viene bien para pedirles:
“Por única vez” hagan política desde la honestidad, explicando los objetivos reales que persiguen y asumiendo los resultados de cuando les tocó gobernar.
“Por única vez”, corten la adicción a mentir.
“Por única vez”, terminemos con la estupidez.
Como ya dijo Patricio Rey y Los Redonditos de Ricota: Tan soberbios y despiadados: Violencia es mentir.
* Gisela Marziotta es diputada nacional del FdT por CABA