Por María Victoria Cerdán
En el Primer Congreso Nacional de Filosofía realizado en Mendoza el 9 de abril de 1949, Juan Domingo Perón realiza una Conferencia Magistral, convirtiéndose en el primer Presidente (quizás el único) en exponer en un evento de tales características. Posteriormente se difundió en forma de libro bajo el título de “La Comunidad Organizada”.
En este contexto, La Comunidad Organizada se presenta como una propuesta superadora en nuestro país, frente a un mundo que se encontraba completamente dividido entre comunismo (que sostenía la jerarquización unilateral de la sociedad y el Estado) y capitalismo (basado en la jerarquización unilateral del individuo), ambos igualmente materialistas.
Este modelo de organización del que habla Perón tiene que ver con la idea de que el hombre solo se puede realizar en comunidad, con centralidad en las Organizaciones Libres del Pueblo. Así aparece la idea de “La Comunidad Organizada a partir de la realización del yo en el nosotros” como un término medio que reconoce que el individuo posee valores que trascienden a todo valor colectivo, pero que estos valores individuales deben conciliarse con los valores de la comunidad.
En este contexto, si nos preguntamos si actualmente en nuestro país vivimos en una Comunidad Organizada, la primera respuesta parecería ser que no.
Hoy en día son muy pocos los sectores de la sociedad que siguen desenvolviéndose de acuerdo a la idea de la realización del yo en el nosotros, entre ellos se encuentran el Movimiento Obrero Organizado y la Iglesia Católica, incluso se podría decir que son las únicas Organizaciones Libres del pueblo existentes.
Mirando hacia atrás en la historia de nuestro país, es posible afirmar que la Revolución del 55 y el Golpe Militar de 1976, respondiendo a un sector conservador de la sociedad, tuvieron como principal objetivo la desarticulación de La Comunidad Organizada, objetivo que continúa vivo hasta la actualidad. Se ha remplazado la organización social basada en la armonía entre lo individual y lo colectivo, por una democracia liberal caracterizada por el individualismo, el egoísmo y el materialismo.
Vivimos en una comunidad gobernada por la cultura del descarte, en numerosas oportunidades el Papa Francisco expresó que estamos en presencia de un mundo gobernado por una cultura de exclusión de todos aquellos que no estén en capacidad de producir según los términos que el liberalismo económico exagerado ha instaurado, esta situación no solo afecta a los ancianos, también se descartan a los niños y jóvenes que son sometidos a trabajo forzado con extrema precariedad.
Se puede ver como claro ejemplo el hecho de la pobreza infantil, un país que en su momento sostenía con fervor que “los únicos privilegiados son los niños”, hoy se introducen temas de discusión que responden a la agenda internacional.
Finalmente, si bien actualmente no vivimos en una Comunidad Organizada, el sentimiento popular nacional, la solidaridad y la justicia social sigue presente en las Organizaciones Libres del Pueblo.
Como Perón lo enseña en su discurso de 1949, la única forma de recuperar y volver a construir esa Comunidad Organizada es desde abajo hacia arriba: “Lo que caracteriza a las comunidades sanas y vigorosas es el grado de sus individualidades y el sentido con que se disponen a engendrar en lo colectivo. A este sentido de comunidad se llega desde abajo, no desde arriba; se alcanza por el equilibrio, no por la imposición”.
Para lograr la felicidad del pueblo y la grandeza de la nación se deben recuperar esos valores fundamentales de los que habla el General, fortaleciendo la alternativa superadora en donde las unidades sociales, individuos y comunidades, se desarrollan en armonía y equilibrio.
Por María Victoria Cerdán
Estudiante del último año de Abogacía (UCP)
Militante Peronista