Tres agentes de la policía de Buenos Aires quedaron en la mira de los investigadores del homicidio de Araceli Fulles ante la posibilidad de que hubieran plantado pruebas para desviar la búsqueda de la joven, de 22 años, que estuvo 25 días desaparecida. Las sospechas surgieron luego de que la madre de la joven denunció que el estuche de cosméticos de Araceli, encontrado durante uno de los rastrillajes, pudo haber sido robado por un policía que entró en su casa.
El ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo , separó a un subcomisario, a un oficial principal y a un subinspector que es hermano de dos de los seis detenidos del caso. Anoche, Darío Gastón Badaracco, de 29 años, el principal sospechoso del homicidio fue apresado en la villa 1-11-14, en Flores. Estaba prófugo desde ayer, luego de que fue encontrado el cuerpo de Araceli en el patio de la casa de su madre.
Ayer por la tarde se conoció el resultado de la autopsia: Araceli Fulles fue estrangulada, posiblemente con un lazo. Su nombre se agregó así a la lista de 26 mujeres asesinadas este mes en la Argentina. Los forenses establecieron que el homicidio se concretó entre 20 y 25 días antes del hallazgo del cuerpo. Este dato abonó la hipótesis que indicaría que la joven fue asesinada el mismo día que desapareció, el 2 de abril pasado.
Además se confirmó que la casa de José León Suárez donde apareció el cuerpo de Araceli había sido allanada por orden judicial el 17 de abril pasado, pero los policías no hallaron rastros del cadáver.
Para tratar de establecer qué ocurrió en ese allanamiento y con otras irregularidades registradas durante la búsqueda, Ritondo ordenó a la Auditoría General de Asuntos Internos que inicie un sumario administrativo para determinar las responsabilidades de los tres uniformados separados en las últimas horas. Uno de los policías desplazados es hermano de dos de los seis detenidos.
Las sospechas sobre el desempeño de algunos uniformados fueron denunciadas por los padres de Araceli. Anoche, Ricardo Fulles dijo que un policía entró en su casa y robó el portacosméticos que fue hallado por los perros rastreadores hace dos semanas. El padre de Araceli afirmó que el policía -al que no identificó- plantó el estuche de su hija, para desviar la investigación.
Además, el padre de la víctima cuestionó con dureza a la fiscal que estuvo a cargo de investigar la denuncia por averiguación de paradero, Graciela López Pereyra.
"No sabe ni dónde está parada, no supo nunca, ni desde un principio. No se hizo lo que se tenía que hacer de entrada", expresó el padre de la víctima, en la puerta de su casa, a 18 cuadras del lugar donde fue hallado el cuerpo de Araceli.
Los cuestionamientos contra la fiscal también surgieron de la policía, debido a la supuesta demora en apresar Badaracco, quien cayó anoche al ser atrapado por Gendarmería en la villa 1-11-14. La policía bonaerense tenía el dato que el sospechoso se había trasladado a ese asentamiento.
La representante del Ministerio Público se negó a realizar cualquier comentario sobre esas quejas. No obstante, fuentes judiciales indicaron que Badaracco, que tiene antecedentes penales, fue llevado a declarar tres veces como testigo; en ese momento, no había elementos para detenerlo, a pesar de que se sabía que pasó a buscar a Araceli por la casa donde se hizo un asado.
"No se podía detener a Badaracco ni a los otros tres hombres que lo acompañaron la noche del asesinato porque no existía un delito para imputarles. Araceli era buscada con vida, no muerta, y la principal hipótesis de trabajo apuntaba a que habría sido víctima de una red de trata de personas", explicó uno de los investigadores judiciales.
El olfato canino
La primera noticia sobre Badaracco llegó a manos de la fiscalía el 15 de abril pasado. Dos días después, un grupo de policías allanó su casa y revisó el inmueble con perros de la División Canes de Lomas de Zamora. Ese día no hallaron rastros de Araceli en la propiedad.
Anteayer, por la mañana, Badaracco fue llevado a declarar por tercera vez como testigo a la fiscalía debido a una serie de contradicciones encontradas entre sus dos relatos anteriores y los dichos de los otros hombres que lo acompañaban la noche que desapareció Araceli. Luego de un interrogatorio de tres horas, Badaracco se fue a su casa.
Esa tarde, los perros rastreadores entrenados por los Bomberos Voluntarios de Punta Alta que se sumaron a la búsqueda de Araceli recorrían con otros policías la plaza en Alfonsina Storni y 9 de Julio, donde la joven solía reunirse con amigos.
Según uno de los guías, el perro llamado Halcón captó la huella de olor de Araceli y marcó la casa de Badaracco, a 40 metros de la plaza. Cuando la madre del sospechoso permitió que el grupo ingresara, el ovejero belga corrió hasta el fondo del terreno y en el mismo lugar que otros policías con otros perros no habían encontrado nada, apareció una pierna que surgía de una loza quebrada. Al excavar se determinó que los restos correspondían al cuerpo de Araceli.
Para la Justicia, Badaracco habría tenido la colaboración del dueño del corralón en el que trabajaba, que habría sido identificado como Carlos Damián Alberto Cassalz, quien estuvo procesado como integrante de una banda de secuestradores, que entre otros habría tomado cautivo al hermano del futbolista Juan Román Riquelme.