Se trata de Carina Cabral, de 32 años, procesada por el delito de homicidio doblemente culposo agravado por la relación de pareja y alevosía. El crimen ocurrió el 20 de enero del año pasado. Sergio Gales, de 42, fue acribillado a balazos.
La Cámara de Apelaciones de la Quinta Circunscripción Judicial rechazó un recurso de apelación realizado por la defensa de la agente Carina Elizabet Cabral (32) para evitar ir a juicio por el asesinato de su esposo Sergio Raúl Gales (42), luego de una discusión en su casa de la localidad de Santo Tomé.
La resolución ahora habilita al Tribunal Oral Penal de Santo Tomé a fijar una fecha de debate.
El abogado querellante Dr. José Pablo Ordenavía manifestó a Urgente Santo Tomé que, “era una resolución de esperar, ahora esto significa que el expediente va a llegar al Tribunal Oral Penal de Santo Tomé y se dispondrá una fecha para el juicio a la imputada.
El debate puede ser fijado para el fin de este año o para el inicio del año próximo”.
En febrero de este año, la jueza Marina Durand de Pereyra, en su resolución, ordenó el procesamiento de la imputada por su accionar en el delito de homicidio doblemente culposo agravado por la relación de pareja y por alevosía.
El homicidio se produjo el 20 de enero de 2019. Los vecinos fueron quienes alertaron a la Policía sobre lo sucedido al escuchar los gritos y las detonaciones procedentes de la casa de la pareja, situada en Navajas al 1200, del barrio Tabladas, a unos 400 kilómetros de la capital provincial.
Al llegar al lugar, los agentes encontraron en la vereda del domicilio, frente a la entrada del garaje, a Gales tendido en el suelo con ocho impactos de bala, entre ellos, en la cabeza, el pecho y los brazos.
De acuerdo con las pericias, los primeros disparos fueron en la habitación de la pareja. El prefecto corrió hasta el auto y cayó desplomado en el garaje.
Él era ayudante de segunda de la Prefectura Naval Argentina (PNA), divorciado, con dos hijas. Ella, diez años menor, cabo primero de la Policía de Corrientes.
Tuvieron una nena y la convivencia se fue tornando difícil, sobre todo en los últimos meses. Según los vecinos, la mujer era “celosa y posesiva”.
Se enojaba cada vez que el hombre quería ver a sus otras hijas, hoy de 10 y 15 años. Cuando la detuvieron, la suboficial estaba en shock, con su hija de 3 años llorando, quien luego del crimen fue entregada a su abuela materna. Incautaron su arma reglamentaria, con la que había efectuado los disparos.