Domingo Peppo y Cristian Ocampo hicieron números. Están de acuerdo con que la provincia no terminará perdiendo recursos en la suma final porque el ajuste que la Nación le reclama por reducción de Ingresos Brutos será compensado con Aportes del Tesoro Nacional. Con esas cuentas, Domingo Peppo voló a Europa y dejó el escenario provincial.
Lo hizo pese a que la definición del acuerdo entre la Nación y las provincias pasó para la semana que hoy comienza. Difícil que el vicegobernador Daniel Capitanich vaya a salirse del libreto, pese a que siempre aparece como más duros al momento de hacer declaraciones. Si Macri quiere una foto con los gobernadores después del encuentro será él el que tenga que poner la cara. Quedará también en evidencia que, como el hermano, sus críticas son apenas mediáticas.
Paralelamente, la provincia de María Eugenia Vidal logra un acuerdo por 20 mil millones de pesos en el primer año, que llegaría a 65 mil millones, financiados con recursos de la Nación, con acuerdo de todas las provincias.
La desproporción del auxilio es sideral. Demasiado poco resultan los aportes de ATN para compensar la reducción de la recaudación de la Administración Tributaria Provincial. El gobierno chaqueño se conforma igual.
El convenio es todavía más ínfimo si se tiene en cuenta que el cambio incluye el apoyo de los legisladores nacionales para la sanción de la reforma previsional, impositiva y laboral. Después del 10 diciembre la provincia del Chaco aportará 5 diputados nacionales al servicio del gobierno nacional sobre un total de 7.
Con esa proporción no parece haber freno para la reforma que propone el presidente de la Nación, hay que sumar el cambio de escenario que representa la asunción de nuevas autoridades tras el triunfo electoral del macrismo del 22 de octubre último.
La realidad de la provincia sin embargo no ofrece cambios. Semejante nivel de acompañamiento provincial al ajuste no es solamente simbólico. El diputado radical Livio Gutiérrez presentó un proyecto para dar un bono a los empleados públicos provinciales de 3 mil pesos. Es el clímax del mundo al revés.
Un funcionario de segunda línea del gobierno y la diputada de “extracción sindical”, Beatriz Bogado, salieron firmar el certificado de defunción de la iniciativa. No es posible “por la delicada” situación financiera de la provincia, afirman pese a que Gutiérrez con los números en la mano afirma que sí se puede.
La Justicia denuncia por su lado un recorte de 200 millones de pesos en su presupuesto 2018. Los jueces instaron al Superior Tribunal a terminar con el manoseo del Poder Ejecutivo. No hubo.
reacción del Alto cuerpo que sólo protesta, pero no toma medidas ante la mengua de su propia independencia.
Ocampo sentado sobre la caja provincial cerró uno de los peores años en materia de ajuste. Habría que remontarse a los tiempos del Quebracho de Ángel Rozas, en medio de un tironeo entre varios sectores sobre las cifras reales de la situación financiera de la provincia.
Los dos años de Peppo terminaron en pérdida de capacidad adquisitiva del sector público, pese a que el gobierno afirma exactamente lo contrario. La realidad pasa por un carril distinto del relato oficial.
Mal que le pese al análisis de los nuevos tiempos, el tamaño del Estado es uno de los motores de la economía provincial. El ajuste tiene sus consecuencias. La Nación no acompaña, la inexistencia de obra pública en el Chaco se refleja en los recursos federales. En una tabla comparativa el Chaco esta último en el reparto por habitante.
El gobierno de Peppo no inauguró prácticamente ninguna vivienda, salvo algún episodio aislado, no construyó ninguna escuela, ningún hospital.
El Estado no impulsa la economía, no lo hace el Estado nacional, tampoco la provincia. Un tercer año como el que pasó podría terminar paralizando todo. Su primer bienio no es un buen augurio. Desde que comenzó el ciclo lectivo, sólo dos días por semana hubo clases. Así va a terminar el año. El sector público estuvo plagado por días de paro. No hubo una semana completa de atención en el Registro Civil y fueron incontables días de paro en la Justicia (único poder que castigó con descuentos a sus empleados). Sólo el Poder Legislativo mantuvo el nivel de actividad, con fuertes sospechas de que hubo incrementos salariales muy por encima de la media que se mantuvieron de manera más o menos reservada.
El costo político para el gobierno de Domingo Peppo fue la derrota electoral. El año que viene no será electoral pero eso no significa que no se prevean fuertes movimientos. Será el año en que tendrá que ponerse a marchar la fórmula opositora provincial. El propio gobernador hace campaña para instalar al diputado Luis Obeid, que se supone será el candidato a vice de un radical.
El entramado no será sencillo tampoco para el PJ. Gustavo Martínez ya pidió la reelección de Peppo, falta encontrarle un vice, si el plan es desterrar a los Capitanich. Sólo el apremio de “perder todo” que presuntamente movilizará al intendente de Resistencia podría servir para intentar encontrar alguna clase de equilibrio en el oficialismo.
Las medidas de ajuste que se avecinan podrían empeorar el panorama en la provincia. La reunión de Peppo y Ocampo antes del viaje del gobernador a Europa fijó las metas. El gobierno nacional juega a todo nada. Si del ajuste surge la reactivación económica la cosecha será suya, si no el costo no será capitalizado precisamente por los sectores colaboracionistas.
Las metas de la provincia, igual, van a estar monitoreadas por la Nación. El mecanismo de distribución de ATN impone condiciones distintas al modo en que la provincia puede manejar su propia recaudación.
Chaco se coloca mucho más en manos de las directivas nacionales. Ya lo hizo. Del crédito de 6 mil millones aprobado en abril junto con el presupuesto 2017 todavía no se tomó un peso. Avanzar o no, depende de lo que diga la Nación. Si ese movimiento financiero depende de una autorización en Buenos Aires, el envío de ATN también lo hará.
Los nuevos condicionamientos surgen cuando el gobierno chaqueño hizo campaña con la defensa del federalismo. La resignación es palpable, si antes se hacía por alineamiento partidario, la pregunta actual es ¿ahora por qué?
