Jorge García Cuerva encabezó la ceremonia al cierre de la multitudinaria marcha."Únanse detrás de dos o tres temas importantes para todos los argentinos", convocó.
Por Malena Nazareth Martos
Con lágrimas, con palabras susurradas entre labios apretados, con cansancio físico, con camisetas y carteles, con una emoción difícil de contener: así se ve a un peregrino que llega después de tantas horas y kilómetros a la Basílica de Luján, llamado por la fe, por sus motivaciones personales, o por ambas cosas.
Como todos los años, miles de fieles se movilizaron por la 50° Peregrinación a Luján, iniciada este sábado por la mañana en la iglesia de San Cayetano, ubicada en el barrio porteño de Liniers. Y finalizada 60 kilómetros después, en la Casa de María.
Ni el frío, ni el sueño, ni el dolor corporal pudieron detener a la masa de creyentes que se apostó -luego de una noche eterna- frente al escenario armado junto a la Basílica. Necesitados por oír la palabra de Dios, por comulgar y por pedir en silencio profundo por aquellas penas e ilusiones que no son visibles para el resto.
Encabezada por el arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, la misa central comenzó a las 7 de la mañana con el ingreso de la imagen cabecera de la Virgen de Luján que vino desde Liniers.
En la celebración más esperada del año el lema fue "Madre, bajo tu mirada buscamos la unidad", y en las palabras que el arzobispo expresó buscó reflejar el propósito del mismo.
"Madre, bajo tu mirada buscamos la unidad, tu manto celeste y blanco nos incentiva a seguir buscando la unidad entre los argentinos, a no resignarnos al enfrentamiento constante, a profundizar las grietas y las heridas. Frente a las crisis los sabios buscan soluciones, dice el refrán, los mediocres buscan culpables. Hay muchos mediocres que frente al lacerante y doloroso 52,9 por ciento de pobreza se pusieron a buscar culpables", sostuvo, señalando el contexto económico y político que atraviesa el país.
Y luego dejó un pedido para todos los fieles presentes: "Únanse detrás de dos o tres temas importantes para todos los argentinos, pidamos la humildad de trabajar con otros, de generar consensos y acuerdos y de tender puentes, porque lo más valiente que podemos hacer es pedir ayuda y eso no es signo de rendirse, es justamente lo contrario, es negar a rendirse. No nos rindamos a ser hermanos, a buscar soluciones juntos, a construir una patria más justa y más fraterna, a liberarnos de los prejuicios, de los odios y de los enfrentamientos estériles, a seguir confiando nuestra vida a la Virgen de Luján, que desde hace 50 años, el primer fin de semana de octubre, recibe a cientos de miles de peregrinos".
Por otra parte, el arzobispo de Luján-Mercedes, monseñor Jorge Eduardo Scheinig, remarcó que esta convocatoria fue "la más populosa de los últimos años".
García Cuerva enfatizó en que los peregrinos se puedan "sincerar delante de Dios y poder reconocer que en realidad cada uno tiene que aportar, guardar el dedito acusador" y hacerse cargo de que uno "tampoco aporta a la unidad, a veces con comentarios intolerantes, agresivos, cada uno de nosotros se quiere hacer cargo y entonces delante de Dios le decimos 'Señor ayúdanos, ayúdanos porque no podemos solos, pero me hago cargo que yo soy el primero que tengo que cambiar'".