Finalmente, Jorge Macri fue bendecido como el candidato de Juntos por el Cambio para suceder a Horacio Rodríguez Larreta en la jefatura de gobierno porteño. La designación fue un acuerdo de cúpula confirmada por el actual mandatario porteño a través de una carta publicada en las redes sociales.
“Quiero manifestarle todo mi apoyo a Jorge. Confío en él y estoy seguro de que va a dejar todo para estar a la altura del legado que empezó Mauricio en 2007 y que tuve el honor de continuar desde 2015”, escribió el también precandidato del PRO para la Presidencia.
De Vicente López a CABA
Para imponer a Jorge Macri, la conducción de Juntos por el Cambio hizo caso omiso de la denuncia judicial de inhabilitación que pesa sobre él por aspirar a ser jefe de gobierno de un distrito mientras está de licencia en la conducción de otro.
Como se sabe, el primo de Mauricio Macri es ministro de Gobierno porteño desde hace dos años pero, para serlo, pidió licencia como intendente de Vicente López, distrito que gobernó desde 2011. O sea que debió tener residencia allí durante al menos el último decenio y sigue siendo intendente bonaerense aunque licenciado en ese cargo.
Lo que establece la Constitución porteña es que quien aspire a ser jefe de gobierno debe “poseer una residencia habitual y permanente (…) no inferior a los cinco años anteriores a la fecha de elección”.
La incoherencia fue denunciada por el ex senador radical Nito Artaza, que pidió la impugnación de la candidatura sobre la base del antecedente que la Corte Suprema marcó en Tucumán y San Juan. Pero, como se sabe, cuando el cuestionamiento pesa sobre Juntos por el Cambio, la balanza del Poder Judicial tarda en moverse y el caso aún no escaló hasta el supremo tribunal.
La interna porteña del PRO
La candidatura de Jorge Macri avanzó pasando por arriba la de Fernán Quirós, el ministro de Salud porteño, que hasta último momento mantuvo en pie sus pretensiones y que tuvo la exótica idea de decidir la candidatura a través de una encuesta.
No solo lo desfavorecieron los sondeos pagos sino también la correlación de fuerzas dentro de Juntos por el Cambio y corrió la misma suerte que Soledad Acuña, su par porteña en Educación.
Acuña bajó su candidatura a principios del mes pasado, jaqueada por los números de intención de votos que no la favorecieron y presionada por una interna caótica en la que Mauricio Macri comenzó a imponer a su primo como moneda de cambio tras su renuncia a ser candidato a presidente y haber allanado el camino de la competencia a Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich.