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Política Panorama semanal

Un fracaso exitoso o un simple fracaso

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Crédito: 97975

A esta altura de los acontecimientos, el gobierno de Domingo Peppo guarda similitudes con la misión Apolo XIII. Debía llegar a la luna pero una explosión cambió los planes. Ya no iban a alunizar, sino que el objetivo final sería regresar a la tierra con la tripulación sana y salva.

 

Fue el “fracaso más exitoso” en palabras del celebrado y mítico Director de Vuelo de la NASA, Gene Kranz. Domingo Peppo a poco más de un año y medio de terminar su mandato probablemente debería concentrarse en esto. La historia difícilmente rescate su gestión, salvo por los escándalos de corrupción que lo salpican trasversalmente, pero se empecinará muy duro con él si se transforma en el primer gobernador en no completar su mandato.

 

Miguel Pibernus vicegobernador de Ángel Rozas debió renunciar en medio de un escándalo de corrupción, que al lado de los hechos que se ventilan aquí era prácticamente el líder de una banda dedicada a hacer travesuras.

 

Es probablemente lo que el actual primer mandatario se resista a analizar. Hace dos semanas, días u horas antes de que tomase estado público que el fiscal Patricio Sabadini estaba solicitando la detención del ministro Fabián Echezarreta, allegados al gobernador de la provincia empezaron a dejar trascender que Domingo Peppo estaba dispuesto a lanzarse a la reelección.

 

Su ímpetu partía de la sensación de que las causas penales abiertas y las que parecen que van a surgir –léase Lavado III- no iban a alcanzarlo. La errónea lectura de la situación llevó al mandatario y a su equipo más cercano –y cada vez más reducido- a pensar que los hechos que se conocen no mellan la figura del jefe de Estado provincial. Eso para no hablar de su pobre administración, que quizás desde adentro pueda verse con mayor despliegue.

 

El requerimiento del fiscal le abrió al gobernador un fin de semana para tomar la decisión correcta. Pero desperdició el plazo e incluso se comprometió al “autorizar” a Echezarreta a reunirse con su equipo en Casa de Gobierno el domingo pasado a la siesta.

 

Tomar la decisión de relevarlo el viernes 18 hubiera significado dos cosas. La primera: la crisis política no hubiera llegado a los niveles a los que trepó. Y la segunda: atento la denegatoria que hizo la juez Zunilda Niremperger, Echezarreta podría haber seguido todo el proceso en libertad. ¿No era mejor no ser ministro y estar en libertad, que serlo sólo para no ir preso?

 

Por el contrario, Peppo dejó escalar la situación al nivel que colocó a la Cámara de Diputados en la situación de tener que desautorizarlo. Una mayoría del Bloque del Frente Chaco Merece Más y especialmente del PJ, considera que debe ser el gobernador el que resuelva esta situación, aceptándole la renuncia o relevándolo del cargo al ministro de Infraestructura por decreto.

 

Carim Peche, presidente del Interbloque Cambiemos piensa lo mismo. De los que hablaron muy pocos piensan que la Legislatura debe resolver la cuestión. Posterior a eso existe otro debate. ¿Es desafuero o juicio político lo que corresponde? En cualquier caso, una negativa de los Diputados a aceptar el pedido de la Justicia Federal terminaría por extender la sombra que hoy se abate sobre el Poder Ejecutivo a otro poder de la provincia.

 

A esta altura de los acontecimientos, más parece el deseo del gobernador a no ponerse los pantalones largos y resolver la cuestión, afectado a su vez por la insubordinada posición del ministro de adelantar que “no piensa renunciar”. Que lo piense, pero que no lo diga. Todos siguen mellando el poder y la legitimidad del titular del Poder Ejecutivo. Parece tan lejana aquella frase acuñada cuando imputaron a Horacio Rey “la lucha contra la corrupción la encabezo yo”. ¿Quién la encabeza hoy?

 

Hace falta recordar que tampoco fue Peppo el que le aceptó la renuncia a su alter ego y ex secretario General de la Gobernación, sino que fue el vicegobernador Daniel Capitanich. Y que la única vez que intentó tomar la iniciativa fue cuando le envió “mensajes de texto” a Nadia García Amud recomendándole que renuncie por escándalo que se armó por un asiento en un palco en el carnaval correntino. Que tampoco le hizo caso.

 

La desproporción de los hechos es altísima. Cuánto más grave es el hecho menos fuerza tiene el gobernador para resolverlo. No sólo los actos ajenos están dañando su legitimidad.

 

Importa recordar además que la Ley de Ministerios en su artículo segundo le otorga “rango y jerarquía de ministro al Secretario General de la Gobernación y Coordinación”. Esa ley es reglamentaria de las atribuciones del Poder Legislativo establecidos en la Constitución Provincial. Es posible pensar que Horacio Rey también tenía inmunidad, aun así tuvo que renunciar desde la cárcel. Sólo entendible porque la Justicia ordinaria tiene poca gimnasia para investigar hechos de corrupción.

 

Como en el caso del ministro de Hacienda, Cristian Ocampo, también imputado en causas de corrupción, debería entenderse que el gobernador Peppo no tiene relevos. Una asombrosa soledad lo embarga en el ejercicio del poder.

 

Los actos del 25 de Mayo sirvieron para comprobarlo. En Resistencia, ante un desfile de escuelas, las actividades estaban encabezadas por el intendente, Jorge Capitanich, el presidente del Concejo, Gustavo Martínez, y la presidente de la Cámara de Diputados, Elida Cuesta.

 

Cuesta debió haber participado de los actos centrales, organizados por la provincia en Machagai.

 

Prácticamente sólo, Peppo estaría más tarde en lo que pareció un acto de Cambiemos en la inauguración de la autovía Resistencia-Makallé. Un par de ministros, entre ellos el objetado Echezarreta y la diputada Claudia Panzardi, fueron el elenco oficial de la provincia. Por el otro lado Javier Iguacel, de la Dirección Nacional de Vialidad, representantes de Plan Belgrano, y militantes y dirigentes del radicalismo.

 

Panzardi tenía otra misión que sólo la de cortar la cinta. Reivindicar que la obra se inició y se ejecutó en más de un 70% durante el gobierno de Capitanich. Si había que limarlo al gobernador actual –por encima de lo que representa la foto oficial del acto-, sobrevinieron estas palabras “lamento que nuestro Gobernador no haya tenido la posibilidad de reconocerlo, sé y entiendo que el gobierno nacional reprime duramente, castigando algunas veces donde más duele, porque se desquita amenazando con los recursos que indefectiblemente nuestra Provincia requiere para hacer frente a las distintas demandas y mantener la paz social; otras, creando un plan de persecución a quienes piensen distinto y se atrevan a expresarlo”.

 

No es la primera vez que en la provincia se dice algo parecido. El propio Peppo es obligado más tarde a desmentirlo. De paso, Panzardi ya se ve en una hipotética fórmula que debería encabezar el intendente de Resistencia.

 

Peppo no parece dispuesto a retomar la iniciativa. Cambiar completamente su gabinete y efectivamente ponerse a la cabeza del combate a la corrupción podría ser una salida. No alcanza con ser querellante, para revertir el estado de cosas la provincia debe ser denunciante, porque la sensación que flota en el ambiente es que las investigaciones tocaron una pequeña porción del problema. Que hay mucho más y que abrumaría a la Fiscalía Federal e incluso al equipo fiscal del fuero ordinario si quisiera trabajar en serio. Que no darían abasto.

 

Pero sobre todo, que es un problema político y que la política debe contribuir a la solución. No como ahora.

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