La huelga de la CGT en Corrientes se hará sentir, y mucho. Aunque no lo quieran, aunque la patronal estatal (y privada) trate de evitarlo, se dará, porque el acatamiento va más allá incluso de lo presencial. Porque si bien muchos deberán ir obligados a cubrir sus puestos, cabizbajos por vivir en una provincia conservadora, su atención estará puesta en el paro.
De eso se trata esta huelga que los gobiernos, tanto Nacional como Provincial quieren solapar. Se trata de pararse frente a un modelo que propone volver a los 90’ es decir a lo peor de las políticas entreguistas que vivió Argentina en los últimos años. Políticas con consecuencias nefastas que Corrientes también las vivió, y lo vive aún.
En una provincia con altos índices de pobreza altos, sueldos bajos y grandes porcentuales de trabajo en negro, es obvio que la gente tiene bronca y quiere expresarse. Y lo hará mañana, con o sin paro. El disfrute estará en la cabeza de la gente a ver la plaza de Mayo otra vez llena. Al ver las calles vacías, muchos se volverán a sus casas sabiendo que un pueblo se expresó más allá de la orden impartida de un gobierno o un patrón, de no hacerlo.
Y aquellos que no estén de acuerdo, también deberán acatarlo, porque deberán aceptar la protesta de la mayoría, así como se aceptan los resultados electorales cada dos y cuatro años.
Esos que se sientan cómodos con la crisis en las empresas, con los despidos masivos, con los chicos otra vez pidiendo en las esquinas o fingiendo ser enfermos para mendigar una moneda, esos deberán acatar también el paro. Porque en sus narices, estará la ciudad vacía, hablando por sí misma.
Para la huelga de mañana se espera la adhesión de importantes sectores del trabajo estatal y privado. Entre ellos se destacan UTA, (transporte), la Bancaria, Luz y Fuerza, ATE, Suteco-Ctera y Docentes de Sadop, Amet, UDA, MUD, ACDP; Telefónicos, SMATA, Comercio, Panaderos.
