En Inglaterra es más probable morir en fin de semana, que en días hábiles, aunque las razones no son claras.
Se acaba de publicar una evaluación sobre los pacientes internados en el Servicio Nacional de Salud inglés, que confirma lo que ya apareció en otra evaluación hace 5 años. Que los pacientes que se internan en el fin de semana se mueren más que los que se internan en los días hábiles, así como que los que se internan lunes y viernes tienen una mortalidad ligeramente mayor que los que se internan en los tres días intermedios.
“Nos vemos el lunes”, o “que pase un buen fin de semana”, es el saludo que reciben muchos pacientes de sus médicos el viernes por la tarde, o el sábado a la mañana, pero es obvio que el descanso sabatino dominical del personal no incluye a microbios y otras causas de enfermedad que siguen actuando, por lo cual los ingleses están pensando en hospitales que funcionen 7 días a la semana a full, y no 5 días como ahora, aunque los gremios del personar ya han anunciado su resistencia a esta medida. Los fines de semana, como los feriados son sagrados, y solo deben quedar guardias, pero no el personal completo.
Mucha gente recordara sin duda “el sábado inglés”, una conquista gremial, que complementaba el domingo conseguido por la iglesia, bajo pretexto de antiguas leyendas sobre la Creación.
De todos modos aún no es seguro que esta mayor mortalidad se deba a que los hospitales funcionan en fines de semana a marcha lenta, sino que parte de la misma podría ser debida a causas que actúan con más intensidad los fines de semana, como excesos alimenticios y de consumo de alcohol. Por otra parte el factor que juega parece ser menor dotación de personal de enfermería, y no menor presencia de médicos.
Inglaterra es tierra de escépticos, (y corsarios), de allí que les debemos el método científico en su versión moderna, y también a Darwin quien aventuró la idea de que el hombre no había sido creado por Dios a su imagen y semejanza, sino por la naturaleza evolucionando por millones de años, y también a Hawkin quien dice que antes de que hubiese vida alguna, todo empezó con una pequeña cantidad de materia, en expansión continua, que aún sigue, y que terminará con la inversión del proceso, pero aclarando que eso no será el año que viene, sino cuando él y nosotros ya seamos polvo.
También se dice que allí nació la epidemiologia, por un médico que estudió las estadísticas de cólera en distintos barrio de Londres, y también la enfermería profesional y el estudio de las infecciones hospitalarias por esta nueva profesión estudiando estadísticas de hospitales militares durante la guerra de Crimea, de la mano de una joven aristócrata que ahora es la santa patrona laica de las enfermeras de todo el mundo, del mismo modo que el pañuelo negro de muchos marineros recuerda a un gran almirante inglés, y muchos comunistas de todo el mundo viajaban a Londres, para visitar la tumba de Marx, menos ahora al estar medio pasado de moda este gran economista que se pasó la vida en el Museo Británico estudiando estadísticas de todos los países del mundo para confirmar su teoría que inspira a la tercera fuerza política de la provincia.
De allí la obsesión inglesa por estudiar las estadísticas de los hospitales para sacar conclusiones sobre la calidad de atención, cosa aún desconocida por aquí, donde la preocupación pasa más bien por los insumos para la oposición, las bonificaciones por riesgo para el personal, y la única estadística que se estudia es la tasa de mortalidad infantil.
También, y a diferencia de lo que hacemos aquí, no vacunan a los grupos de riesgo para evitar las complicaciones de la gripe, sino a los escolares, para cortar la transmisión. Si les funciona a ellos, quizás en el futuro los imitemos.
Argentina en la guerra de Malvinas descuidó el canal entre las islas, cualquier manual de estrategia militar dice que no se debe atacar por allí. Ellos actuaron al revés del manual, y eso les dio la victoria, puesto que como decía Napoleón los enemigos también leen los manuales de guerra, y solo las ganan los que inventan nuevas maniobras. El capitán San Martin luego capitán general y santo de la espada, estuvo bajo el mando del general Beresford, que comandó una de las invasiones inglesas a Buenos Aires, así que algo habrá aprendido de este general en las guerras de España, pero que no sabía del aceite hirviendo como arma de guerra, y por eso perdió.
En materia de atención de salud legalizaron hace muchos siglos a los prácticos, los únicos que se quedaban a atender a la población cuando había epidemia, y todos los médicos se mandaban a mudar, por aquello de que mejor prevenir, y soldado que sobrevive sirve para la próxima batalla.
Esos prácticos son ahora médicos, pero conservan el nombre que se les dio siglos atrás, GP, que quiere decir prácticos generales, y que son lo que décadas atrás había en Argentina como médicos de barrio o de pueblo. Aún existen en Inglaterra por la simple razón de que ganan más que los especialistas de los hospitales, salvo que sean jefes de servicio, que ganan más que todos, por concurso, claro, y sin acomodos, como desde ahora será aquí si todo sale como está previsto en la nueva Ley de Carrera Sanitaria, y los rebeldes entran en razón, de que será para bien de todos, y ceden en sus caprichos, pues se les dio todo lo que pidieron, dicen los jefes.
Allí también los sindicatos obreros se dieron cuenta hace mucho que en vez de pagar al médico en cada consulta, era mejor que todos aportaran una suma mensual a una caja, con la que emplear a un médico que los atendiera cuando era necesario. De allí nació el Servicio Nacional de Salud.
Hace años estuve allí visitando a estos GP, y me confesaron una pequeña trampita que hacían los fines de semana. Cada uno de estos médicos tiene unas mil personas a cargo, y debe estar a su disposición para atenderlos 24 horas diarias, 7 días en la semana, aunque ya habían conseguido que se les autorizara a compartir con otros médicos esta responsabilidad, de manera que se habían organizado como pequeños grupos de 3 o 4 médicos, que compartían la atención en horario nocturno y fin de semana.
Aún no había celulares, pero en el consultorio había un contestador que desviaba las llamadas nocturnas y de fin de semana al médico que en forma rotativa estaba de guardia, que tenía acceso a la historia clínica del paciente.
De todos modos cada médico al que no le tocaba guardia en fin de semana advertía al que se quedaba, de sus pacientes más graves, que con más seguridad llamarían, por lo que ese medico solía internarlos, para asegurarse un fin de semana más tranquilo. Si esa costumbre persiste esa podría ser la explicación para esta mayor mortalidad de fines de semana, aunque a posteriori se tomaron medidas para que los médicos que hacían eso no recibieran incentivos salariales adicionales, que se dan a los que los bancan en atención domiciliaria.
Varios notables ingleses como el mismo Hawkin, se han felicitado de tener un Servicio Nacional de Salud, financiado por el estado, dándose cuenta que en Estados Unidos se hubieran muerto hace tiempo, al no poder costear una buena prepaga, aunque les ha llamado la atención la gran cantidad de personal africano y asiático en los hospitales, ya que los salarios del personal de salud no son muy atractivos para el inglés medio, pero si para profesionales de sus ex colonias, que hablan inglés, y que de quedarse en sus países ganarían mucho menos que los bajos salarios que pagan en Inglaterra.
Vemos aquí esto en la gran afluencia de profesionales de otros países hacia Buenos Aires, y explica por qué algunos grandes sanatorios de Buenos Aires funcionan con personal de enfermería boliviano, y porque el médico de guardia de la prepaga que examinó el cadáver del fiscal Nisman era un ecuatoriano, ya que la enfermería y la medicina de guardia son trabajos mal pagos.
Otra cosa curiosa de los ingleses es que allí el ingreso en medicina se hace a la edad promedio de 24 años, edad en la que aquí ya están recibidos, pues consideran que la carrera de medicina exige una cierta madurez, y que alientan a historiadores, filósofos, ingenieros, etc., a estudiar medicina, pensando en que desde otras disciplinas se podría ver la salud y la enfermedad de forma diferente a la tradicional, dando origen a nuevas formas de prevención y tratamiento.
De todos modos sería una idea para los epidemiólogos locales estudiar que pasa aquí con la letalidad de hospitales y sanatorios el fin de semana. Quizás sea diferente que en Inglaterra, y eso permita hacer nuevas investigaciones para explicar la diferencia. Eso sí, sin mucha publicidad de cuáles son los establecimientos que tienen letalidad más alta, porque esos podrían ser los mejores, donde se envía a los pacientes más graves, ya que casi todos los hospitales rurales tienen letalidad cero por esa razón.