Los trabajos no logran ejecutarse de manera sostenida por la imposibilidad de usar terrenos privados. Nación deberá tasar y comprar las tierras a los propietarios entre Riachuelo y el Pirayuí y desde el campus hasta Santa Ana.
Estiman que podrían terminar recién en 2021. Desde mayo del año pasado se ejecutan las obras para construir la autovía Travesía Urbana Corrientes, que unirá Santa Ana con Riachuelo. A pesar de algunas cuestiones, los trabajos avanzaron en diferentes tramos, aunque surgieron ciertos inconvenientes que están ocasionando demoras en la realización de algunas tareas claves para la nueva vía.
La principal dificultad es la concreción de las expropiaciones que debe realizar el Estado nacional para liberar terrenos que pasarán a formar parte de la autovía. Este proceso está contemplado sólo en una parte del proyecto, pero no se realizaron las gestiones antes de licitar la obra y comenzaron recientemente, ya durante la ejecución. Esta circunstancia demorará la finalización de los trabajos, en principio previstos para el primer semestre del año que viene.
Sobre esta situación, el jefe del distrito Corrientes de Vialidad Nacional, Carlos Londra dijo que “hay contratiempos que deben resolverse, de lo contrario los trabajos seguirán avanzando por sectores porque nos vemos impedidos de seguir por cuestiones administrativas”. Por este motivo, el trayecto en el que se dieron avances concretos es el que va desde la rotonda de la Virgen de Itatí hasta cerca de la avenida Libertad, justamente donde el propietario de la zona de camino es el Estado y no se necesitan expropiar.
Es que, entre el ingreso al Pirayuí y la zona del campus universitario el ancho de la autovía será de 70 metros. En cambio donde el proyecto requiere de expropiaciones a particulares medirá 80 metros. Aunque aseguran que el proceso de expropiación ya se inició, lo cierto es que las demoras ya afectan el normal desarrollo de las obras, por lo que la empresa constructora debe avanzar por tramos, no pudiendo finalizar trayectos completos.
En este sentido, Londra explicó que “hay problemas de liberación de traza que no nos permite trabajar de manera sostenida en un solo lugar”. Además, el funcionario agregó que “las expropiaciones son trámites administrativos que llevan su tiempo y nos está complicando seguir con las colectoras”.
En este proceso se incluye la realización de mensuras, el paso por Catastro y la tasación de los terrenos para luego avanzar con las negociaciones con los propietarios de las tierras que serán utilizadas para la obra, debiendo obtener el consentimiento. Al respecto, Londra aclaró que “representa una erogación por parte del Estado nacional, que es el que se hace cargo del pago a los dueños que cederán parte de sus predios”.
El jefe del distrito de Vialidad aseguró también al respecto que “ya iniciamos con las gestiones, pero hay demoras y esto retrasará la finalización de la autovía”. Asimismo, expresó que hasta no lograr resolver esta cuestión, el plazo de finalización de la obra es incierto.
Más allá de esto, Carlos Londra estimó que “la terminación de la autovía podría tardar un año más de lo previsto”. Es decir, estaría finalizada recién en mayo de 2021, tres años después de iniciados los primeros trabajos sobre la Ruta 12.
“En caso de no llegar a un acuerdo, el Estado deberá apelar a presentaciones judiciales para obligar a los propietarios a vender las parcelas, ya que hay algunos frentistas que se oponen, pero la obra fue declarada de utilidad pública y no pueden negarse”, comentó Londra a este matutino.
Además, desde Vialidad Nacional habían expresado la posibilidad de construir la autovía sin realizar expropiaciones, una alternativa válida para evitar complicaciones, pero señalaron que el proceso ya está en marcha y de lo contrario debería adecuarse el proyecto original.
Se trata de un cordón de entre cinco y siete metros a cada lado del camino, sectores donde además avanzan actualmente construcciones privadas que podrían complicar aún más los plazos.
Además de las expropiaciones que incluyen el pago a los propietarios de los terrenos, la extensión de los plazos podrían generar también costos extra. Por ejemplo, las máquinas viales y los obreros que intervienen en la construcción sin tener la posibilidad de trabajar y quedando inactivos hasta que se reanude.
Desde el Gobierno nacional se encuentran al tanto de las dificultades que presenta actualmente la construcción de la autovía por cuestiones administrativas y burocráticas, y tiene en agenda el análisis de la situación para intentar agilizar los trabajos de manera sostenida, y no como se dan en las últimas semanas, en algunos tramos concretos.
Aeropuerto
La zona del Piragine Niveyro tiene también dificultades y por el momento la empresa se ve impedida de avanzar con la colectora. Consultado sobre esto, Londra explicó que “el aeropuerto tiene el sistema de radiobalizas muy cerca de la calzada y por eso la Anac nos hizo algunas observaciones”.
De esta manera, las obras no podrán realizarse en ese tramo como estaban previstas y esto requerirá modificaciones en el proyecto. Nuevamente, dependerá de cuestiones administrativas que esperan que avancen lo más ágilmente posible, para poder definir cómo seguir en ese trayecto y que la extensión del plazo de finalización sea la menor posible. El Litoral