Solo por cuestiones de seguridad, sería oficioso que el municipio en lugar de dedicarse a bloquear portales o servicios de internet, se pusiera a estudiar algunas alternativas de optimización y funcionalidad de las principales avenidas de la ciudad que, está claro, se han visto superadas a todas luces por un parque automotor que holgadamente sobrepasa las cien mil unidades circulando diariamente.
Por caso, algo se reformó la avenida Tres de Abril, con las fotomultas en lo concerniente al comportamiento vial, pero con eso solo no alcanza.
Sería bueno estudiar la apertura de más calles transversales, sobre la propia Tres de Abril, como ocurrió eficazmente con Catamarca y Paraguay, por ejemplo.
Lo mismo con la Avenida Maipú, siempre ocupada por los camiones que entran o salen de la estación terminal. En esa avenida central de la ciudad, no solo alcanza con un poco de barrido o limpieza, sino buena señalización, semáforos sincronizados y alguna presencia del personal de Tránsito.
Mucho menos ponerle solo reductores de velocidad que, para lo único que sirven, es para romper trenes delanteros de cualquier rodado.
Sin descuidar el detalle fundamental que, ni bien se terminen las obras de Santa Catalina, por avenida Maipú egresarán e ingresarán o transitarán por esa zona, alrededor de 15 mil personas que solo están esperando sus casas. Otro detalle fenomenal que habrá que tener en cuenta. Ahora. Ya.
LA PONCHO VERDE
Yendo a la Avenida Gobernador Ruíz, en su prolongación como Armenia o bien su terminación como avenida Libertad hasta llegar al Águila de Ruta 12; conformando el gran corredor que popularmente se conoce como Poncho Verde, solo por una cuestión numérica en sus nacientes que están en las puertas del Parque Mitre, tiene alrededor de 7 kilómetros de problemas estructurales.
Desde una deficiente iluminación, transito congestionado, numerosos colectivos de varias líneas urbanas, grandes centros habitacionales, arrancando con los edificios de la Rozada, pasando por los Gastronómicos y así sucesivamente, se podrían mencionar los súper poblados barrios Pujol, Sol de Mayo, Popular, Itatí, Industrial, etc.; sin olvidar el tráfico constante, en gran parte del año, de la comunidad estudiantil que va y viene hacia el Campus de la UNNE.
No es difícil rediseñar en su longitud la Poncho Verde, con tareas básicas como las dimensiones, especialmente en su ancho, y largo de los parterres centrales. Verdaderos bancos de tierra, arena y pasto que son de utilidad solo para deportistas y aerobistas.
Porque a la hora de transitar, teniendo en cuenta los grandes centros de consumo conformado por comidas al paso, pizzerías, restó, carritos, etc., junto con el estacionamiento compactado de vehículos de todo tipo, especialmente automóviles y motocicletas, cuyos conductores solo paran a comer –por ejemplo-, más los siempre desaprensivos fanáticos del estacionamiento en doble fila, condimentados por semáforos sin coordinar, hacen que la situación sobre la Poncho Verde, especialmente entre Santa Fe y la rotonda de la Plaza España, sea un pandemónium.
Más adelante afloja un poco, solo hasta internarse la avenida en la numeración de la cancha de Alvear hacia arriba, donde los problemas de transitabilidad y semaforización, entre otros detalles, son iguales o peores que los tramos anteriores.
Para empezar, vaya la insistencia, podrían “afinarse” un poco más, los parterres “gordos” para un mejor tránsito e incluso estacionamiento. Por algo se empieza. La ciudad agradecida.