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Sociedad Tierra de Amor y Venganza

"El arte es un transformador social"

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Crédito: 126344

Argentina Tierra de Amor y Venganza (Atav), es la novela del año en la televisión argentina, a tal punto que en la mayoría de las noches de la semana, desde la pantalla de Canal 13, lidera el rating del competitivo prime time. La ficción, ambientada en la década del 30, tiene atrapados a los espectadores gracias a su intrigante trama que se nutre, en parte, con la recurrente aparición de nuevos personajes, como Mariquita Lynch, encarnada por la goyana Frida Jazmín Vigliecca.

 


Más allá del papel que le toca interpretar en su primera experiencia en la pantalla chica, a sus 30 años Frida tiene una amplia trayectoria teatral, además de ser licenciada en Actuación, investigadora, directora, dramaturga, docente y futura especialista en Arteterapia. Sin dejar de lado su pasión por dar vida a personajes para entretener al público, ella promueve el arte como un transformador social con el potencial de ayudar a sobrellevar a los problemas de la cotidianeidad e incluir a las personas invisibilizadas.

 


Los motivos por los que se fue de Goya hace 12 años, el rol social del arte, su trayectoria y los planes que tiene para el futuro, son algunos de los temas de los que habló, en una entrevista en la que también dio un valorable mensaje para los jóvenes con vocación artística y contó que tiene proyectos con los que espera llegar a Corrientes.

 


-¿Cuándo decidiste irte a Buenos Aires?

-Cuando hice mi test vocacional me salió todo lo vinculado a lo artístico y entonces me puse a investigar, porque desconocía que existía una formación de actores en nivel de grado universitario. Averiguando, descubrí que existía la Universidad Nacional de las Artes y la formación en actuación en la Universidad de Córdoba. Lamentablemente, en Corrientes no tenía eso en ese momento, hace 12 años. Creo que ahora en Corrientes Capital o en Resistencia existe la carrera de actuación, aunque no sé si pertenece a una universidad pública, porque yo, al provenir de una clase media trabajadora, necesitaba que mi educación no sea privada.

Cuando fui a Buenos Aires me gustó mucho la carrera y el plan de estudios. Rendí un ingreso entre aproximadamente 1.200 alumnos, de los cuales ingresaban 200. Ingresé y, por suerte, me pude recibir, soy licenciada en Actuación.

 

-¿Qué te llevó a incursionar en la investigación a partir de tu formación universitaria?

-Descubrí en la investigación un campo muy interesante. Siempre me gustó la escritura y la lectura teórica, entonces cuando me puse a hacer la tesina de grado, para recibirme de licenciada, me contacté muchísimo con la teoría de la actuación y ahí empecé con la investigación. También estoy haciendo un posgrado Arteterapia, porque me interesa todo lo que tiene que ver con el arte y su implementación a la sociedad.

 

-Desde tu perspectiva, ¿qué le aporta el arte a la sociedad?

-Creo que el arte es un transformador social. Lo que le brinda a los sujetos es sentirse libres y la posibilidad de encontrar un territorio lúdico, expresivo, donde uno puede manifestar, verbalizar y transmitir con el cuerpo. Con la actuación se puede tratar de modo catártico los conflictos o problemáticas que se tienen en la cotidianeidad. En ese sentido, el arte es liberador y sus herramientas deberían estar brindadas al pueblo para que sean utilizadas de buena manera desde una forma transformadora.

En la universidad doy clases de Teatro Integrador para personas con discapacidad. Creo que el arte puede generar una mejor calidad de vida en las personas y por eso me interesé en el Arteterapia. Lucho por la inclusión, me parece muy importante incluir la diferencia, a la persona que tiene alguna disparidad, que es, en realidad, una forma de vida. No debemos mirar a un costado ni invisibilizar a las personas: indigentes, pobres y diferentes. No hay que tenerle miedo a las diferencias porque las diferencias nos dignifican.

 

-¿Cómo te fuiste abriendo puertas como actriz en Buenos Aires?

-Soy actriz de teatro. Mi formación tiene que ver con lo escénico y la actuación en teatro. Desde que estudiaba en la universidad pública, paralelamente fui construyendo una compañía teatral que se llama La buena compañía. Con ellos elaboramos obras de nuestra autoría y obras clásicas, haciendo una relectura de los clásicos universales de la dramaturgia. Con esa compañía tenemos más de 10 obras estrenadas y también nuestro espacio de investigación escénica.

 

-¿Cómo te sentís trabajando en Atav?

-La verdad es que nunca había grabado nada para tele, es un territorio absolutamente nuevo para mí. Estoy muy contenta porque aprendo mucho de ese lenguaje. Me parece que un buen actor tiene que ser bueno en el teatro, la tele, el cine y cualquier dispositivo, si bien son diferentes lenguajes. El del teatro es vivo y efímero porque sucede aquí y ahora; el cine tiene un proceso más largo de grabación, que te da más tiempo de poder preparar personajes y ensayar; y los tiempos de la tele, de una tira diaria, son muy veloces, es otro entrenamiento porque de un día para el otro tenés que aprender la letra y armar tu personaje, no hay espacio para equivocarse.

En principio, estoy naturalizando el momento, más que nada porque lo tomo como un trabajo. El actor es un obrero que va a todos lados y ofrece su arte en diferentes momentos. Lo tomo como algo natural, pero también tengo conciencia de lo que es la mediatización y un medio hegemónico, como es Canal 13, y la implicancia que tiene un medio de esa magnitud en la sociedad. Enseguida hay una transferencia con el espectador, a tal punto que me cruzan en la calle y me saludan y es algo que estoy digiriendo con mucha felicidad, aunque es impactante.

 

-¿Tuviste experiencia en cine?

-Tuve la oportunidad de grabar algún cortometraje o tener participaciones pequeñas con nuevos directores que me han llamado. También fue una experiencia hermosa, aunque es difícil verse en la pantalla, pero uno aprende muchísimo haciéndolo.

 

-¿En qué plataforma te sentís más cómoda?

-Con la tele me estoy encariñando mucho, estoy descubriendo otra faceta mía que me gusta; me siento muy cómoda. Pero la verdad es que en el teatro soy un pez en el agua, siento que ese es mi lugar en el mundo.

 

-¿Estás trabajando en otros proyectos?

-A principios de este año estrené mi ópera prima como directora y dramaturga, que se llama Paso de los Libres. Es una adaptación de un texto clásico del director ruso Antón Chéjov, que se llama La Gaviota. La adaptación que hice es en un contexto correntino en el que hablo sobre los carnavales y sobre la tradición del carnaval que se inicia en Paso de los Libres, por ser frontera con Brasil. Esa obra me representa a mí, mi identidad correntina, mis raíces y mi formación académica. Tuvo dos años de ensayo, reescritura y mucho trabajo. Este año hicimos funciones cuatro meses, ahora nos tomamos un tiempo porque estoy con la novela, pero en octubre vamos al volver con la obra en Buenos Aires y la idea es poder recorrer Corrientes, porque yo lo hice pensando en el territorio.

También estoy iniciando los ensayos de una nueva obra de la compañía, codirigiendo con un amigo; y el 12 de octubre voy a ir a Goya con una obra mía, que me tiene a mí como intérprete.

 

-¿Tenés muy presente tus raíces?

-Absolutamente. Mi primera formación, la niñez, la primaria y la secundaria fue en Goya. Es súper importante no olvidarme de quién soy y de mi provincia, con sus cosas buenas y sus cosas a mejorar. Yo soy de acá y hay cosas que no me puedo borrar y a mí me sirven para hacer arte.

 

-¿Qué consejos le darías a los jóvenes que se quieren dedicar al arte?

-Primero que nada, me parece que el mejor consejo que puedo transmitir desde mi experiencia es que se contacten con su deseo como sujetos, que traten de conseguirlo y luchar por eso desde un lugar completamente honesto. Por otro lado, creo que es necesario que el Estado genere políticas culturales territoriales para que jóvenes, como yo a los 18 años, no tengan que emigrar de su provincia para poder formarse. Sería bueno que hayan políticas culturales artísticas, a partir de las cuales uno pueda estudiar y tenga a disposición un circuito de teatro donde hacer y probar, para que no se concentre todo en Capital Federal.

Hay que incentivar a los jóvenes para que se alineen con su deseo y vayan tras él. Por otro parte, nuestros dirigentes políticos deben promover la formación artística, que es muy transformadora. Las herramientas del arte deberían estar a disposición del pueblo, no ser algo elitista. 

El Libertador

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