Concluyó ayer la visita “ad limina apostolorum” para la primera tanda de obispos que viajaron a Roma desde las regiones pastorales del NEA, Litoral y Platense, con una misa en la Basílica Papal de Santa María, que fue presidida por el arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik. En la oportunidad, el prelado advirtió sobre la necesidad de alimentos, trabajo y seguridad que cargan muchas familias en el país.
En su homilía, el arzobispo Andrés recordó que el templo donde se celebró la misa fue el “primer santuario dedicado a la Virgen María en Occidente”, y admiró la imagen presente de la Salus Popoli Romani, un ícono bizantino de la Virgen y el Niño, realizada por San Lucas Evangelista.
“El Reino de los Cielos pertenece a los pequeños, a los que confían, a los que no tienen miedo, y no pertenece a los que se creen fuertes, a los que miden y calculan con la lógica del poder para no perder. Para nosotros, pastores, es una invitación a confiar y a no temer, a estar cerca de nuestra gente aun en medio de las adversidades, incomprensiones y rechazos”, les dijo a los obispos que lo acompañaban.
Monseñor Stanovnik citó a Jesús en el Evangelio de hoy: “Soy yo, no tengan miedo. Una revelación que nos llena de consuelo y sostiene nuestra esperanza, reconociéndonos que somos frágiles, pero portadores de un tesoro que nos hace grandes y que puede hacer más buenos y felices a quienes lo reciban. La audacia y el coraje apostólico son constitutivos de la misión”, mencionó citando la encíclica Gaudete et Exultate.
Al concluir subrayó: “Nosotros, pastores, inmersos en la historia del Pueblo de Dios en camino y a punto de concluir la visita al Sucesor de Pedro, profesamos nuestra fe en la Iglesia, santa y católica, y renovamos nuestra obediencia a su persona y a su magisterio. Lo hacemos en este santuario mariano recordando y uniéndonos a la devoción de nuestro pueblo por la Virgen del Valle, cuya fiesta se celebra en este día. A Ella le encomendamos nuestras comunidades eclesiales y a todo el pueblo de nuestra querida Patria, para que con la sabiduría de los que la gobiernan acertemos con los caminos que nos conduzcan a una convivencia más fraterna, más justa y más atenta a muchas personas y familias que padecen la falta de pan, de trabajo y de seguridad”.
Luego de una semana colmada de reuniones en distintos Dicasterios y Congregaciones, en la Secretaría de Estado de la Santa Sede, y con el papa Francisco, los obispos se preparan para regresar a sus diócesis.
Desde hoy, el segundo grupo de obispos, integrado por 29 pastores de la región Buenos Aires, hará su visita al Vaticano y que incluirá, además de reuniones con todos los organismos de la Santa Sede, una reunión con el papa Francisco, el viernes 10, a las 10 de Roma (5 de la Argentina).
Entre los obispos del segundo grupo se encuentran el cardenal Mario Poli; el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) y obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, y el titular de Cáritas Argentina y obispo de Quilmes, monseñor Carlos Tissera. Establecida en el Código de Derecho Canónico, la llamada visita “ad limina apostolorum” es realizada por todos los obispos del mundo cada cinco años para dar cuenta del estado de sus diócesis. La última vez que los miembros de la CEA habían hecho la visita “ad limina” fue en 2009, cuando el Papa era Benedicto XVI, y el entonces cardenal Jorge Bergoglio presidía la institución.
Los obispos regresan a sus diócesis, mientras llega el segundo grupo, integrado por pastores de la región Buenos Aires. Norte