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Sociedad

Salvador Castagna: Es preciso tener el coraje de ser humildes

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Crédito: 206

 “El demonio es un mentiroso y seduce mintiendo. Es una pésima señal que, en sociedad, se favorezca la complicidad con el engaño y con el ocultamiento de la verdad. Para ser honestos, es preciso tener el coraje de ser humildes, no ocupar otros espacios, que no sea el propio, y no ambicionar distinciones que engolosinan el amor propio”, sugirió el arzobispo emérito de Corrientes, monseñor Domingo Salvador Castagna.

 

El arzobispo emérito de Corrientes, monseñor Domingo Salvador Castagna, puso a San Juan Bautista como “modelo de fidelidad a la verdad” y diferenció su actuación a la simulación que es la “nota distintiva del pecado”, que caracteriza este tiempo particular de la historia.

 

El arzobispo emérito de Corrientes, monseñor Domingo Salvador Castagna, puso a San Juan Bautista como “modelo de fidelidad a la verdad” y diferenció su actuación a la simulación que es la “nota distintiva del pecado”, que caracteriza este tiempo particular de la historia.

 

“El demonio es un mentiroso y seduce mintiendo. Es una pésima señal que, en sociedad, se favorezca la complicidad con el engaño y con el ocultamiento de la verdad. Para ser honestos, es preciso tener el coraje de ser humildes, no ocupar otros espacios, que no sea el propio, y no ambicionar distinciones que engolosinan el amor propio”, reclamó.

 

El prelado sostuvo que “el Evangelio, que la Iglesia predica, nos ofrece, en la persona del Bautista, mensaje y testimonio de humildad y sencillez, necesarios para hacer de la existencia humana una total conformación con su verdad original. No podemos inventar al hombre, ya está sabiamente inventado por Dios. En las actitudes de Juan existe un reconocimiento sincero de la propia identidad y un rechazo firme a todo intento de adopción de alguna otra, extraña a la suya”.

 

“La misma Verdad que inspira a Juan el rechazo a que se lo considere el Mesías inspira en Jesús confesar su mesianidad. La verdad que Juan expone es la verdad de Dios, y, la Verdad de Dios es Cristo. Es preciso repetirla para que nuestra memoria la contenga de manera definitiva. La Iglesia celebra esa memoria y hace presente el Misterio”, subrayó.

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