En medio del dolor y la consternación causada por la muerte del niño qom Oscar Sánchez, un nuevo caso de deceso evitable, ocurrido en el Hospital Pediátrico hace pocas horas, las lamentables e incomprensibles declaraciones del gobernador con posterioridad al hecho no dejan de asombrarnos para mal y nos obligan a expresarnos en medio de la indignación.
El gobernador repite nuevamente la mentira de la baja de los índices de pobreza en nuestra provincia durante su gestión. Según declaraciones que hiciera ayer, era del 43% cuando asumió y es, en el peor de los casos, del 16% a tres meses de finalizar su mandato. Cuando era Jefe de Gabinete, allá por fines noviembre del año 2013, manifestó que la pobreza había descendido del 76% al 24,3%; en septiembre de 2014, en su informe ante la Cámara de Diputados de la Nación , sostuvo que la indigencia y la pobreza habían sido prácticamente erradicadas; ayer su candidato a gobernador Domingo Peppo afirmó que la pobreza disminuyó, pero al 8 por ciento. Como se aprecia, las tremendas contradicciones del discurso oficialista sobre este tema encuentran su explicación cabal en la archiconocida manipulación de las estadísticas llevada adelante por el Indec kichnerista, que ha aniquilado toda posibilidad de acceso a cifras confiables o aproximadas a la realidad, como si lo son las de la UCA y del ISEPCI-Chaco, que refieren a 30% a nivel nacional y 50% para el área metropolitana del Gran Resistencia, respectivamente.
Podríamos concluir sobre esta cuestión de compleja resolución en que lo condenable de la conducta de Capitanich no es haber fracasado en el objetivo de reducir o vencer la pobreza de los chaqueños sino haber ocultado o mentido el crecimiento de la misma en los últimos años.
Respecto a las declaraciones del gobernador de que el deceso del niño obedece a una cuestión “cultural” la misma se inscribe dentro de manifestaciones de un cinismo político similares a las ya realizadas por funcionarios de Derechos Humanos de su gestión que asociaron en su momento el comer de contenedores de la basura de los indigentes con prácticas culturales excepcionales de difícil reversión. Adjudicarle a las prácticas culturales de los humildes lo negativo provocado por una gestión de gobierno de Estado ausente en materia de prevención de la desnutrición, la parasitosis, el chagas , la tuberculosis y otras enfermedades evitables así como de la provisión de alimentación y agua potable, permite justificar lo que el mismo Capitanich autodefine como la “gestión más trascendente de toda la historia del Chaco” en logros para los humildes, esto es, la suya.
Finalmente, y en el colmo de extravío político y del narcisismo institucional, el gobernador refiere a “una campaña proselitista para enlodar una gestión”, como si la dolorosa muerte de un niño por causas evitables, y que se suma a las tantas que se produjeron durante este año, hubiera sido parte de un plan macabro para perjudicarlo orquestado por los medios nacionales, la oposición política y hasta de los grupos económicos concentrados y no producto de la pésima gestión en varias áreas de su gobierno , y que él mismo se ocupara de denunciar en su recordado documento sobre corrupción e ineficiencia de sus propios funcionarios. Faltó que dijera que Oscar Sánchez se murió para perjudicarlo. Una locura.
Lejos del reconocimiento y los déficits en gestión que hiciera el gobernador de Salta ante casos similares ocurridos en dicha provincia, Capitanich no reconoce errores ni aún en situaciones donde a veces es preferible callar si no se tiene autocrítica ; prefiere buscar las responsabilidades en cualquier lugar menos puertas adentro, olvidando, de manera injusta, que la oposición le dio en los últimos años desde la legislatura todas las herramientas para garantizar debidamente los derechos de nuestros ciudadanos.
Párrafo aparte merece la actitud de la presidenta de la nación, quien en uno de sus últimos discursos recordó con pesar la muerte del niño sirio en una playa turca pero olvidó la muerte de Oscar Sánchez ocurrida en el mismo Hospital Pediátrico que inaugurara hace meses junto al gobernador.
Dijeron hasta el hartazgo que “la Patria es el Otro” pero parece que también piensan que la culpa es del otro.
Carlos Martínez
DIPUTADO PROVINCIAL
BLOQUE LIBRES DEL SUR