Jozef Wesolowski era el primer obispo bajo arresto en el Vaticano.
El ex nuncio de la República Dominicana que enfrentaba un juicio en el Tribunal Vaticano por delitos de pederastia, el polaco Jozef Wesolowski, fue encontrado muerto en su habitación, informaron fuentes de la Santa Sede.
El religioso, que tenía 67 años, no se presentó el 11 de julio pasado al inicio de las audiencias por los cinco delitos que debía afrontar, entre ellos la posesión de material pedopornográfico y abuso de menores de entre 13 y 16 años.
El vicedirector de la sala de prensa del Vaticano, Ciro Benedittini, explicó que el ex diplomático fue encontrado muerto a las cinco de la madrugada sentado delante de la televisión encendida, por un franciscano que vive en el Colegio de los Penitenciarios, que se encuentra en los Jardines Vaticanos, y donde se encontraba a la espera de juicio.
El estado de salud del exnuncio se conoció durante la celebración de la primera audiencia de su juicio cuando el abogado presentó el documento en el que se certificaba que había sido ingresado la noche anterior en un hospital romano después de haber sido atendido por el centro de Urgencias del Vaticano.
El papa Francisco fue inmediatamente informado de la defunción, agregó la Santa Sede.
Si bien las autoridades certificaron que la muerte se produjo por causas naturales, el fiscal ordenó que se practique una autopsia hoy mismo, cuyos resultados serán comunicados lo antes posible.
Wesolowski era el primer obispo bajo arresto en el Vaticano, así como el primer caso de pederastia por parte de un religioso que iba a ser juzgado en los tribunales vaticanos.
La primera audiencia duró sólo unos minutos y se decidió posponerla debido a la ausencia del polaco.
El tribunal, por decisión papal, estaba formado por tres laicos: el presidente Giuseppe Dalla Torre y los jueces Antonio Bonnet y Paolo Papanti-Pellettier.
El 27 de junio de 2014, Wesolowski fue expulsado del sacerdocio tras un proceso canónico y el 22 de septiembre fue arrestado, aunque posteriormente fue puesto en libertad y con la obligación de no abandonar el Vaticano al superarse los plazos de la detención preventiva.
