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Un bebé con alta carga viral puso en alerta a investigadores

Un caso de coronavirus en el Hospital Nacional de Niños de Washington DC, donde ya son más de 2.000 los chicos y chicas que recibieron un tratamiento contra esta enfermedad, mantiene en vilo a investigadores y profesionales de la salud de Estados Unidos. Se trata de un recién nacido que presentó una carga viral 51.418 veces más alta que el promedio de los demás pacientes pediátricos.

La sorpresa, contó Roberta DeBiasi, jefa de enfermedades infectocontagiosas del hospital, fue aún mayor cuando secuenciaron el genoma del virus y encontraron una variante nunca antes vista en el establecimiento de salud. Luego de algunas averiguaciones, encontraron evidencia de que en la región del Atlántico Medio de Estados Unidos podía estar circulando una mutación similar, llamada N679S.

En un artículo publicado el 10 de febrero, el equipo de DeBiasi advirtió que la cepa detectada en el bebé tenía su variación en una parte crítica del virus: una modificación en las “espículas”, esas "púas" que le dan ventaja para adherirse a las células receptoras del organismo.

Aunque la especialista reconoció que de un solo caso no es posible extraer ninguna conclusión, el hecho encendió las alarmas en todo el mundo, ya que no sabe si el bebé, que fue tratado en septiembre y luego se recuperó, representa un caso fortuito o una muestra de la potencial peligrosidad de las mutaciones que están surgiendo en distintos países como Reino Unido, Sudáfrica, Brasil y Estados Unidos.

“Si encontramos un paciente con una carga viral exponencialmente alta y además se trata de una nueva variante, lo más probable es que ambos hechos estén relacionados”, lamentó DeBiasi. “Sería demasiada coincidencia (que no fuera así), porque el correlato entre ambos hechos es muy fuerte”, consideró.

La carga viral en la nariz del bebe “es de por sí un dato alarmante y digno de atención”, opinó Jeremy Luban, virólogo de la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts. Sin embargo, Luban prefirió no especular al respecto y señaló que la elevada carga viral “puede deberse a la mutación N679S, o simplemente a que el sistema inmunológico del bebé todavía no estaba completamente desarrollado, lo que permitió la replicación descontrolada del virus”.

Nuevas variantes

Durante la administración del expresidente Donald Trump, Estados Unidos hizo pocos esfuerzos para secuenciar y monitorear las nuevas variantes que fueron apareciendo. Recién la semana pasada, la Casa Blanca anunció la inversión de 200 millones de dólares adicionales para la secuenciación genómica y el rastreo de nuevas mutaciones, lo que permitirá analizar 25.000 muestras por semana.

Los expertos y expertas, sin embargo, creen que pasarán algunos meses antes de que ese esfuerzo ayude a comprender el modo en que el virus está cambiando dentro de las fronteras de Estados Unidos. Por eso, hallazgos como el del Hospital Nacional de Niños de Washington DC resultan de vital importancia para determinar la dirección en la que se mueve la pandemia.

¿Cómo afectan esas nuevas variantes a los niños?

No hay evidencias, hasta el momento, de que la variante con la mutación N679S, así como las surgidas en Reino Unido, Sudáfrica y Brasil, sean más peligrosas para los niños, niñas y adolescentes. De hecho, en Estados Unidos, de las 500.000 personas fallecidas por coronavirus solo 270 son niños.

Sin embargo, las autoridades sanitarias del Reino Unido informaron que están registrando un aumento inusual de contagios, especialmente entre niños de 6 a 9 años. En Italia, también hubo un aumento de casos entre alumnos y alumnas de escuela primaria en la aldea de Corzano, en el norte del país, lo que vuelve a poner en escena un tema debatido en todo el mundo: la peligrosidad o no de la vuelta a clases presenciales.

Según un informe del 9 de febrero de la revista médica BMJ, Israel también ha experimentado “un fuerte aumento en las infecciones por covid-19 entre los jóvenes, con más de 50.000 niños y adolescentes que dieron positivo en enero, una cifra nunca vista en Israel ni durante la primera ni segunda oleada”.

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Algo similar ocurrió en Estados Unidos, donde se registró un repentino incremento de las internaciones de niños y niñas después de las fiestas de fin de año y un aumento en los casos de MIS-C (Síndrome Inflamatorio Multisistémico Pediátrico) en enero y febrero, un cuadro inusual pero potencialmente fatal asociado con covid-19 que ocurre entre cuatro y seis semanas después de cursada la infección por coronavirus.

Si bien estos aumentos podrían coincidir con las olas de propagación comunitaria del virus en Estados Unidos que también afecta a adultos, DeBiasi dice que en su hospital están sorprendidos de que este año haya más pacientes pediátricos con MIS-C que necesitan terapia intensiva. El año pasado, entre el 40% y el 60% de los pacientes con MIS-C estuvieron en terapia intensiva, mientras que actualmente esa cifra ronda el 90%.

En otros hospitales, por el contrario, hay médicos y médicas que sostienen que no se han detectado cambios en la gravedad de los casos. Profesionales del Hospital de Niños de Boston y del Servicio de Salud de la Universidad de California en Los Ángeles dicen que los casos de MIS-C han sido más numerosos debido al auge de infecciones en la comunidad, pero que el curso de la enfermedad parece similar al del año pasado.

Hasta la fecha, no está claro por qué en diferentes partes de Estados Unidos los hospitales están experimentando esa divergencia en los casos. DeBiasi señala que puede ser pura casualidad. Tal vez otro virus --el de la gripe estacional o resfrío--, que ya circulaba en el área de Washington D.C. el año pasado, desencadenó una enfermedad más leve que fue confundida con MIS-C, o quizás hubo otra diferencia regional, no relacionada con el coronavirus.

Sin embargo, las particularidades de la cepa detectada en este bebé recién nacido, sumadas a la evidencia de que esa variante ha infectado a otros pacientes de la región, “subraya la necesidad de una mayor secuenciación viral para monitorear la prevalencia y emergencia de nuevas variantes, lo que puede tener un impacto directo en las recomendaciones de salud pública y en las estrategias de vacunación”.

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