El jefe del Palacio de Hacienda reforzará las medidas en materia fiscal y busca mejorar el nivel de reservas del Banco Central para cumplir con las metas pactadas del FMI.
El pasado 3 de agosto, Alberto Fernández le tomó juramento a Sergio Massa como ministro de Economía en la Casa Rosada en un acto que contó con la presencia de más de 500 invitados. El evento sucedió en un clima cargado de expectativas después de la inesperada salida de Martín Guzmán y el corto paso de Silvina Batakis por el Palacio de Hacienda, y en medio de una alta tensión por la situación cambiaria que apuraba la necesidad por medidas urgentes.
Sin tiempo para grandes celebraciones, Massa se sentó horas después en el salón del microcine del Ministerio y dio a conocer la primera parte de su hoja de ruta, que enumeraba como pilares orden fiscal, superávit comercial, fortalecimiento de reservas y el desarrollo con inclusión. Pasaron 30 días y esos objetivos se aceleran a la espera de mayores resultados para la última parte del año.
Con la mira en lo que viene, en el Palacio de Hacienda ya trabajan en profundizar aún más el plan de “ordenamiento fiscal” y elaborar el Presupuesto 2023, que debe ingresar al Congreso el próximo 15 de septiembre.
Sobre el primer punto, en Economía aseguran que se cumplirá con la meta del 2,5% del déficit fiscal que se acordó con el FMI. Hace un mes atrás, el equipo de Massa detectó un desvío del 0,7 puntos para ese objetivo, por lo que, puertas adentro, revisan los detalles de la ejecución de los gastos en las distintas áreas de la Administración Pública en lo que llaman un trabajo de “sintonía fina”.
El primer recorte se cristalizó el pasado lunes 22 de agosto a través de la Decisión Administrativa 826/2022, que recayó sobre seis ministerios -Transporte, Obras Públicas, Desarrollo Territorial y Hábitat, Salud, Educación y Desarrollo Productivo-. El ajuste total fue por $210.000 millones, de los cuales $128.000 millones se destinarán al pago de obligaciones del Tesoro nacional y $82.000 millones serán transferidos a “Asistencia en Servicios Económicos”. La medida, según los cálculos oficiales, representa un ahorro de 0,2% del PBI.
Ahora se trabaja sobre la formulación de una nueva “contención del gasto” que sirva para reducir otro 0,2% del producto. Aún así, todavía se necesita un ajuste mayor para cumplir con los objetivos.
Para graficar la planificación en materia fiscal, en los pasillos de Hacienda hablan de un trabajo quirúrgico en la revisión de las partidas presupuestarias. “Esto es como una operación a corazón abierto”, ejemplifican desde un despacho oficial. Aunque aún no se revela por dónde pasará el próximo bisturí, sí se están observando las partidas cuyo ritmo de ejecución se haya disminuido, jurisdicciones que tengan fondos fiduciarios o saldos disponibles, como obras que no fueron adjudicadas aún.
En el Palacio de Hacienda saben que el trabajo fiscal es urgente para cumplir con los objetivos previstos y contener las necesidades que impone la situación económica. “No hay mucho tiempo porque, además de ordenar las cuentas, tenes que compensar cualquier gasto extra que surja”, reconocen.
Sobre el Presupuesto 2023, los detalles están en elaboración y también apremian. Antes de presentar su renuncia, Guzmán envió en un decreto los ingresos y egresos previstos para el año en curso -con una proyección del 62% de inflación, lejos de las estimaciones privadas que ya se asoman a las tres cifras para este año-, y ahora en Economía afinan los números para alcanzar un déficit del 1,9% del PBI y un nivel de precios cercano al 60%.
Sergio Massa prepara su encuentro inaugural con el FMI
Un poco más alejado del frente interno, Massa afrontará su primera gira internacional, en la que deberá presentarse formalmente ante el FMI tras el reciente contacto que había establecido su antecesora, Silvina Batakis.
El equipo técnico del Ministerio, compuesto por el jefe de asesores del Ministerio, Leonardo Madcur; el secretario de Hacienda, Raul Rigo; el secretario de Programación Económica, Gabriel Rubinstein; el secretario de Finanzas, Eduardo Setti; el director del Banco Central, Lisandro Cleri y el jefe del Indec, Marco Lavagna, viaja a Washington este domingo.
La comitiva será recibida por técnicos del FMI, encabezados por Luis Cubeddu, el lunes y trabajarán sobre los detalles macroeconómicos para la segunda revisión del acuerdo, sobre las metas del segundo trimestre, que debería llegar a mediados de septiembre y cuya aprobación habilitará un nuevo desembolso de US4000 millones.
Massa se sumará el martes 6 para presentarse formalmente ante el organismo. Si bien la agenda estaba confirmada anteriormente, el ministro habló con Alberto Fernández y Cristina Kirchner en varias ocasiones luego del ataque que recibió la Vicepresidenta y decidieron no modificar los planes a nivel internacional.
Finalmente, el tigrense se reunirá con Kristalina Georgieva el lunes 12 de septiembre en la sede del FMI En caso de que la revisión avance en buen sentido, se habilitará un desembolso de US$4000 millones que servirán para hacer frente a los pagos de capital previstos para este mes.
La revisión con el Fondo prevé, además de observar las metas del segundo trimestre de 2022, analizar los planes en curso. Si bien en Economía creen que el área fiscal cuenta con mayor solidez hasta junio, se admite “un poco más de incertidumbre” para el tercero.
Sumar dólares: la urgencia que desvela a Sergio Massa
Pero otro de los puntos sobre las que la Argentina deberá rendir cuentas ante el organismo y que acrecienta la preocupación del Gobierno tiene que ver con el ingreso de divisas para sumar a las reservas del Banco Central (BCRA).
Si bien el BCRA intervino con compras en el mercado durante 18 jornadas consecutivas, todas fueron de bajo monto y el balance se mantiene en rojo. De hecho, en agosto el saldo negativo de la autoridad monetaria estuvo en el orden de los US$498 millones, según fuentes del mercado.
Massa anunció un plan de ingreso de divisas por un total de US$5000 millones para sus primeros 60 días. Este es el punto que más deberá reforzar. Por eso, comenzó a negociar con esos sectores beneficios a las exportaciones y tipos de cambio diferenciales en distintos sectores como la minería, el agro y la economía del conocimiento.
