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Economía

La recesión económica trae de la mano un acelerado ritmo de destrucción del empleo

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Crédito: 112707

La Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) del Ministerio de Producción y Trabajo revela una tasa de entradas en mínimos históricos, peores expectativas de contratación de personal nuevo y un panorama sombrío para el mercado de trabajo.


Los últimos datos de la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) presentados por el Ministerio de Producción y Trabajo la semana pasada sostienen un sombrío panorama sobre el empleo en la Argentina.

 

Los números de noviembre revelan que la recesión económica trae de la mano un ritmo de destrucción del empleo de 2,3% anual, la peor marca en una década. “Por décimo mes consecutivo la situación del empleo formal en el sector privado muestra que los indicadores centrales siguen reflejando el deterioro en el sector más protegido” de trabajadores, advirtió Fabián Berho, excoordinador de la Encuesta desplazado por la gestión de Jorge Triaca.


La EIL cubre el 53,5% del total de los asalariados registrados del sector privado relevando mensualmente unos 3.000 empleadores. El mes pasado el empleo privado formal cayó 0,1% intermensual (a octubre). La caída es más abrupta en la variación interanual: 2%. “Este dato se encuentra en concordancia con la variación del PBI (-3,5%) publicada por el INDEC para el tercer trimestre del 2018, comparado con el mismo período del 2017”, recalcó el especialista.


Las únicas las actividades que se mantienen en terreno positivo son la Intermediación Financiera y los Servicios Sociales y Comunales, con 0,4% y 0,1%, respectivamente. Las otras cuatro ramas permanecen a la baja, incluida la Construcción.

El nivel de incorporaciones (tasa de entrada) sigue en mínimos históricos, por debajo del 2%. “Para rastrear un fenómeno similar se debe observar el inicio de la serie en septiembre de 2001 y los dos meses de crisis financiera internacional de mayo de 2009”, recordó Berho.

 

Del universo de empresas de todo el país con 10 empleados y hasta más de 200, las pymes del conurbano bonaerense son las más castigadas. Las fábricas de hasta 49 trabajadores perdieron 2,7% de sus plantas en un año.

 

La opinión de los empleadores aporta otro dato preocupante. Por segunda vez en la era Macri, resultó mayor la cantidad de empresarios que admiten que no tiene ningún tipo de expectativa en contratar personal nuevo o ampliar sus plantillas. La diferencia entre las compañías o fábricas que dicen que esperan aumentar sus dotaciones y las que esperan disminuirlas fueron de -0,1%. En noviembre se volvió al signo negativo de septiembre, el primero de la gestión Cambiemos.


Pero además, las pocas contrataciones nuevas relevadas por el Ministerio de Trabajo son inestables. “Se hacen a través de modalidades contractuales más precarias, por tiempo determinado y personal de agencias”, resaltó el exfuncionario. Este tipo de contrataciones crecieron 1,8% comparado con octubre.

 

Una mirada global sobre la situación del empleo en el país enciende las alarmas.

 

+ La desocupación medida por el INDEC a nivel nacional continúa en el orden del 9% y se espera que llegue a dos dígitos, como ya ocurre en la provincia de Buenos Aires.

 

+ Crece la cantidad de personas con empleo de bajos ingresos que buscan otros trabajos para enfrentar la realidad económica y social.

 

+ Crece la cantidad de desocupados y personas inactivas en situación de pobreza que pretenden volver al mercado laboral para complementar los exiguos ingresos del hogar, carcomidos por la inflación. Varones de 14 a 29 años y mujeres de 30 a 64 se ofrecen masivamente.

 

+ Crece la cantidad de personas que buscan insertarse por primera vez al mundo del trabajo, los llamados “nuevos activos”. Son los que suelen resignar beneficios y derechos laborales a cambio de una paga fija mensual.

 

+ Crece la cantidad de subocupados demandantes con pocas horas de trabajo que necesitan otras changas para llegar a fin de mes.

 

Berho habla de una “tensa calma” antes del fin de año. “La combinación de escenarios de los distintos sectores laborales mostró que primó más la búsqueda de empleo que el efecto desaliento. Los hogares siguen dando pelea para conseguir más ingresos”, concluyó.

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