La Diócesis de Goya celebró la solemnidad del Cuerpo de Cristo, con la tradicional procesión y misa en la plaza Mitre frente a la Catedral, presidida por el vicario general presbítero Juan Carlos Mendoza y concelebrada por los sacerdotes de la ciudad. Como todos los años, la ofrenda estaba destinada a las personas privadas de la libertad y, se invitó como gesto solidario a llevar elementos de higiene personal. Una verdadera multitud colmó la plaza principal, con la participación de centenares de niños que animaron la celebración con coloridas porras, pañuelos, carteles y globos.
El Vicario General, padre Juan Carlos Mendoza, presidió el sábado la misa y procesión del Corpus Christi desde el centro de la Plaza Mitre, junto a la pirámide de la Libertad, acompañado de los presbíteros.
HOMILÍA
En la ocasión, el presbítero Juan Ramón Lezcano, pronunció la homilía ante la multitud y destacó “la Eucaristía es el tesoro más grande que tiene la Santa Madre Iglesia” porque “es el mismo Jesús el que está presente en la hostia consagrada”.
“La Eucaristía es un misterio de fe, muy grande, en el cual se nos invita a participar, no ser espectadores sino poner la mente y el corazón, a poner nuestras oraciones” y en esa línea animo a “participar de manera consciente en toda la Eucaristía”.
Continuó la “Misa es un banquete donde Dios nos prepara la mejor comida que tiene para que nosotros tengamos vida y vida en abundancia”.
“La Eucaristía es el santo sacrificio donde estamos presentes en la entrega de Jesús. Por la acción del Espíritu nosotros estamos frente al calvario y al sepulcro vacío” y explicó que esta fiesta nació en el Siglo XIII a “donde surgió a una monja llamada Juliana, donde Jesús le pidió que la Iglesia celebre una fiesta para su presencia real en la Eucaristía” afirmó.
Invitó a los niños a participar de la Misa porque “en ella nos vamos a encontrar con Jesús y ese encuentro me puede cambiar la vida, puede sanar, reconciliar mi historia y con el hermano. Uno cuando comulga, no viene a comer la hostia sino a recibir al mismo Jesús”.
“Reconocer a Jesús, en su presencia real en la Eucaristía nos lleva también a reconocer su presencia en el hermano, es decir, en el prójimo” destacó.
Al finalizar la misa, se realizó la procesión con el Santísimo Sacramento, donde tuvieron especial participación los jóvenes de las diferentes parroquias y organizados por la Pastoral de Juventud, llevaron adelante los momentos de adoración y meditación en cada monumento reflexionando sobre las prioridades diocesanas: el encuentro con Jesús, los jóvenes y una Iglesia en salida.
La celebración culminó con la solemne bendición con el Santísimo Sacramento en el atrio de la Catedral.-
Fotos gentileza: Hugo Parra.-