La llegada de las altas temperaturas hace aumentar la circulación de mosquitos. Sumado a la sequía provoca la proliferación de jejenes.
Si bien la enfermedad del momento es el covid-19, los especialistas destacaron que la población, sobre todo de esta parte del país, no debe descuidar las medidas pare evitar los criaderos de insectos transmisores de dengue y leishmaniasis. En ese sentido, el presidente del Colegio de Médicos Veterinarios de Corrientes, Alexis Burna, al ser consultado por este medio, destacó la importancia de que la población continúe con el ordenamiento ambiental y el cuidado de las mascotas.
“En primavera-verano aumenta este tipo de insectos, es la época de su reproducción y, por ende, aumentan las poblaciones”, explicó, y destacó que debido a la sequía que afecta a esta parte del país, hasta el momento hay una menor circulación de mosquitos, mientras que aumentó la de jejenes, y aclaró que no es lo mismo hablar del Aedes aegypti (transmisor del dengue), la lutzomyia y phlebotomus (transmisores de leishmaniasis) y el jején.
“Los jejenes son insectos muy difíciles de controlar; su reproducción se da en aguas correntosas y el río Paraná es el lugar ideal para eso”, manifestó, e indicó que “la larva, a diferencia de la de los mosquitos, se prende a las plantas que crecen a la orilla del río”. En la oportunidad, destacó: “Los jejenes se trasladan hasta 40 kilómetros, son muy resistentes a los insecticidas, por eso, su control es más difícil, y viven hasta 30 días”, y aclaró que “la única forma de repelerlos es teniendo tela mosquitera en la casa”.
Al referirse en particular al transmisor de leishamniasis, los flebótomos hembra infectados, destacó que si bien podría haber un mayor número de infectados, la enfermedad tiene sus primeras manifestaciones entre 5 y seis meses después de haber infectado a la persona o a las mascotas.
“Estimamos que en mayo o junio del año que viene recién podrías tener en los consultorios los primeros casos”, especificó, para luego puntualizar, que “los cambios de temperaturas y condiciones ambientales favorecen a la proliferación de los insectos, en general”. Y aseguró que a eso se le suman “los malos hábitos de las personas”.
“Cuando se pide el ordenamiento de los espacios, de los patios, la eliminación de elementos que puedan contener agua, es vital que las familias, que los vecinos trabajen de manera conjunta en este tema, para evitar criaderos que puedan convertirse en un foco para todo un barrio”, insistió el especialista.
“En la época estival, el aumento de la temperatura favorece la reproducción de los insectos, además de la humedad y los malos hábitos, como, por ejemplo, la formación de basurales donde se arroja la basura”, recalcó. “Todo recipiente que pueda acumular agua es un criadero de mosquitos, y también sirve de refugio para roedores y alacranes”.
En este mismo orden, resaltó la importancia de aumentar las medidas preventivas y realizar fuertes campañas de concientización, para que la gente pueda comprender y asimilar las medidas son para cada enfermedad. “Sabemos que será un verano difícil, por eso es que todos debemos buscar la forma de colaborar desde nuestro lugar”, insistió.
AEDES AEGIPTY
El dengue fue introducido en América cuando los barcos que venían desde África trajeron al mosquito vector. En la década del ‘70 la Organización Panamericana de la Salud declaró que estaba erradicado el mosquito Aedes aegypti, porque prácticamente lo habían eliminado de la mayor parte de Latinoamérica. Pero en la década del ‘80 se lo volvió a detectar y, pocos años después, comenzaron a aparecer los brotes de dengue.
En la Argentina, el brote más grande ocurrió en el año 2016, pero entre noviembre de 2019 y junio de 2020 el brote representa el 5% de los casos totales en América, que son más de 1.600.000, ya que se notificaron casi 80.000.
Este fue el año en que más hubo, siendo las provincias del nor-noreste las que más reportes realizaron, y donde se concentra casi el 80 por ciento de los contagios.