Avistaron a 60 pájaros de la especie. Solo hay 600 en todo el país. Su presencia en los esteros es auspiciosa, ya que demostraría que recuperaron su hábitat en esta zona.
Celebran en los Esteros del Iberá el avistaje de una bandada de pájaros tordos amarillos en peligro de extinción, de los cuales solo quedan 600 en Argentina.
“Nosotros contamos más de 60 tordos amarillos, cuando en el país, según el último relevamiento, solo había 600 en el país, pues su hábitat había cambiado. Poder ver esta cantidad en el Iberá significa que estamos haciendo las cosas bien como para que los tordos vuelven a este lugar”, dijo a El Litoral José Sosa, guía de avistaje de fauna, Portal Carambola, Parque Iberá.
“Conté 29 tordos amarillos”, dijo Fabián, del equipo de Rewilding Argentina en el Portal Carambola, al oeste del Parque Iberá, Corrientes.
“Fijate un poquito más abajo de donde está la monjita dominica”, continuó.
“Habíamos visto pechos amarillos, con lo cual pensé que estaba confundido de especie. Veintinueve tordos amarillos es un avistaje sumamente difícil”, puntualizó.
De repente, emprendieron vuelo unos 15, y acto seguido otros 15 más. Momentos después, otros 30, y el cielo azul del Iberá se tornó amarillo. Era una bandada de alrededor de 60 tordos amarillos, colaborando con las monjitas, que mantienen la guardia mientras ellos remueven insectos que ellas consumen.
El tordo amarillo habitó pastizales naturales y humedales en Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina, hasta el sur de Buenos Aires. La modificación y pérdida de hábitat y su captura para el tráfico ilegal lo llevaron al borde de la extinción en Argentina, con unos 600 individuos estimados en libertad.
En el Portal Carambola del Parque Iberá, una de las aves más amenazadas de Argentina se alimenta libre y tranquila, en cooperación con otras aves y en compañía de especies icónicas como el oso hormiguero gigante, el pecarí de collar, el venado de las pampas y el yaguareté, que están regresando a Iberá mediante el Rewilding y ayudando a recuperar la belleza natural de este gran humedal; hoy, un destino de turismo de observación de fauna reconocido en el mundo.
“La zona es de quemas de pastizales y los tordos encuentran en el pastizal que brota insectos para alimentarse”, explicó José.