Luego que la gestión Municipal, tomara la decisión poco pensada de echar a las casas rodantes de la costanera de Corrientes, la ciudad cambió de categoría de “amigable” a “no amigable” en el mundo de los “rodanteros”. Se aplicó una ordenanza del siglo pasado, “corriendo” a un turismo en franco crecimiento.
La decisión poco pensada de la Municipalidad de Corrientes, de echar a las casas rodantes o motor home de la costanera, demuestra que la comuna capitalina no tiene una política turística desarrollada y que toma los caminos más fáciles para encarar algunos problemas.
Esta tendencia turística existe desde hace décadas pero, se incrementó con la pandemia de COVID, produciendo un cambio de hábitos turísticos, que genera divisas a las ciudades pero no de manera tradicional y además es una excelente promoción turística.
La gestión radical al frente del municipio a través de la secretaría de Turismo, decidió aplicar una ordenanza del siglo pasado, en lugar de buscar una solución inteligente y provechosa para la ciudad. La tendencia de los rodanteros de estacionar en la costanera de la ciudad de Corrientes, es notoria desde hace más de un año y medio. Durante este tiempo la Comuna no realizó un censo para saber cuánto tiempo se quedaban las casas rodantes, qué infraestructura necesitaban y si era posible ubicarlas en algún lugar preciso o cercano al principal destino turístico de la ciudad.
En el principal paseo turístico de la ciudad estaban pasando cosas, todos los ciudadanos lo veían pero la Municipalidad no. Cuando decidió que no podía controlar la situación, la única salida que pensó fue echar a las casas rodantes con los inspectores de tránsito y la policía, haciendo valer una ordenanza de finales del siglo pasado.
No se les ocurrió otra salida más que “echar turistas”, y ofrecerles ir al camping del Puente Pexoa o al Perichon, a 20 kilómetros del centro. Esto hizo que rápidamente en los grupos de Facebook, de los rodanteros la ciudad sea catalogada como “no amigable” y sacada de los lugares selectos para estacionar.
No se buscó alternativas, ni se diseñó durante todo este tiempo una alternativa para alojar a este turismo en crecimiento en la Argentina y en el mundo. Así las cosas la ciudad de Corrientes, lamentablemente, pierde la posibilidad de ser un destino de viajeros de distintas latitudes.
