La Iglesia Católica celebró ayer La pasión, muerte y resurrección de nuestro señor Jesucristo. La homilía de monseñor Andrés estuvo centrada en los cambios que nos permitan "caminar juntos y dejarnos sorprender por el amor de Dios".
La continuidad de la Semana Santa tuvo en la jornada de ayer como celebración central la pasión, muerte y resurrección de nuestro señor Jesucristo y el Vía Crucis. La misa y las celebraciones centrales en la Iglesia Nuestra Señora del Rosario estuvieron presidida por el arzobispo de Corrientes, Andrés Stanovnik.
La Iglesia Catedral recibió a los fieles que, con las debidas recomendaciones sanitarias pudieron participar de uno de los momentos más importantes de la fe cristiana.
Al respecto el monseñor Andrés, en su homilía en la Liturgia de la Pasión del Viernes Santo, habló sobre cambios "ya que es diferente el vínculo que hoy establecen los hijos con sus padres y de estos con sus hijos; el ejercicio de la autoridad de los padres, de los maestros y, en general, de toda autoridad, ha cambiado porque se ha vuelto más horizontal, más dialogal, y, en ocasiones, también más caótica pero ciertamente menos impositiva", comenzó Stanovnik en su homilía. "Lo cierto es que los cambios obedecen a una dinámica propia de la vida que crece, porque si no se transforma se anquilosa y muere. Pero también es cierto que no cualquier cambio es bueno sólo por el hecho de obedecer a una novedad. La comunidad cristiana está también sometida a las leyes del cambio, por eso hoy se pregunta cómo se hace para ‘caminar juntos’, ‘cuáles son los procesos que pueden ayudar a vivir la comunión, a realizar la participación y a abrirse a la misión’. No podemos repetir simplemente lo que siempre se hizo de una determinada manera". Monseñor en plena homilía dijo que "algunos se preguntarán qué tiene que ver esto con el Viernes Santo, día en el que recordamos la pasión, muerte y resurrección de nuestro señor Jesucristo".
"Jesús, en el relato de la pasión que acabamos de escuchar, nos da la clave para discernir qué es bueno para el ser humano y qué es aquello que lo daña y no le permite ‘caminar juntos’. La clave es el amor, pero no cualquier amor, sino aquel amor que se distingue porque cree en el otro, no pierde la esperanza aún cuando no es correspondido, y se entrega a su servicio hasta el final".
"Al finalizar esta celebración, la Iglesia entra en el silencio sagrado del Sábado Santo. Un silencio que invita al recogimiento y a la contemplación para dejarnos sorprender por el amor de Dios, alabarlo por su infinita grandeza, y suplicarle que nos dé la gracia de vivirlo en lo cotidiano de nuestra vida. La cruz, en la que murió Jesús por amor, es la clave que nos abre las puertas de la mente y del corazón para caminar juntos y tener la certeza de que no caminamos en vano".
Monseñor Andrés finalizó su homilía diciendo que "en la Cruz de los Milagros hace más de cuatro siglos contemplamos el misterio del amor de Dios". Para la jornada de hoy, como parte del Triduo Pascual, se llevará a cabo a las 10 el rezo del Vía Crucis con la Catequesis, y a las 21 la Solemne Vigilia Pascual. Época