Un insólito hecho se registró ayer sobre la Ruta 43, camino a Santa Ana cuando vecinos de las inmediaciones de Laguna Soto se encontraron con que más de 30 personas se asentaron sobre un terreno ajeno y pusieron un candado en una tranquera de otro. Según relataron habitantes de zonas aledañas, los usurpadores prendieron fuego en una de las propiedades y al costado de la vía, ingresaron una casa rodante en el lugar y se comportaron de forma violenta insultando a los pobladores que pasaban por ahí. En el lugar intervino la Policía y anoche, al cierre de esta edición, aún continuaban allí algunos de los ocupas. En diálogo con El Litoral, una vecina relató que aparentemente “un hombre que suele traer a pastar a sus vacas en el pastizal del frente, habría vendido el terreno a tres familias distintas. Dicen que a cambio de unos caballos, una moto y otros elementos. Al principio no nos percatamos -los que siempre pasamos por acá- porque eran poquitas personas. Pero hoy (por ayer) comenzó a llegar mucha gente y se instalaron ahí con una casa rodante; prendieron fuego y nos insultaban, eran más de 30”, relató. En este sentido contó que en otro terreno que se encuentra enfrente los usurpadores le pusieron un candado a la tranquera y lo ofrecían en venta; por eso “tuvo que venir el dueño y con todos los papeles fue a la comisaría para demostrar que era su propiedad y ahí recién la Policía rompió el candado”, explicó.
Cabe destacar que el movimiento de gente comenzó a darse cerca de las 14 y luego de que los vecinos comenzaran a congregarse en la zona y dieran aviso a la Policía, recién cerca de las 20 lograron que los uniformados desalojaran a parte de las más de 30 personas que permanecían en el predio. En este sentido, la vecina explicó a El Litoral que anoche “permanecían en el terreno unas 10 personas que son las que llegaron en la casita rodante. Pero por lo que nos comentaron, la Policía tiene la orden de desalojarlos”, sostuvo.
En este marco, un gran número de pobladores y propietarios de casas aledañas permanecían anoche reunidos en otro predio cercano a la toma, a la espera de una solución y por temor a que puedan tomarse otras propiedades. “Esta es una zona tranquila, no hay muchos robos pero desde hace unos días, cuando empezamos a notar el movimiento en los terrenos tomados, nos dimos cuenta de que, cosas que teníamos en las veredas o en los patios, comenzaron a desaparecer”, finalizó.
