El reality show de Telefe despidió a dos jugadores en una gala marcada por las peleas y una sanción. La salida de los menos votados. El correntino Juan Pablo fue salvado por los votos a pesar de haber sido apuntado como uno de "los posibles eliminados".
El último giro de Gran Hermano se concretó este domingo cuando le tocó al público directamente elegir quién quería que continúe en el reality show. Unos días antes la mitad de los jugadores habían sido salvados y Santiago del Moro terminó el trabajo. Al final de la noche Candela, Sebastián y Ezequiel quedaron en la cuerda floja, pero el elegido fue el mendocino, consiguiendo que los otros dos queden fuera de juego.
"Continúa en Gran Hermano... Sigue en la casa más famosa y continúa en el juego... ¡Sebastián!", exclamó Santiago de Moro dándole las peores noticias a "Bonjo", como apodaron al rockero del grupo, y a la patinadora internacional. Mientras que a "Bambi", como llaman a Sebastián, le tocó celebrar.
El tener que despedir a dos concursantes no fue fácil. El llanto se apoderó de varios jugadores, mientras les expresaban buenos deseos. "La vas a romper", se repitió. Lejos de enojarse, ambos se mostraron agradecidos por su paso por el programa. "Si mis lágrimas fueron en vano...", cantó él, fan de Bon Jovi, mientras ella era todo sonrisa y alguna lágrima por tener que decir adiós.
Quienes habían quedado a merced del público al principio de la noche eran Juan Pablo, Carlos, Keila, Claudio, Martina, Ezequiel, Sebastián, Giuliano, Sofía y los dos eliminados.
La primera en ser salvada de la placa fue Martina, la modelo de La Plata quien recibió más temprano el anuncio de que continuaba en el juego. Luego llegó el turno de Claudio, apodado "Papucho" y luego fue Carlos quien pudo celebrar, percibido por el resto de los jugadores como uno de los que tenía grandes posibilidades de irse. Pero el pronóstico no se cumplió.
"¡Detrás de todo solo hay una mujer, detrás de todo solo hay una mujer!", le cantaron a Keila cuando el conductor le avisó que tenía su estadía asegurada, al menos por una semana, en el juego, en clara alusión a la devoción que siente la participante por Susana Giménez, a quien pudo saludar cuando Del Moro entró con la diva.
La tensión fue aumentando, sobre todo entre los seis que seguían parados al lado de sus compañeros, esperando el sablazo. Giuliano saltó de la felicidad cuando le dijeron que continuaba. Él era uno de los más nerviosos por la decisión de la gente, que cuestionó algunas de las expresiones que tuvo con algunas participantes así como sus escarceos amorosos con varias de sus compañeras. El muchacho, oriundo de Santa Fe, se mostró agradecido y emocionado por el apoyo del público.
La sexta salvada por la gente fue Sofía, más conocida como Sopa, y la secuencia de saludos y felicitaciones se volvió a repetir con Juan Pablo, otro de los jugadores que era voceado como un firme candidato a marcharse e incluso varias encuestas ajenas al programa en las redes sociales lo ponían en lo más bajo de la intención de voto. Sensibilizado, al correntino también se le cayeron algunas lágrimas que funcionaron como descarga después de tanto nerviosismo.
Entonces, fueron tres. Se impuso la personalidad de Bambi, quien durante estos días le declaró su amor no correspondido a Nano, el uruguayo, y les tocó a Bonjo como a Candela irse sin recibir votos de sus compañeros, pero con el trago amargo de ser directamente despedidos por decisión popular.