Raúl Álvez dedicó su vida al servicio de la comunidad y jamás dudó frente al peligro. Tuvo un accidente cerebro vascular y está postrado.
Raúl Álvez dedicó su vida al servicio de la comunidad y salvó a muchas personas durante su labor como jefe de Bomberos Voluntarios de la ciudad de Corrientes. Jamás dudó a la hora de actuar frente al peligro, hasta que el peligro lo atrapó a través de su salud: tuvo un ACV (Accidente Cerebro Vascular), mientras se encontraba en el cuartel y quedó postrado.
Hoy, a casi tres años del infarto cerebral, el hombre necesita la ayuda de la ciudadanía a la que tanto dio en cada incendio, accidente o rescate.
La esposa de Álvez, Verónica, es quien lo cuida, pero la situación es aún más difícil: el padre de la mujer también se encuentra postrado y su madre ha perdido la visión casi por completo.
Los cuatro viven en la misma casa del barrio Sur y es Verónica quien debe cuidar de toda la familia, por lo cual no puede trabajar sin desatender las necesidades de su esposo y sus padres.
Por ello, una campaña solidaria en redes inició para cubrir las urgencias más importantes de la familia: mercadería, pañales para adultos y medicamentos.
“Está abandonado, nadie se hizo cargo”, sentenció su amigo Julio Edgar Caballero en diálogo con El Litoral. El hombre es sargento ayudante en la Policía de Corrientes y conoció a Álvez al asistir siempre a las mismas tragedias para ayudar. Luego, cultivaron una amistad de muchos años mientras realizaban procedimientos juntos.
Caballero explicó que su amigo tuvo el ACV el 5 de febrero del 2019, estando en servicio.
“Es muy buena persona, ante el peligro él estaba primero: yo lo viví con él, lo vi ayudando y salvado vidas”, expresó Caballero.
Álvez fue partícipe del rescate de los 8 obreros caídos tras el derrumbe de un edificio por calle San Martín al 600, en marzo del 2012. El registro fotográfico de la tragedia dejó inmortalizada la valentía del hombre, que entraba y salía de la construcción colapsada rescatando a los heridos, sin duda alguna en su mirada.
Caballero lo visitó y le llevó mercadería. “No pude verlo, porque se emociona y le hace peor, hablé con su esposa”, relató. Indicó que ni siquiera han podido acceder a la vacuna anticovid y ellos desean estar inmunizados.
Gracias a la movida solidaria, una kinesióloga que vive cerca se ofreció para ir hasta la casa, porque en tres años no recibió tal servicio.
“Duele mucho tanto abandono”, se lamentó Caballero y agregó: “Luego de las tantas vidas que salvó, es injusto que sea olvidado”.
Para colaborar con Raúl Álvez y la familia, pueden comunicarse con su esposa Verónica, llamando al 3794-156-033 y la casa se encuentra en Vargas Gómez 2035.
