Además de los incendios, la falta de precipitaciones en la provincia dejó en evidencia otros problemas, que se acentúan en este momento de emergencia y desastre. Familias sufren la sequía y no tienen medios para acceder al agua potable en medio del campo.
La catástrofe climática que atraviesa la provincia de Corrientes generó innumerables consecuencias sobre la flora y la fauna local, pero también afecta a cientos de familias que han visto sus vidas peligrar, o perdieron en horas el trabajo de toda una vida.
Los incendios no son el único problema que azota a la provincia. La falta de lluvias que se registra en los últimos meses, acentuó la problemática que atraviesan algunas familias de las zonas rurales: la falta de agua potable.
Familias que se abastecían de pozos de agua, ahora no lo pueden hacer porque las napas están secas debido a la falta de lluvias. Otras, utilizaban el aguas de los esteros y bañados; en este último caso, la sequía y los incendios los han apartado de esa posibilidad.
"La falta de lluvia secó completamente a algunos esteros, y los pocos que quedaron fueron contaminados con las cenizas de los incendios que se produjeron en la zona", relataron.
Paulino Romero es un correntino que hace más de una década se instaló en San Miguel. Reside en una zona semiurbana en la que conviven la flora y la fauna típicas de corrientes con el avance de las viviendas de la localidad.
Fue testigo directo de los incendios que azotaban la zona y de la sequía que fue vaciando los esteros y bañados del lugar. Dominado por el espíritu solidario, decidió colaborar con aquellas familias que sufrieron por el desastre climático. Sin embargo, se encontró con un panorama aún más delicado.
"Sufríamos la sequía y sabíamos lo que estaba pasando, pero todo se complicó cuando empezaron a registrarse los incendios", relató a Radio Dos. "Era una situación muy angustiante ver como a pocos kilómetros de tu casa el fuego iba avanzando a gran paso sobre todo; los pastizales, las plantaciones, los árboles... todo", agregó.
"Nos comenzamos a preocupar cuando la situación se volvió caótica, el humo era impresionante, había llegado a la zona urbana, los incendios habían alcanzado a las plantaciones de pino, lo que generaba mucho fuego y humo tóxico al mismo tiempo, y ese humo lo estábamos respirando", contó.
Allí fue cuando Paulino decidió tomar acción y colaborar con las familias que lo necesitaban. "Les pedí colaboración a unos amigos del Colegio Salesiano para reunir algunos elementos y agua para las familias que viven en la zona de forestaciones", comentó, y agregó que "llegar a la zona no fue nada fácil porque no hay caminos y en algunos casos el acceso es muy difícil, por lo que le pedimos a algunos baqueanos que nos guiaran y nos llevaran hasta la zona en la que vivían las familias".
"Al llegar, nos encontramos con un panorama distinto al que nos imaginábamos. Las familias no tenían agua potable, los pozos estaban secos y los esteros vacíos; al estar tan lejos solamente vivían de lo que cazaban, por lo que toda esta situación los dejó completamente a la deriva", detalló.
Ante esta situación, consiguieron que mediante el Sistema de Administración del Agua de la localidad se proveyera a las familia con agua potable para los días siguientes. "Además, nosotros habíamos juntado unos 1.500 litros de agua", agregó.
Asimismo, Paulino decidió continuar con esta campaña solidaria con el objetivo de paliar la falta de acceso al agua potable que tienen estas familias. "Junto a mis amigos y al Automóvil Club Argentino de Corrientes, hemos comenzado a solicitar tachos y barriles para poder juntar agua potable, de modo que estas personas puedan tener un lugar en el que almacenar agua", dijo.
"Necesitamos bidones, tachos o cualquier recipiente grande para almacenar agua, ya sean barriles de veinte, cincuenta o doscientos litros, todo sirve para poder ayudar a estas familias que están atravesando un momento muy difícil", señaló.
Por otra parte, Romero indicó que dichas personas no tienen intenciones de mudarse a otros lugares o hacia la zona urbana. "Cuando hablamos con ellos, nos dijeron que preferían morir allí en su casa, antes que abandonarla; llevaban una vida entera allí y no querían irse de su hogar, incluso si los incendios los alcanzaban", aseguró.
