Al finalizar el rezo del Regina Coeli este domingo 9 de mayo en el Vaticano, el Papa Francisco recordó al beato Rosario Livatino, juez y mártir asesinado por la mafia italiana el 21 de septiembre de 1990 cuando tenía 38 años, beatificado este domingo 9 de mayo en la ciudad siciliana de Agrigento.
“Hoy, en Agrigento, ha sido beatificado Rosario Angelo Livatino, mártir de la justicia y de la fe. En su servicio a la colectividad como íntegro juez que nunca se dejó corromper, se esforzó en juzgar no para condenar, sino para redimir. Siempre ponía su trabajo bajo la tutela de Dios. Por eso se ha convertido en testigo del Evangelio hasta la muerta heroica. Que su ejemplo sea para todos, especialmente para los magistrados, estímulo para ser leales defensores de la legalidad y de la libertad”, dijo el Santo Padre.
Rosario Livatino fue beatificado este domingo 9 de mayo en una ceremonia celebrada en la Catedral de Agrigento, Sicilia, presidida por el Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, Cardenal Marcello Semeraro.
Durante la ceremonia, el Cardenal Semeraro leyó la disposición del Papa Francisco, quien promulgó el decreto que reconoce el martirio de Livatino por odio a la fe el 22 de diciembre de 20020.
“Acogiendo el deseo del Cardenal Francesco Montenegro, y de muchos otros hermanos en el episcopado y de muchos fieles, concedemos que el venerable Rosario Livatino, laico y mártir que en el servicio a la justicia fue testigo creíble del Evangelio, de ahora en adelante pueda ser llamado beato”, se señala en la disposición del Pontífice.
La fecha de la beatificación no se eligió por causalidad, sino que está cargada de un enorme significado en la lucha contra la mafia. El 9 de mayo de 1992 el Papa San Juan Pablo II en la ciudad de Agrigento pronunció su famoso discurso contra la mafia: “Dios dijo en una ocasión: no matarás. Ningún hombre, nadie, ninguna organización humana, mafia, puede cambiar o pisar este derecho santísimo de Dios”.
El beato Livatino era muy joven, solo 27 años, cuando recibió el encargo de sustituto del procurador de la República en el Palacio de Justicia de Agrigento. Su existencia no se desarrolló sólo en el ámbito de la historia, sino que sobre todo implicó su fe. Mirando la vida del juez Livatino nos encontramos ante un testigo coherente del Evangelio.
En su homilía, el Cardenal Semeraro destacó una palabra del juez Livatino que describe el papel del juez en una sociedad que cambia: “La palabra es credibilidad”. “La independencia del juez está en su credibilidad que logra conquistas por medio de su trabajo y de sus decisiones, y en cada momento de su actividad”.
Como reliquia, durante la ceremonia estaba presente la camisa ensangrentada del nuevo beato. La fiesta del beato Rosario Livatino se celebrará cada 29 de octubre.