En un encuentro que acaba de celebrarse en París —la antigua metrópoli— el primer ministro del Líbano, el empresario suní Najib Mikati , ha pedido ayuda a Occidente para reconstruir la infraestructura del país una vez que acabe la guerra, así como respaldo a su oferta de paz a Israel. Un elemento clave de ésta es el despliegue en el sur del Líbano, en la frontera con Israel, de 8.000 soldados libaneses para asegurar que en el futuro el movimiento armado chií Hizbolá deje de atacar al Estado hebreo. La decisión de reclutar y desplegar esa fuerza —dijo Mikati— ya ha sido tomada por el Gabinete interconfesional libanés.Muchos no obstante se preguntan: ¿dónde está el Ejército del Líbano en estos momentos de ofensiva terrestre y aérea de Israel?Como ya ocurrió en la anterior ofensiva israelí contra Hizbolá, las Fuerzas Armadas del Líbano (FAL) se han puesto ahora también de perfil. Algo que de entrada no favorece su reputación. La resolución de la ONU que puso fin a la guerra de 2006, establecía que el ejército ocuparía una serie de territorios clave en el sur, desalojando de allí a los yihadistas chiíes. Letra muerta. Las FAL no tenían ni tienen los medios económicos para esa tarea aunque no les falte la voluntad de hacerlo.Noticia Relacionada estandar Si Qatar, clave en la geoestrategia de Oriente Próximo, abandonará su experimento democrático Francisco de Andrés El monarca anuncia un referéndum para dejar las elecciones alegando que el Parlamento crea problemas tribalesUn reciente informe publicado por \'The Economist\' da alguna pista de la situación límite a la que se han enfrentado estos últimos años las FAL, dirigidas por el general cristiano Aoun, con fama de incorruptible. El Ejército libanes, compuesto por 80.000 miembros de todas las confesiones religiosas del país (musulmanes suníes, chiíes, cristianos maronistas y drusos), cuenta con un presupuesto casi ridículo desde la crisis de 2019. Aoun se ha visto así obligado a dar algunos días libres a la semana a los militares, para que trabajen en otro oficio y obtengan un sobresueldo. La solución ha permitido, al menos, que la mayoría siga en el ejército.Las FAL son la institución menos sectaria y con más fama de incorruptible del país, y sirve de cemento para que la unidad política no salte por los aires y dé paso a tres o cuatro mini-Estados confesionales. Además, las circunstancias permiten a los militares ejercitarse en funciones en principio ajenas a lo castrense, que les mantienen en forma. Si bien es cierto que en el sur del paìs —la zona de control de Hizbolá— solo patrullan en compañía de las fuerzas de paz de la ONU, en Beirut y en otras ciudades son una fuerza policial clave para la convivencia, en particular tras la llegada de centenares de miles de refugiados sirios.