Este jueves ha ocurrido algo que nunca había sucedido en los casi 250 años de existencia de Estados Unidos: un presidente en activo ha acudido a una reserva indígena para pedir perdón en nombre del gobierno federal por el secuestro de niños indígenas, apartándolos de sus familias y comunidades para asimilarlos en la población blanca.«El gobierno federal nunca se había disculpado formalmente hasta hoy. Me disculpo formalmente», dijo Biden entre aplausos durante su visita a la reserva de Gila River en Arizona. «Perdón, perdón, perdón». «La política de los internados federales para indígenas y el dolor que causó será una marca significativa de vergüenza, una mancha en nuestra historia. Durante demasiado tiempo, todo esto sucedió sin prácticamente atención pública , sin estar en nuestros libros de historia, sin enseñarse en nuestras escuelas», dijo.Es la primera visita a tierras indígenas por parte de Biden, quien prometió realizar este tipo de viaje antes de abandonar la Casa Blanca. Lo ha hecho en plena campaña electoral, justo cuando las encuestas en este estado vaticinan un ajustado empate. Donald Trump estuvo horas antes, también el jueves, en Phoenix, la capital del estado, donde dio un mitin centrado en atacar la política migratoria de la Casa Blanca. El camino al centro comunitario donde Biden habló dentro de la reserva revela la situación de esta comunidad: un casino regentado por una de las tribus, pocas casas esparcidas por un territorio inmenso, falta de cobertura telefónica, de tendido eléctrico y de las infraestructuras más básicas.Noticia Relacionada Diario de campaña estandar Si Trump en Arizona: cómo se teje el caos Javier Ansorena y David Alandete Faltan dos semanas para las elecciones en Estados Unidos y republicanos y demócratas redoblan sus esfuerzos para movilizar al electoradoEl centro comunitario en el que habló el presidente se construyó en 2019 y enseña lenguas y cultura de las tribus locales , los Pima y los Maricopa. Estas tribus tienen una profunda historia en la región, y su reserva abarca aproximadamente 240,000 hectáreas. Oficialmente, Biden no acudió a la reserva para hacer campaña, sino en un acto formal. Sin embargo, ambos partidos están peleando por cada voto. En 2020, Biden ganó este estado por apenas 10,000 votos. En esta reserva hay 20,000 personas. Tradicionalmente, los votantes indígenas favorecen a los demócratas, y movilizarlos sería favorable para Kamala Harris, la candidata demócrata.En esta campaña, desde que fue elegido como candidato del partido, Biden ha mantenido un perfil discreto. Su sucesora como candidata, la vicepresidenta, intenta distanciarse para no verse afectada por problemas económicos y migratorios de la actual administración. Por eso, las apariciones de Biden en campaña son mínimas y se centran en actos oficiales y viajes al extranjero, como el reciente viaje a Alemania y el próximo que planea al Amazonas. Durante su visita a Arizona, Biden describió los internados gestionados por el gobierno federal como uno de los «capítulos más horribles de la historia estadounidense que la mayoría de los estadounidenses ni siquiera conocen». Fiel a su educación católica, calificó el papel del estado en esos internados como «un pecado en nuestras almas».400 internados indígenasEntre 1819 y 1969, el gobierno de EE.UU. financió a iglesias y grupos religiosos para administrar más de 400 internados indígenas en 37 estados. A los niños, según recordaron algunos asistentes al acto, se les sacaba de sus hogares, se les quitaban sus nombres y se les asignaba un número. Su cabello era cortado, una ofensa grave para estas culturas, y si hablaban en su lengua nativa, recibían castigos físicos.Deb Haaland, la primera secretaria de Interior de origen indígena, acompañó a Biden en el viaje y recordó, entre lágrimas, que sus bisabuelos también fueron raptados de sus tribus y terminaron en esas escuelas. «El departamento que ahora dirijo fue cómplice de esa brutalidad», dijo. Recientemente, ese mismo Departamento del Interior halló que al menos 973 niños nativos murieron de enfermedades y desnutrición en estos oscuros internados. Muchos otros sufrieron abusos físicos y sexuales , según relataron posteriormente.Entre los asistentes había una nutrida representación de diversas tribus de todo el país, no solo Pimas y Maricopas, sino también Navajos, Hopis, Apaches, y miembros de las tribus Hualapai y Yavapai. Antes del discurso de Biden, varios grupos locales, con sus vestimentas tradicionales, símbolos y banderas, interpretaron cánticos y bailes tradicionales. Una de las mujeres que bailó, Yolanda Hart, artista de profesión y residente de esta reserva, dijo a ABC que la pobreza, el alcoholismo y el desempleo afectan profundamente a su comunidad. «No tengo por qué ocultarlo; esa es nuestra realidad», comentó. «Vienen a pedir el voto, y eso nos honra, pero los problemas siguen ahí», añadió.Territorios autónomos Estos nativos creen que aún enfrentan muchos obstáculos para participar en la vida política del país, incluyendo dificultades para votar, errores en el censo y la falta de colegios electorales. Las reservas indígenas en EE.UU. funcionan como territorios autónomos , lo que les permite cierto grado de autogobierno, aunque siguen bajo la soberanía federal. Cada reserva tiene su propio gobierno tribal, con capacidad para establecer leyes y administrar servicios dentro de su territorio, como educación, salud y justicia penal. Sin embargo, la autonomía es limitada: los delitos graves son juzgados en tribunales federales.Además, existe un grave problema de falta de justicia. Un informe de 2021 reveló que hay más de 4.200 desapariciones de personas nativas que aún no han sido resueltas, en su mayoría mujeres. En general, entre el público hubo simpatía hacia Biden, sobre todo cuando una mujer le interrumpió instándole a gritos a condenar el «genocidio en Gaza». La multitud la abucheó, y los guardas de seguridad se la llevaron. «Dejadla hablar», pidió Biden. «Tiene razón, ha muerto demasiada gente en Gaza», añadió. Tras el discurso, Chase Iron Eyes, director del Proyecto de Ley del Pueblo Lakota y del Fondo Sagrado de Defensa, dijo a ABC: «U na disculpa es un buen comienzo , pero no es un verdadero ajuste de cuentas ni un remedio suficiente para la larga historia de violencia colonial».