Pete Hegseth, un exmilitar de 44 años, va a pasar de presentador televisivo a líder del ejército más potente del mundo, con un presupuesto de 800.000 millones de dólares, 1,3 millones de soldados y otros 1,4 millones de miembros más entre la Guardia Nacional, reservistas y personal civil.Donald Trump ha anunciado esta semana que Hegseth será su próximo secretario de Defensa, en su elección más sorprendente y criticada hasta el momento en la formación del próximo Gobierno de la primera potencia mundial.El próximo jefe del Pentágono es un desconocido de los círculos de defensa y seguridad nacional, donde no tiene ninguna experiencia de peso. Pero es una cara conocida para quienes se enchufan a Fox News -la cadena amiga de Trump- en las mañanas de los fines de semana, donde Hegseth ha sido uno de los presentadores desde 2017. Entre ellos se encuentra el propio presidente-electo, que ha disfrutado de la admiración de Hegseth hacia su persona y de sus críticas feroces a las políticas militares del Gobierno saliente de Joe Biden.La experiencia televisiva de Hegseth no es un inconveniente, todo lo contrario, para Trump. La pequeña pantalla fue, de hecho, el gran trampolín del multimillonario neoyorquino hacia la Casa Blanca en 2016, cuando venía de ser estrella de su programa de telerrealidad, \'El aprendiz\'.Sin experiencia en defensaTampoco parece que sea un problema su escasa experiencia en defensa. Hegseth entró en el ejército en 2003, como miembro de la Guardia Nacional de Minnesota, participó en diferentes despliegues -Guantánamo, Irak, Afganistán- y llegó al rango de capitán. Después ha estado implicado en organizaciones de ayuda a veteranos del ejército. Eso no le valió para que fuera elegido secretario de Asuntos de Veteranos por Trump, que lo consideró demasiado bisoño. Ahora, sin embargo, lo ve adecuado para uno de los cargos más relevantes en EE.UU.. Hegseth liderará el Pentágono en un momento crítico, con frentes abiertos por todo el mundo, en plena rivalidad geoestratégica con China, con la necesidad de renovar el armamento y con desafíos en el abastecimiento propio y de sus socios militares.La clave de la elección de Trump puede ser una: la lealtad. En su primer mandato, los roces entre los militares y el entonces presidente de EE.UU. fueron constantes. Se peleó tanto con Jim Mattis, un general de cuatro estrellas, como con Mike Esper, los dos secretarios de Defensa que duraron más tiempo. Pero también con el general John Kelly, que fue su jefe de Gabinete, o con el general Mark Milley, su jefe del Estado Mayor. Ambos aseguraron tras su paso por el Gobierno que Trump es «peligroso» y «fascista».Hegseth, al contrario , es un fan de Trump. . Pero su nombramiento sorprende también porque es un contrapunto a otras elecciones más ortodoxas de Trump. Por ejemplo, el diputado Mike Waltz, con experiencia abundante y relevante, para asesor de seguridad nacional. O el de uno de los senadores republicanos con más peso en política exterior, Marco Rubio, todavía no materializado, para secretario de Estado.«Hegseth es sin duda ninguna el nominado para secretario de Defensa menos cualificado de la historia. Y el más abiertamente político. Prepárate, EE.UU:», reaccionó en Twitter Paul Rieckhoff, el fundador de Veteranos Independientes de América, un grupo que ha sido crítico también con la Administración Biden. El nombramiento ha sido muy criticado por demócratas y \'think tanks\' vinculados a seguridad y defensa. Algunos legisladores republicanos, muy cautos para no enfadar a Trump, han reconocido «sorpresa». Sobre todo, porque el presidente-electo tenía sobre la mesa muchas opciones de peso para liderar el Pentágono.Uno de los atractivos de Hegseth para Trump es que ha sido muy combativo con la ideología \'woke\' que, en su opinión, ha calado en el ejército de EE.UU. En Fox News criticó el fin del veto a soldados trasngénero, la presencia de mujeres en misiones de combate y, en general, todos los programas de diversidad e inclusividad. «Solo deberíamos estar centrados en la preparación, meritocracia y letalidad», ha defendido. Y, si ahora quiere mantener el cargo, en no llevarle la contraria a Trump.