El \'affair\' del ministro de Cultura, Gennaro Sangiuliano , con su presunta asesora Maria Rosaria Boccia , con la que mantuvo una relación sentimental, se hizo insostenible para el Gobierno Meloni y se cerró la tarde del viernes con su dimisión. En una carta dirigida a la primera ministra, le agradeció que lo hubiera «defendido». Así inicia su carta Sangiuliano: «Querida Giorgia, después de haber meditado durante mucho tiempo, en días dolorosos y llenos de odio hacia mí por parte de un determinado sistema político mediático, he decidido dimitir irrevocablemente como Ministro de Cultura. El exministro lanza una acusación: «Soy consciente de que he tocado una fibra sensible y que me he ganado mucha enemistad al haber optado por revisar el sistema de aportaciones al cine buscando más eficiencia y menos despilfarro. (...) Ahora busco la tranquilidad para estar al lado de mi esposa a quien amo», concluye Sangiuliano. Después de un escándalo iniciado hace doce días , la primera ministra, Giorgia Meloni , decidió poner fin a una interminable polémica, cuando solo faltan dos semanas para una cumbre de los ministros de Cultura del G7, prevista en Nápoles y Pompeya, desde el 19 al 21. Todo se precipitó con la entrevista a \'La Stampa\', publicada este viernes, en la que Boccia hizo nuevas revelaciones de su relación sentimental con Sangiuliano. Afirmó que al ministro «algunas personas lo están chantajeando por los beneficios que obtuvieron». Y puso en guardia a Sangiuliano con una frase que sonó como una amenaza, porque según ha confesado le grababa: «He escuchado sus conversaciones telefónicas con otros miembros del Gobierno y leía sus mensajes». Formalmente, la decisión de dejar la dirección del Ministerio de Cultura correspondía a Gennaro Sangiuliano, pero es fundamental la orientación del jefe del Gobierno. Y Giorgia Meloni se orientó hacia la dimisión voluntaria de su ministro, al estar cada día más debilitado políticamente.Noticia Relacionada estandar No Así cambió Meloni el viento político en Italia Ángel Gómez Fuentes Tras casi dos años en el poder, la jefa de Gobierno ha dado estabilidad al país. Sin embargo, tiene asuntos pendientes: impuestos, inflación, sanidad...La confesión del ministro Gennaro Sangiuliano, de 62 años, experiodista con larga experiencia en la RAI, explicó el miércoles en una entrevista de 20 minutos en la televisión pública, a petición de la primera ministra Giorgia Meloni, todos los pormenores de un caso que se ha convertido en político, seguido con interés y curiosidad por todos italianos. Sangiuliano confesó que mantuvo con Boccia «una relación afectiva, sentimental. Nació como una amistad en los primeros diez días de mayo. El 8 de agosto acabó« (…)«Le dije con certeza que nunca dejaría a mi esposa, que es la mujer más importante de mi vida. Después se habrá sentido decepcionada por el nombramiento no ratificado». Sangiuliano confesó que mantuvo con Boccia «una relación afectiva, sentimental. Nació como una amistad en los primeros diez días de mayo. El 8 de agosto acabó«El ministro aseguró que no utilizó ni un solo euro público en sus viajes y hoteles con Boccia. Al borde de las lágrimas, Sangiuliano pidió perdón a su mujer, periodista, a Giorgia Meloni y a sus colaboradores por haberlos metido en una situación embarazosa. Pero el intento del ministro de Cultura para limpiar su imagen y apagar el escándalo no dio resultado. El incendio lo ha mantenido vivo la examante, que ha publicado en su ya célebre perfil de Instagram algún que otro documento, grabaciones y numerosas fotos de sus viajes por Italia con el ya exministro. Boccia (Pompeya, 42 años), licenciada en Economía, pequeña empresaria de moda (sus padres tienen una tienda de vestidos de boda), \'influencer\', con gran habilidad para la comunicación en las redes sociales, continuó con el goteo de revelaciones y acusaciones desde hace 12 días. Dio muestras de conservar material confidencial, utilizaba unas gafas espía con telecámara y grababa las conversaciones del ministro. El caso explotó el 26 de agosto, cuando Boccia publicó en Instagram una foto suya junto a Sangiuliano, en la que escribió: «Gracias al ministro de Cultura Gennaro Sangiuliano por el nombramiento como Asesora del Ministro para Grandes Eventos». El mensaje despertó la curiosidad en el mundo periodístico y surgieron varios artículos que alimentaron sospechas sobre el papel real de Boccia. El equipo de Sangiuliano se apresuró a desmentirla. Sin embargo, ella respondió de inmediato con la publicación de la grabación de una breve conversación telefónica con un alto funcionario del Ministerio, hablando de su nombramiento como asesora. Comenzó así un culebrón de contornos para la prensa rosa, pero que mantuvo en tensión al Gobierno Meloni, mientras la oposición pidió con fuerza la dimisión del ministro.Boccia dio muestras de conservar material confidencial, utilizaba unas gafas espía con telecámara y grababa las conversaciones del ministro La entrevista de la presunta asesora Especialmente delicada ha sido la entrevista de Boccia a La Stampa, la primera que concedía a un periódico, desde que se comenzó a hablar del caso. Habló de los viajes con el ministro («no sólo relacionados con su actividad») y explicó por qué, a partir de finales de julio, decidió dejar constancia grabada de todo sobre sus relaciones con el ministro de Cultura: «Porque me dijo algo que me llamó mucho la atención: \'Soy el ministro, soy un hombre, yo represento a las instituciones y en el futuro nadie creerá todo lo que tú digas\'». Boccia defendió su «dignidad» como mujer y se quejó de haber sido «engañada». Su acusación más grave es señalar a Sangiuliano como un ministro bajo chantaje: «Me llamaron chantajista, pero el chantaje está dentro de los palacios del poder. Y me refiero a la gente que chantajea al ministro por los beneficios que han obtenido. Realmente creo que el ministro está bajo chantaje«. Al ser preguntada quiénes son a su juicio los »verdaderos chantajistas« de Sangiuliano, responde: »pregúntenle [al ministro], les puedo decir que hay directores de semanarios«. Ante esta nueva acusación, Sangiuliano se reunió en la mañana de este miércoles con sus abogados. Meloni: «Hombre honesto» La primera ministra ha elogiado en una nota la personalidad y el trabajo del exministro de Cultura: «Agradezco sinceramente a Gennaro Sangiuliano, persona capaz y hombre honesto, por el extraordinario trabajo realizado hasta ahora«, permitiendo al Gobierno italiano alcanzar importantes resultados de reactivación y valorización del gran patrimonio cultural italiano, incluso fuera de las fronteras nacionales. La acción para relanzar la cultura nacional continuará, consolidando esa discontinuidad con el pasado que los italianos nos han pedido y que hemos iniciado desde nuestra toma de posesión hasta hoy», concluye la primera ministra. En su carta de dimisión, Sangiuliano habló haber sufrido «odio político y mediático». Innumerables han sido las reacciones. La ministra del Turismo, Daniela Santanché afirma: «No me sorprendería que hubiera una dirección oculta detrás de la influencer Boccia«. La líder del Partido Democrático, Elly Schlein, declara que «la dimisión llega tarde, pero es una decisión oportuna». El líder del Movimiento 5 Estrellas, el exministro Giuseppe Conte, llamó a Sangiuliano «para expresarle solidaridad humana», según manifestó el ministro dimisionario«Estamos analizando una por una las declaraciones de la señora Boccia, para ver si existe una violación a la confidencialidad de la historia humana que unió a las dos personas. Tan pronto como la situación política se calme haremos firmar la denuncia que vamos a elaborar» (como hipótesis se plantean posibles delitos de violación de privacidad y tentativa de extorsión), ha manifestado Silverio Sica, el abogado del ministro Sangiuliano, Silverio Sica. «Este caso políticamente responde a la lógica de la doble moral italiana: la moral propia y la del adversario», añadió el abogado, insistiendo en que una historia «completamente privada se ha transformado, con la base de la doble moral italiana, en un caso político». Dolorosa decisión para Meloni El ministro presentó su dimisión el martes a Giorgia Meloni, que la rechazó. Hay rabia en la primera ministra, cuya estrategia inicial fue la de rechazar las fuertes presiones de la oposición para que Sangiuliano dimitiera. Consideraba Meloni que «una relación sentimental no justificaba una dimisión». Pero ese dique puesto inicialmente por el Palacio Chigi, sede de la presidencia del Gobierno, terminó por ceder. Sangiuliano publicó esta nota alrededor de las 16 horas de este viernes: «Me alegra saber que el Tribunal de Cuentas está considerando la posibilidad de abrir un expediente sobre el asunto que me ocupa», por lo que «tendré la oportunidad de demostrar que no se gastaron fondos públicos ni se gastó un solo euro del Ministerio, para viajes y traslados de la señora María Rosaria Boccia«. Hora y media después llegó la noticia de su dimisión.El caso Sangiuliano-Boccia alteró incluso la agenda de Giorgia Meloni. La primera ministra no viajó a Verona, como tenía previsto, a la «cumbre» de los Parlamentos del G7 El caso Sangiuliano-Boccia alteró incluso la agenda de Giorgia Meloni. La primera ministra no viajó a Verona, como tenía previsto, a la «cumbre» de los Parlamentos del G7. Solo intervino por videoconferencia, para mostrar su decidido apoyo a Ucrania. Meloni eligió a Sangiuliano como ministro de Cultura por estima personal hacia un jurista prestado a la política y a un periodista de prestigio (fue director de los informativos de RAI2). Su presión para que finalmente dimitiera es una decisión dolorosa para Meloni, entre otras cosas, porque la primera ministra quería cumplir su promesa, muchas veces repetida, de concluir la legislatura de cinco años con un gobierno único, sin cambios, lo que habría constituido un récord sin precedentes en la historia republicana italiana. Además, en el proyecto de Gobierno de Meloni era un pilar fundamental la Cultura, con ánimo de evitar la tradicional hegemonía de la izquierda. Para ello puso en Sangiuliano unas esperanzas que al final, por una historia de relación sentimental, se han visto frustradas.Le sucederá Alessandro Giuli , actual Presidente de la Fundación MAXXI, como nuevo Ministro de Cultura, jurando esu cargo en la tarde del viernes en el Palacio Del QUirinal ante el jefe del estado, Sergio Mattarella.Alessandro Giuli (Roma, 49 años) fue nombrado en noviembre de 2022 por el gobierno de Meloni lo nombró presidente del Museo Nacional de las Artes del Siglo XXI. Antes ejerció como periodista. Su presencia era habitual en debates de televisión. Es autor de varios libros; el último en el pasado mes de mayo: «Gramsci está vivo. Programa para una hegemonía contemporánea». Está casado con una periodista y tiene dos hijos.