Desde 2006, con la anterior guerra entre Hizbolá e Israel , la misión de las Naciones Unidas desplegada en el Líbano no se encontraba en un momento de máxima tensión como este. Ese conflicto, que duró 34 días, terminó con la implementación de la Resolución 1701 (2006) del Consejo de Seguridad. Dicha resolución estableció varios puntos de cumplimiento, como «vigilar el cese de las hostilidades», «ayudar a las fuerzas libanesas a crear una zona libre de todo personal armado y armas (...) y proteger sus fronteras» y «garantizar el acceso humanitario a la población civil», entre otros. Ahora, todo ello parece papel mojado.La guerra en Gaza volvió a alterar el ya maltrecho panorama que se vive en la región. Hamás, Israel e Hizbolá protagonizan una guerra que dura algo más de un año y en medio de todo, además de la población civil, se encuentra la Unifil (la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas para el Líbano). Andrea Tenenti, portavoz de la misión, atiende desde Beirut a ABC por teléfono. Han sido días intensos desde que el domingo el Ejército israelí atacara posiciones de la misión y el cansancio se nota en el tono de voz del italiano. —La misión ha sido atacada cuatro veces y cinco soldados han resultado heridos en los últimos días. ¿Cómo están las fuerzas de Unifil?—Los últimos días han sido muy difíciles y muy preocupantes debido al desarrollo de la situación y la escalada del conflicto. Nuestras fuerzas han sido blanco del Ejército israelí y hemos sido atacados cuatro veces. Han atacado a soldados de las fuerzas de paz, las torres del cuartel general de la misión que limita con el lugar de trabajo del general Lázaro (oficial español al mando de la misión). También atacaron otras dos posiciones cercanas a la Línea Azul (demarcación entre Líbano e Israel establecida por la ONU), un sistema de comunicación, las cámaras, y un dron se acercó a los búnkeres donde estaban las tropas. Además, las FDI entraron en la base y permanecieron durante 45 minutos. —Estas agresiones suponen una continua violación de la ley internacional.—Estos hechos son muy preocupantes y constituyen una clara violación de la Resolución 1701, así como del derecho internacional humanitario. Han sido ataques deliberados contra nuestras tropas. Toda la comunidad internacional ha condenado los ataques. Ha sido un hecho muy grave, porque se puede convertir en un conflicto regional con gravísimas consecuencias. —Benjamín Netanyahu pidió a la ONU sacar a las tropas de Unifil y las calificó de «escudo humano para Hizbolá».—Aunque Israel está ejerciendo mucha presión para que nos vayamos y que la misión abandone su labor en el sur del Líbano, vamos a quedarnos. Así nos lo ha pedido el Consejo de Seguridad y, por tanto, la comunidad internacional.—También Israel ha publicado vídeos de túneles de Hizbolá cerca de sus bases con armas...—Nunca hemos dicho que no haya armas en el sur del Líbano. Somos plenamente conscientes de que sigue habiendo armas, de lo contrario no estaríamos aquí, y hemos informado continuamente al Consejo de Seguridad de todas las actividades sospechosas y de todo lo que hemos visto, incluido los túneles. El problema es que la Resolución 1701 no permite a la misión buscar dentro de propiedades privadas y la zona donde se han hallado armas es una propiedad privada. Hemos pedido a las autoridades libanesas que faciliten nuestra entrada, pero nunca lo han hecho. Sin embargo, la limitación de la Resolución no debe permitir que Israel ataque como lo ha hecho. Es inaceptable. Israel no puede dictar el destino de la comunidad internacional.—Entonces, ¿no se van a retirar ni van a mover sus posiciones, como también pidió Israel?—No nos vamos a mover. Las fuerzas israelíes también han pedido a la misión que se moviera alguna posición cercana a la Línea Azul. Es que la implementación del mandato de estar aquí no depende de Unifil, ni siquiera de la seguridad. Depende de las partes que tienen que implementarlo y ese es el Consejo de Seguridad de la ONU. Es importante mantener una presencia de vigilancia imparcial en esta zona.—Para Unifil, ¿cuál es su mayor preocupación? ¿En qué están centrando más su trabajo?—Como sabe, las fuerzas israelíes están entrando en territorio libanés. Tenemos que asegurarnos de que se restablezca la estabilidad, pero también tenemos que garantizar la seguridad de nuestras fuerzas y de la población. Lo que más nos preocupa es poder mantener nuestra capacidad de vigilancia, que por el momento es muy limitada. (La primera resolución del Consejo de Seguridad, que estableció la misión de los cascos azules en territorio libanés en 1978, se basaba en la «retirada de las fuerzas israelíes del sur del Líbano»). —¿Están pudiendo patrullar y ofrecer ayuda?—Nuestra presencia aquí se basa en el monitoreo de la zona y está siendo muy difícil, porque no tenemos garantías de seguridad de las partes. Hemos tratado de llevar ayuda humanitaria a través de la agencia de la ONU. En la zona de Marjayoun, donde está operando el contingente español, pudimos ayudar a Acnur y Unicef a llevar 22 convoyes para la población local. Estamos haciendo algo, pero deberíamos hacer mucho más. —Parece que Israel no va a cesar en sus ataques y que la situación empeora. ¿Sería el momento de activar el capítulo 7 de la Carta (que autoriza el uso de la fuerza a la misión; ahora, la misión se encuadra en el capitulo 6, que permite la defensa propia)? —El capítulo 7 permite el uso de la fuerza en un país sin el acuerdo del propio Estado, pero sería necesario que los países enviaran tropas. Tenemos que ser pragmáticos. Esta región es muy difícil y hasta el 7 de octubre (inicio del a guerra en Gaza) hemos trabajado mensualmente con las FDI y el Ejército libanés, reuniéndonos en la misma sala para encontrar soluciones.—¿Mantienen esa comunicación?—Sí, estamos continuamente hablando con las partes para traer de vuelta la estabilidad, pero, realmente, esta estabilidad solo puede ser traída por los Estados.