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Hadas Jaoui-Kalderon: «Nunca me hubiera instalado tan cerca de la frontera si no hubiera tenido una confianza ciega en Israel»

Con un café en las manos, Hadas Jaoui-Kalderon medita unos instantes antes de sentarse con ABC para conceder una entrevista en la que contar cómo Hamás secuestró a dos de sus hijos el 7 de octubre de 2023 y los recuperó 52 días después.«Es la última, Hadas, la última», le dicen sus acompañantes antes de sentarse. Hadas proyecta la imagen de una mujer menuda, de pelo muy rizado y tez ligeramente morena. La furia con la que comenzó sus primeras entrevistas para poner el foco sobre los rehenes ha dejado paso, un año después, al agotamiento y la pena que intercala con prolongadas pausas.La autora franco-israelí relata en el libro \'52 días sin ellos\' (Nagrela Editores) «el testimonio que me toca sobre lo que me sucedió» y destaca que le resulta «muy difícil, pero es mi obligación», «es la lucha que tengo que seguir dando por los 101 secuestrados que siguen retenidos en Gaza», 29 de ellos del kibutz donde residía. «Nadie tiene muchas ganas de contar este horror. Yo no más que otros, pero no tengo otra elección, mis hijos han sido secuestrados», refleja en el libro.Noticia Relacionada SIRIA estandar Si Los bombardeos de Israel no apagan la euforia tras la caída de Al Assad Mikel Ayestaran | Enviado especial a DamascoEl día 7 de octubre de 2023, el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) lanzó una ofensiva sin precedentes en el marco del endémico conflicto entre Israel y Palestina, donde más de 1.200 israelíes fueron asesinados y alrededor de 250 fueron secuestrados por el grupo terrorista. «Toda esa zona vivió un holocausto», dice Hadas Jaoui-Kalderon . La autora indica que un cuarto de los casi cuatrocientos habitantes del kibutz de Nir Oz donde residía fue asesinado o secuestrado: «Entraron en las casas, masacraron, asesinaron, violaron, casa por casa de manera sistemática» y añade que su exmarido, Ofer, sigue preso de Hamás «a 40 o 60 metros bajo tierra, en los túneles, en unas condiciones terribles».Hadas, terapeuta de profesión, estaba en casa cuando las alarmas empezaron a sonar a eso de las 6:30 de la mañana y el mensaje de alerta roja puso a la población del kibutz, muy próximo a la frontera con Gaza, en máxima tensión. La autora cuenta que allí todos los ciudadanos tienen un \'mamad\', «una cámara blindada donde se refugiaban cuando había ataques de misiles», que ella utilizaba habitualmente como gabinete terapéutico.Hadas Jaoui-Kalderon, autora de 52 días sin ellos, sostiene el libro Tania SieiraLa ofensiva de Hamás sorprendió a la población del kibutz, que habían hecho de las sirenas por misiles una banda sonora habitual en sus vidas. Sin embargo, algo cambió ese día, pues además de misiles , miles de combatientes de Hamás entraron en Nir Oz y lo arrasaron: «Me siento traicionada. Furiosa. Nunca me hubiera instalado con mis hijos tan cerca de la frontera si no hubiera tenido una confianza ciega en la capacidad de mi país de defendernos». Hadas relata cómo en ese momento se preguntaba «¿por qué escogimos criar a nuestros hijos aquí?», y que había resuelto de manera muy desagradable una inquietud perenne: «Me preguntaba si era posible educar hijos aquí. Hoy tengo la respuesta que esperaba desde hace más de veinte años y que sin embargo no quería admitir».El Ejecutivo del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu , respondió a los atentados de Hamás de manera muy contundente en forma de bombardeos constantes que aún hoy siguen arrasando la franja de Gaza. Según el Ministerio de Sanidad gazatí, en manos de Hamás, ya son 44.930 fallecidos y 106.454 heridos por ofensivas israelíes hasta la fecha. Una cifra que ha sido revisada y rebajada por Naciones Unidas. Su exmarido y los niñosHadas reconoce que vive bajo el sufrimiento constante fruto del horror que vivió su familia ese día y el desconocimiento por el estado de Ofer. «Al principio teníamos información, pero desde hace muchísimo tiempo no tenemos ningún conocimiento sobre el estado de mi exmarido. Tengo la fe y la creencia de que sigue vivo y de que volverá a casa» a pesar de las «condiciones infrahumanas» en las que se encuentran los rehenes: con comida escasa y sin ver la luz del sol.De los cuatro hijos que tiene la autora, los dos mayores -Gaya y Rotem- no sufrieron el mismo destino que los dos más pequeños -Sahar y Erez- que estaban con su padre cuando tuvo lugar el ataque. Los terroristas secuestraron a los tres, pero sus dos hijos formarían parte de unos de los primeros acuerdos entre Israel y Hamás para liberar rehenes, 52 días después. «Los niños estuvieron escondidos con su padre durante dos horas entre los matorrales detrás de la casa y desde ahí pudieron ver cosas horribles como asesinatos, hordas de gente que entraba a robar a masacrar y estuvieron así dos horas hasta que se los llevaron secuestrados a Gaza», cuenta Hadas. «Para los niños fue como un auténtico terremoto. Es difícil de imaginar lo que han vivido, fueron secuestrados en pijama, descalzos», añade.Por otro lado, la madre de Hadas y su sobrina se toparon con el peor de los destinos: murieron el mismo día de los ataques, aunque, según cuenta la autora, la familia tardó varios días en enterarse.Por la propia idiosincrasia comunitaria de los kibutz, Hadas cuenta a ABC lo difícil que fue para todo el vecindario perder a personas que conoces y con las que tratas habitualmente: «Mi dolor es el dolor de todos nosotros». Mom ForceLa necesidad de una madre de recuperar a sus hijos obsesionó a Hadas, que se vio obligada a hablar de su sufrimiento con la idea de poner el foco en los rehenes a modo de presión contra el Ejecutivo para que esa fuera su prioridad. Hadas se plantó en la sede de la Inteligencia israelí donde se reunía el gabinete de guerra para que su voz se escuchara.«Al principio hice muchísimas entrevistas en prensa escrita, televisión y radio, y me di cuenta de que no era suficiente, que debía dar un paso más. Se sabía que había negociaciones para la liberación de algunos rehenes; como no era una cosa segura, entendí que tenía que posicionarme frente a donde se tomaban las decisiones para que no decayera el proceso de negociación», reconoce.De esta manera, surgió Mom Forc e (Fuerza de las Madres en español). Un movimiento «desde el punto de vista de todas las madres con hijos retenidos», donde señala que empezaron pocas madres, pero «ahora hay miles que se han unido a la causa».Para todos los actoresTras haber conseguido reunirse con el primer ministro israelí, entendió que Netanyahu iba en serio con su objetivo declarado de «eliminar a Hamás» y ella le acusó de no priorizar el rescate de rehenes por encima de la victoria militar.Aunque describe en su libro que los de Hamás son «jefes cargados de fortunas, de millones de dólares, montañas de dinero acumuladas sobre el maná de los fondos internacionales y humanitarios» y las acusa de llevar a cabo «atrocidades» en nombre de Dios, para ella su prioridad es la paz y que los rehenes vuelvan a casa.Por este motivo, dice haber movido cielo y tierra hasta conseguir hablar con actores internacionales, como el presidente francés Emmanuel Macron , de quien guarda una buena impresión; y su homólogo estadounidense, Joe Biden , a quien no le tiene tanta estima, tal y como refleja en su libro, acompañado del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken , quien ha sostenido las innumerables reuniones junto a Qatar y Egipto como mediadores en el conflicto.Ahora Hadas publica su libro con la intención de reflejar que «es parte de la lucha que tenemos, es nuestra obligación seguir dando testimonio de todo lo que se ha vivido, como un elemento más para conseguir que [los rehenes]vuelvan a casa». Y añade un mensaje para el Gobierno de Israel y Hamás: «Tienen que ser más flexibles para poder terminar con esta tragedia y tener presente que el valor supremo es la vida. Tienen que conseguir traer de vuelta a la libertad a todos estos inocentes y devolverles su vida, su familia…»Sin embargo, respecto a la paz , Hadas dice que «no sé si es posible, pero es el objetivo. Sin esto, no existe ningún tipo de esperanza. No se puede vivir en un estado de guerra constantemente».

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