Si la caída del tirano Bashar al Assad trae consigo múltiples hechos positivos mirados desde un enfoque concreto, esto no debería obviar que la acogida y el blanqueo de la imagen de quienes lo derrocaron conllevan enormes efectos negativos de carácter universal en lo político, social y cultural.Esta acogida incluye, en el marco de las relaciones ideológicas e internacionales, una respuesta positiva a los planes de Estados Unidos en el nuevo Oriente Próximo, un colonialismo de carácter imperial impuesto a partir de la Segunda Guerra Mundial, como heredero del orden europeo en la región, aunque con nuevas metas y medios. Lamentablemente, algunos países europeos no son capaces de deshacerse de esta herencia, por lo que no hacen otra cosa que bendecirla con sus declaraciones. Sirva como ejemplo la aceptación de aquel que ayer fue terrorista y hoy dice que no lo es. Lo anterior incluye aceptar la utilización del islam – ahora sí- como estrategia militar para lograr sus objetivos. Significa, una vez más, utilizar la religión para aniquilar a los enemigos. Matar en nombre de dios como quien caza animales.Noticia Relacionada estandar Si La UE autoriza a suspender el derecho al asilo en caso de que la migración se use como arma EnRique Serbeto | Corresponsal en bruselas El viernes termina el plazo para que TikTok explique su papel en las elecciones rumanasEl giro de los países europeos y de Estados Unidos hacia la aceptación del control de Damasco por Hayat Tahrir al Sham (HTS), liderada por Abu Mohamed al Julani , es un claro ejemplo. Julani no puede ocultar su perfil yihadista por mucho que traten de maquillar su presente; ni siquiera presentándolo como un cabecilla aparentemente moderado, sensible al resto de identidades étnicas y religiosas del país y respetuoso con las reglas de la democracia. Esta maniobra deja al descubierto la falta de escrúpulos políticos y éticos de quienes la ejecutan. Revela, por un lado, la subordinación de Europa y, por otro, la traición de Occidente a la defensa de valores como el de la libertad o la memoria de la lucha por los derechos humanos. Hoy, el mundo, en lugar de celebrar la «liberación» de Siria, debería avergonzarse de ver a los terroristas yihadistas pasearse por las calles de Damasco y Alepo aclamados como «libertadores»; más aún, debería ruborizarse al ver a los sirios acudir en masa buscando agua y pan como si nunca los hubieran existido en su propio país, debido al bloqueo y las sanciones económicas impuestas por los países de Occidente, no al régimen tiránico de Bachar al Assad, sino a la población civil. A través de esta política de reconocimiento de los terroristas en Siria, Occidente agrede a quienes han sufrido su lacra y a la inteligencia y la sensibilidad de quienes rechazan el terrorismo de cualquier índole.Quizá hoy en día la fórmula más apropiada para tratar de entender la actual situación internacional sea mirar la «cuestión siria» con el prisma de la «estadounidense»; sólo como un ejercicio para recordar que Estados Unidos nació de una cruenta conquista y que es producto del colonialismo. Es un país que constituyó y construyó su Estado en un territorio que no era el suyo, y sobre las ruinas de otro pueblo.Queda una última cuestión desconcertante y profundamente amarga, irónica y trágica a la vez: se está librando una guerra en la tierra de los árabes, con dinero árabe, con el pretexto de liberar a los árabes y sin contar con los árabes.SOBRE EL AUTOR Jaafar Al aluni Jaafar Al aluni es escritor y traductor sirio. Autor de \'Diván de poetisas árabes contemporáneas\'. Traductor de \'Adoniada\' y \'Entre lo fijo y lo mudable\', ambas de Adonis. \'Creación y la tradición en la cultura árabe\'