Japón se desorienta

Aunque Japón está en Oriente , forma parte del Occidente político y económico por su democracia liberal y su capitalismo. No solo eso, sino que está a la vanguardia de las sociedades occidentales . Primero por su alto nivel de vida, civismo y desarrollo tecnológico y segundo, y más paradójico, por haber sido el primer país en sufrir los males que atenazan a las naciones occidentales más avanzadas.Salvo la inmigración masiva, que esquiva con sus estrictas regulaciones y con la frontera natural de su archipiélago, Japón lleva décadas padeciendo problemas que hoy son acuciantes en Occidente. Entre ellos, el envejecimiento demográfico y su consiguiente pérdida de población y amenaza al sistema de pensiones; la precarización laboral y el fin de los \'empleos para toda la vida\'; una peligrosa deuda pública que es más del doble de su Producto Interior Bruto (PIB) y una economía estancada desde el estallido de la burbuja inmobiliaria en los 90 que ha dado lugar al curioso fenómeno de desarrollo sin crecimiento.A este cóctel social, que mezcla futurismo y tradición a partes iguales, se suma una nueva etapa de incertidumbre política por la pérdida de la mayoría parlamentaria de la coalición gobernante. El Partido Liberal Democrático (PLD) , que lleva en el poder 65 de los 70 años del Japón democrático posterior a la Segunda Guerra Mundial, superaba con creces en la legislatura anterior los 233 escaños que dan la mayoría en la Cámara Baja de la Dieta (Parlamento). Ahora, contando los diputados de sus socios del partido budista Komeito , se queda un poco por encima de los 200 y tendrá que buscar el apoyo de una tercera fuerza política, lo que debilitará aún más al primer ministro , Shigeru Ishiba .Noticia Relacionada estandar Si Todos los japoneses se apellidarán Sato en 2531 Jaime Santirso El rechazo mayoritario a la obligación de que las mujeres adopten el apellido de sus maridos al contraer matrimonio destaca en el fin de la campaña electoralTradicionalmente, los jefes de Gobierno duraban bastante poco en Japón y, salvo los ocho años de estabilidad del difunto Shinzo Abe , apenas aguantaban un año. Pero pertenecían todos al mismo partido, el hegemónico PLD. La novedad es que se abre una puerta, todavía pequeña e improbable, a un cambio de gobierno histórico si prospera una macrocoalición de toda la oposición. Algo que ya ocurrió en 1993 y que, por cierto, solo duró un año. Una vez más, Japón se desorienta.