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La salida masiva de civiles de la frontera libanesa allana el camino a la invasión terrestre

Israel atacó Beirut por tercera vez desde el viernes y su objetivo fue Ibrahim Qubaisi, responsable del programa balístico de Hizbolá . Fue la segunda operación contra un alto cargo de la milicia chií en apenas 24 horas y confirmó que la capital pasa a formar parte de la zona de acción del Ejército enemigo además del sur y este del país. Después del lunes sangriento, con casi 600 muertos y dos mil heridos, entre ellos 50 niños y dos trabajadores de la ONU , los aviones israelíes siguieron castigando posiciones de Hizbolá durante todo el día y el Ejército volvió a ordenar a los civiles la evacuación inmediata de estas zonas. El éxodo de decenas de miles de personas alisa el camino para una posible entrada por tierra de las tropas y permite a Israel usar a los desplazados como un arma más de guerra para presionar a la milicia pro iraní.Beirut se vistió de guerra con la llegada del Ejército de desplazados del sur y este. La carretera principal de acceso a la capital volvió registrar grandes atascos y los recién llegados se distribuían según sus posibilidades. Algunos con familiares y amigos, otros en hoteles y un tercer grupo en las escuelas habilitadas por el Gobierno y dirigidas por miembros de los partidos chiíes Amal y Hizbolá. Abbas Fares, de 65 años, es la segunda vez que se desplaza en esta guerra. Primero tuvo que abandonar su casa en Yaroun, localidad en la misma frontera desde la que puede ver a los soldados enemigos, y después Maaraka, donde había encontrado refugio durante los últimos seis meses. « El viaje ha sido un infierno, doce horas entre los bombardeos . Yo no quería irme, pero fueron milicianos de Hizbolá quienes me dijeron que era mejor que saliera porque los bombardeos iban a ser muy duros, por eso me fui», explica Fares con pena, porque sabe que cuando todo pase seguramente su casa será escombro.Noticia Relacionada estandar Si Más de 100.000 libaneses obligados a desplazarse al norte del país Mikel Ayestaran | Enviado especial a BeirutMazen Yamout es uno de los responsables de la recepción de los desplazados en la escuela Sakib Irslan de la capital. Este informático de 50 años dice que «ofrecemos techo, colchones y comida a las familias y gestionamos las donaciones de alimentos y ropa que los libaneses han empezado a dejar en las escuelas a nivel particular». Yamout dice que «los libaneses tenemos muchas diferencias internas, pero cuando sufrimos un golpe así de Israel, nos unimos y apoyamos. No van a poder de nosotros». La experiencia de hace 18 años hizo posible que muchas familias supieran a qué colegio dirigirse. « No tenemos claro lo que puede durar esto , una semana, un mes, un año… lo que debe saber el enemigo es que les vencimos en el 2000 y el 2006 y volveremos a hacerlo», explica Hussein Bakri, de 20 años y llegado de Aytit, otro de los puntos cercanos a la frontera duramente castigados por la aviación. En su camino a Beirut tuvieron que cambiar de coche porque su vehículo sufrió daños en un bombardeo que mató a dos personas en otro coche cercano, «el viaje ha sido terrorífico», afirma el joven.Irán no quiere una guerra directaHizbolá reaccionó a la serie de duros golpes recibidos en los últimos días con el lanzamiento de decenas de cohetes contra la zona norte de Israel, en la línea de la estrategia de hostigamiento diario y contenido de los últimos meses. El Partido de Dios colgó un comunicado en redes sociales en el que dijo que a partir de ahora su lucha no es sólo en solidaridad con la gente de Gaza, sino que servirá para defender a los libanes. Un cambio de discurso que algunos medios locales interpretaron como una declaración de guerra. La milicia chií no mueve un dedo sin la luz verde de su creador y financiador, que es Irán. El presidente de la república islámica, Masoud Pezeshkian, hizo alusión a la escalada de tensión durante una entrevista con la cadena CNN y señaló que « Hizbolá no puede enfrentarse solo a un país que está siendo defendido , apoyado y abastecido por los países occidentales, los países europeos y Estados Unidos».La milicia chií no mueve un dedo sin la luz verde de su creador y financiador, que es IránEl apoyo es firme, pero los iraníes no quieren entrar en el intercambio de golpes directo con Israel y sigue pendiente su respuesta al asesinato de Ismael Haniye en Teherán. Pezeshkian viajó a Nueva York para tomar parte en la Asamblea General de al ONU e insistió en que «no queremos la guerra. ... Queremos vivir en paz».Unidad y dudas en IsraelLa mayoría de cohetes de Hizbolá fueron interceptados y apenas causaron daños materiales. La operación en Líbano ha unido a los políticos del país y la oposición mostró su apoyo a la decisión de Benjamín Netanyahu de golpear con dureza a la milicia chií. Este cambio de frente ha servido al primer ministro para alejar el foco de atención de los problemas internos que tiene con las familias de los rehenes en manos de Hamás, que le reclaman un acuerdo para que los suyos vuelvan vivos a casa. Analistas militares respetados en Israel como Yossi Melman, del diario Haaretz, mostraron sus dudas con la decisión del primer ministro. «¿Tiene alguien en el Gobierno y en el Ejército un plan de salida para poner fin a la guerra en el Líbano? ¿Durará un año, como quiere Bibi? ¿Es una ilusión que los asesinatos y la destrucción de una parte importante del arsenal de misiles hagan caer arrodillarse y rendirse a Nasralá? Irán no permitirá que el Líbano sea destruido», apuntó Melman. Como ocurre en Gaza desde hace un año, los responsables en Israel de gestionar el día a día de la guerra no aclaran cuál es el plan para el día después.

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