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Internacionales

Los caballos de Troya de Putin en la UE entran en parlamentos y gobiernos

En uno de sus primeros viajes al extranjero tras el inicio de la invasión rusa, en mayo de 2022, el presidente de Ucrania Volodímir Zelenski recibió en Alemania el Premio Carlomagno. Sus discursos eran entonces ovacionados por el pleno del Bundestag en pie y no había fisuras en el apoyo alemán a su resistencia. Sin embargo, en su última visita a Berlín este mes de octubre, 87 diputados del Bundestag abandonaron la sala de plenos durante su intervención.Se trataba de los miembros del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) y del partido de extrema izquierda Alianza Sahra Wagencknecht (BSW), que confluyen en su posición prorrusa. «Ucrania no necesita un presidente de guerra, sino un presidente de paz», parafraseaba al portavoz del Kremlin el comunicado en el que AfD justificaba el boicot. BSW, por su parte, quería «enviar una señal de solidaridad con todos los ucranianos que quieren un alto el fuego inmediato y una solución negociada».Las recientes elecciones regionales en Turingia, Sajonia y Brandemburgo , en las que estos dos partidos han obtenido resultados inéditos, han puesto de manifiesto que la mitad este de Alemania, el segundo país que más ha apoyado militar y financieramente a Ucrania desde el inicio de la guerra, es ahora prorruso. Políticos de los grandes partidos han llamado también desde estos Bundesländer, en una carta abierta al Gobierno de Berlín, a reconsiderar su postura. Incluso dentro de la \'coalición semáforo\' de Olaf Scholz se han abierto debates internos sobre las entregas de armas, las sanciones a Moscú y la posible adhesión de Ucrania a la UE y la OTAN. Queda claro que el apoyo alemán a Ucrania no está escrito en piedra.Noticia Relacionada estandar Si Lituania mantendrá su línea dura respecto a Rusia tras el cambio de gobierno Rosalía Sánchez Los socialdemócratas, dispuestos a una coalición, anuncian modificaciones en la política económica y socialLas encuestas vaticinan, en otoño de 2025, una victoria conservadora de Friedrich Merz, que llama a «no tener miedo a Putin» y aboga por entregar a Ucrania los misiles de crucero Taurus, pero su determinación no oculta la división alemana, síntoma de la brecha que Putin está logrando abrir en Europa a través de políticos afines sobre los que ejerce una influencia directa.En el caso de Alemania, tanto AfD como BSW soportan sospechas de financiación rusa y china. BSW tiene sus cuentas en el banco Volksbank Poirna, cuyo director general, Hauke Haensel, adorna su página de Facebook con una foto del Kremlin de sus regulares viajes a Rusia y Bielorrusia. En cuanto a AfD, sus relaciones con Moscú son tan tupidas que la prensa alemana ha llegado a apodar al partido \' Alternativa para Rusia \'.Cesiones y diplomaciaEn otros países europeos, la influencia de Putin llega hasta el corazón de los gobiernos. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán , es el más activo de los amigos del Kremlin. No sólo se ha mantenido ajeno a las sanciones a Rusia y a las ayudas a Ucrania, sino que desde la presidencia europea por turno ha llevado a cabo una campaña diplomática a favor de un final de la guerra en el que Kiev ceda territorios a Moscú. «Si mi salud me lo hubiera permitido, me habría gustado mucho unirme a él», dijo recientemente el jefe del Gobierno de Eslovaquia, Robert Fico, sobre la visita que Orbán realizó al Kremlin. Fico es un admirador declarado de Putin y desde su Gobierno se reproducen habitualmente consignas de propaganda rusa, como la imputación del atentado que sufrió el pasado mes de mayo a la improbable autoría de las autoridades de Bruselas, una versión muy difundida en Bratislava.En las elecciones de Austria, hace apenas unas semanas, otro partido prorruso ha sido el más votado, el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ). Aunque es poco probable que su líder, Herbert Kickl , logre finalmente formar gobierno, debido al cordón sanitario establecido por el resto de partidos y que está precisamente basado en su proximidad a Putin. Así lo han dejado entrever miembros del resto de partidos que esta pasada semana han participado en conversaciones de tanteo, de cara a posibles coaliciones. «El FPÖ es parte de la red establecida de partidos extremistas favorables a Putin en Europa, con los que el Kremlin está tratando de infiltrarse deliberadamente en las democracias europeas», dice Konstantin Kuhle, del Partido Liberal Alemán (FDP), que como miembro de la Comisión de Control Parlamentario (PKGr) está al tanto de las evaluaciones de la inteligencia alemana.Para el diputado de la conservadora CDU Roderich Kiesewetter, Kickl es «un caballo de Troya de Rusia en Europa» y advierte que, en caso de que llegue a formar parte del Gobierno de Austria, «debería examinarse la cooperación con los servicios de Inteligencia alemanes y occidentales, porque debilitaría nuestro nivel de seguridad».ReutersEn Italia, mientras Giorgia Meloni mantiene una prudente distancia con Putin, su socio y ministro de Transporte Mateo Salvini tiende abiertamente lazos con Rusia. En 2017, la Liga y Rusia Unida firmaron un acuerdo político que incluía una cláusula de «intercambio de información» y Salvini sigue haciendo declaraciones favorables a Putin y a sus políticas. Tras la muerte del disidente Alexéi Navalni, dudó públicamente de la responsabilidad rusa. Y con más respaldo en las encuestas que la Liga, el fundador del Movimiento Cinco Estrellas, Beppe Grillo, aparece con cierta frecuencia en el canal de propaganda Russia Today pidiendo que Europa detenga las entregas de armas a Ucrania. En Francia, aunque Agrupación Nacional, de Marine Le Pen, ha moderado su discuso prorruso en las últimas elecciones, hay sobre la mesa informes parlamentarios que revelan su proximidad del partido a Putin.En Bulgaria, el partido ganador de las elecciones del pasado domingo, GERB, del ex primer ministro Boyko Borissov, facilitó en su día la construcción del gasoducto Turkstream a través de territorio búlgaro, construido por Gazprom Export y financiado por Gazprombank, que permitió a Rusia tomar el control energético del país. La formación ultranacionalista y populista Vazrazhdane, abiertamente prorrusa, ha sido la tercera fuerza más votada, con el 13,5%. Y en la República Checa, Acción de Ciudadanos Insatisfechos (ANO), es abiertamente prorrusa y calificada como «títere de Orbán» por el ministro checo de Exteriores, Jan Lipavský, lo que no evita que en las regionales de septiembre obtuviese una aplastante victoria en 10 de las 13 demarcaciones, con el 35% de los votos, constituyendo una grave amenaza para el Gobierno proeuropeo de Fiala en las generales de 2025.Putin lleva años engrasando sus relaciones con todas estas fuerzas políticas, dispuestas a promover una reorientación europea hacia Moscú, y últimamente ha extendido su activismo también sobre países no miembros de la UE pero con los que Bruselas establece acuerdos estratégicos migratorios. El caso más claro es Turquía, invitado especial a la cumbre de los BRICS y cuyo gobierno es cortejado por Putin en cada uno de los puntos en los que Recep Tayyip Erdogan no encuentra el apoyo que desea por parte de las autoridades de Bruselas. Erdogan tiene el segundo mayor eEército dentro de la OTAN y desarrolla una política exterior de «equilibrio» y «profundización de las relaciones con Rusia, China e India, así como de las repúblicas de Uzbekistán y Azerbaiyán». Y desde que la UE ha firmado un acuerdo fronterizo con Serbia, Putin ha comenzado también el cortejo a Aleksandar Vucic. El pasado domingo hablaron por teléfono por primera vez en dos años y medio y Vucic agradeció «especialmente al presidente Putin por garantizar que Rusia suministrará cantidades suficientes de gas a Serbia este invierno».

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